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A DOCE AÑOS DE UN CASO MACABRO

El crimen de Jéssica Ocampo: una historia de amor, locura y muerte

Podría ser un cuento de Horacio Quiroga o una ficción policial de algún reconocido escritor, pero lo cierto es que se trató de un caso real que sucedió hace más de una década en la extinta cárcel de Gualeguaychú.

Domingo, 9 de Febrero de 2025, 0:10

Redacción EL ARGENTINO

Por Carlos Riera

 

En las paredes de la ex Unidad Penal 2 de Gualeguaychú aún retumban los secretos de sus 134 años de funcionamiento. Pasó de ser la cárcel de máxima seguridad de Entre Ríos a principios del siglo XX, a convertirse en un Espacio de la Memoria. En el medio pasaron diferentes personajes, reconocidos criminales y homicidas de nuestra provincia y de otros puntos del país que recalaban en Gualeguaychú, pero hubo un caso que asombró por la magnitud de lo sucedió.

 

Marcelo Schiaffino es un hombre que en 2005 había sido condenado a 13 años de cárcel por la privación ilegítima de la libertad y facilitación de la prostitución de una menor. En otras palabras, mantuvo secuestrada y encerrada a una adolescente de 15 años, a la que obligaban a prostituirse.

Fue ella fue la denunciante de una banda dedicada a la explotación sexual de menores que funcionaba en Gualeguaychú y de la cual Schiaffino era el cabecilla. Fue por esto que recibió una pena de 13 años de prisión efectiva, mientras que sus familiares fueron partícipes secundarios y los condenaron a 3 años por la promoción de la prostitución de menores.

 

La adolescente estuvo un mes secuestrada y obligada a ejercer la prostitución. Ella relató todo y su testimonio sirvió para que a las pocas horas se realizaran las primeras detenciones en una vivienda de calle San Martín 340 y se allanó la casa de Misiones al 300, donde en diciembre del 2003 permaneció encerrada.

 

Debido a los malos tratos que recibió en su cautiverio, estuvo hospitalizada los primeros días de enero durante 48 horas. Tenía lesiones, puntazos y quemaduras; además la obligaron a prostituirse en la calle San Martín y hasta llegaron a drogarla.

 

 

Una vez que quedó firme esa condena de 13 años, Marcelo Schiaffino comenzó a cumplirla en la Unidad Penal 2 de Gualeguaychú, que por aquellos años era la única que había en la ciudad y por una cuestión de cercanía con su familia, el Juzgado de Ejecución de Penas dispuso que permaneciera en ese lugar.

 

“No sé cómo maté a esa chica”

Esa chica es Jéssica Ocampo, y quien lo dice es Marcelo Schiaffino, durante el juicio que se le realizó por el “homicidio” de la joven de 23 años en junio de 2013, a casi cinco meses del crimen que sucedido en la Unidad Familiar de la ex UP2, un lugar que tenía como finalidad “afianzar los vínculos de pareja y familia” de los presos.

 

Jéssica conoció a su asesino durante su encierro en la cárcel. Estando preso por lo ocurrido con la adolescente, Schiaffino comenzó una relación con Jéssica Ocampo un año antes de matarla a golpes. Ella vivía en la zona del barrio Munilla y era madre de una niña de un año y medio, fruto de una relación anterior y fue por esa relación que se desencadenó todo.

 

 

El 9 de febrero de 2013, Jéssica Ocampo ingresó a la Unidad Penal 2 con su hija en brazos para pasar 4 días dentro de la Unidad familiar con Schiaffino. Las horas otorgadas para este tipo de visitas iban de 24 a 96, según lo solicitara el propio interno, y en este caso Schiaffino había pedido el máximo de tiempo.

 

En realidad, eran 96 horas mensuales que el interno podía tomarlas todas juntas o fraccionarlas, dependiendo de la disponibilidad del espacio, pero no se podía ingresar más de una vez por semana en ese momento. Eso ya hoy no existe con esta modalidad a causa de lo sucedido con este caso: actualmente es por cuatro horas la visita conyugal, dos veces al mes.

 

Pero en ese momento la ley era otra y fue durante ese lapso que Schiaffino golpeó con sus puños y patadas a Ocampo hasta matarla. Incluso ella tenía signos de estrangulamiento. El motivo, y si bien el asesino no se atrevió a revelarlo en el juicio, se supo que se debió a que ella no quería ir más a verlo. No quería seguir con la relación porque estaba por volver a relacionarse con el padre de la nena que tenía; y eso provocó la reacción del asesino.

 

Pasaron 48 horas hasta que Schiaffino llamó a la guardia para informar que había matado a Jéssica Ocampo, delante de la niña que jugaba al lado del cuerpo inerte de su madre, que yacía tendido sobre la cama dentro de la Unidad Familiar.

 

El ex jefe de Policía de Gualeguaychú, Jorge Luis Lázzari, y el subjefe Vicente Giménez, dando explicaciones a la familia de la víctima tras conocido el crimen. Gentileza Pablo Bianchi

Quien era director de Institutos Penales de Entre Ríos, Horacio Pascual, relató en ese momento que, “en el almuerzo, él abre la puerta, pide el alimento para los tres y dijo que la señora estaba duchándose y como se escuchaba el agua y la nena estaba caminando en forma normal en el pasillo, no dio la posibilidad de que se pensara en este hecho”.

 

Luego de dar aviso de lo que había hecho, los guardias ingresaron a la habitación, donde además había una cocina y un baño, y encontraron a Ocampo muerta.

 

Demostrar que eran pareja

En los primeros días de julio de 2013 se realizó el juicio en los Tribunales de Gualeguaychú. No había mucho por discutir, porque de entrada Marcelo Schiaffino reconoció su autoría y pidió perdón a sus familiares. Lo más importante pasaba en probar la relación de pareja que había entre víctima y victimario, lo cual iba a ser clave en la graduación de la pena.

 

Schiaffino llegó a la Sala de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú fuertemente custodiado, con chaleco antibalas, desde la cárcel de Federal, a donde había sido trasladado tras el crimen para preservar su integridad física de los otros internos de la UP2.

 

"Múltiples golpes de puño y puntapié en rostro, zona lumbar y genital, lesiones internas y externas, que le ocasionaron la muerte a Ocampo", leyó el fiscal Lisandro Beherán en su alegato de apertura en el inicio del juicio que presidió Alicia Vivian. Ahí se conoció que el cuerpo de la víctima se encontraba en ropa interior y recostado - boca arriba - sobre la cama de dos plazas de la habitación de la Unidad de Vínculo Familiar.

 

Marcelo Schiaffino tenía 38 años en ese momento y tenía 10 hijos, fruto de relaciones que había mantenido con cuatro mujeres, a pesar que ya había pasado la mitad de su vida en prisión. Cuando le tocó el turno de hablar dijo: "Pido disculpas a la familia y a la sociedad. Ya me hice cargo de los hechos, no sé qué más declarar". Detrás de él, toda la familia de Jesica Ocampo, sus 10 hermanos, padre y madre, descreyeron totalmente del perdón del asesino, a tal punto que Vivian les advirtió que por cualquier otra palabra fuera de lugar iban a ser retirados de la Sala.

 

Desde un primer momento, como ya estaba aclarada la autoría del hecho, el fiscal Beherán trató de demostrar que entre Ocampo y Schiaffino existía una relación de pareja. Le preguntó al imputado con qué motivo había concurrido Ocampo a la Unidad Penal el 9 de febrero de 2013. Schiaffino respondió: "a verme a mí". "¿Y en carácter de qué? - repreguntó Beherán - "teníamos una relación de amistad. Una relación amorosa", respondió. Y "¿Qué pasó el 12 de febrero?", fue la gran pregunta que esperaba todo el auditorio, expectante de lo que respondía Schiaffino. Con la misma indiferencia con la que entró a la Sala describió: "yo le pegué a Jéssica con las manos y con el pie, estuve un tiempo largo (pegándole) y todo fue por una discusión entre ella y yo", y no quiso agregar nada más al respecto.

 

Marcelo Schiaffino durante su declaración en el juicio, donde reconoció la autoría, pero trató de desvincularse de una relación amorosa. “Cada uno tenía su pareja”, dijo

En su declaración anterior ante el Fiscal había sido más explícito en este punto, había relatado que el lunes 11 - el día anterior a conocerse el crimen - Jéssica había salido de la UP2 hacia la casa de su ex marido, muy cerca del penal, en el barrio Munilla, donde fue a "tomar merca y a tener relaciones". Que a su regreso a la cárcel se originó la discusión porque le habría dicho que él no era lo suficientemente hombre.

 

"A raíz de esa discusión le pegué, pero nunca quise matarla, la quise reanimar, le hice respiración boca a boca", fue la explicación de Schiaffino sobre lo ocurrido, hasta que finalmente se dio cuenta que la joven de 23 años estaba muerta por los golpes que recibió.

 

"La llevé a la cama y la dejé acostada hasta el otro día que le avisé al guardiacárcel", contó el imputado, lo que aclara que el crimen ocurrió por la noche del lunes 11. Schiaffino terminó con la mano muy hinchada a causa de los golpes, pero fue recién al mediodía del martes 12 cuando dio aviso sobre lo ocurrido.

 

Cuando el representante de la querella, Raúl Jurado, certero en su pregunta le señaló por qué había esperado tanto en dar aviso de la muerte de Ocampo, Schiaffino respondió para sorpresa de todos: "porque quería estar con ella".

 

Sabiendo cuál era la estrategia de la Fiscalía, el imputado trató en todo momento de desprenderse del vínculo que tenía con Ocampo. Contó que se conocieron cuando él trabajó en el sector panadería y que la relación comenzó vía telefónica, hasta que finalmente ella lo visitó en la cárcel. Quedó demostrado que desde seis meses antes del crimen, ella lo visitaba junto a su pequeña hija de un año y medio.

 

El defensor Pablo Ledesma trató de derribar la posibilidad de una relación de pareja, pero esto volvió a quedar demostrado cuando se leyó sobre los ingresos de Ocampo al penal y cuando Schiaffino pidió un permiso especial al Juez de Ejecución de Penas, Carlos Rossi, para visitar a "su pareja internada en la Sala 6 del Hospital Centenario".

 

"No estaba consciente de lo que hice, no sé cómo maté a esa chica", fue lo poco que pudo decir Schiaffino.

 

Finalmente, Marcelo Schiaffino fue condenado a prisión perpetua por "homicidio agravado por el vínculo”. Actualmente tiene 50 años y cumple con la pena en la cárcel de Gualeguay.

Temas:

Crimen Cárcel Gualeguaychú Homicidio Ocampo Schiaffino
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