La nueva Estrategia de Seguridad Nacional presentada por el gobierno de Estados Unidos generó un quiebre sin precedentes con Europa.
Redacción EL ARGENTINO
El documento, que redefine la política exterior norteamericana, anticipa un “eclipse civilizacional” europeo y propone un giro drástico en la relación transatlántica, lo que provocó rechazo inmediato en las principales capitales del continente.
El texto plantea un retorno a la doctrina Monroe, ahora reinterpretada bajo un “corolario Trump” orientado a reforzar la supremacía estadounidense en América Latina, endurecer la guerra contra el narcotráfico y sostener una ofensiva contra Venezuela. También propone un reajuste de la presencia militar global y nuevas alianzas en el Indo‑Pacífico para contrarrestar a China.
Europa ocupa un lugar central en el documento, que acusa al continente de “declive económico”, crisis de identidad, políticas migratorias desestabilizadoras y censura a la oposición. La Casa Blanca sostiene que la región enfrenta un riesgo civilizatorio y alienta el avance de los llamados “partidos patrióticos”, en referencia a las fuerzas de extrema derecha que crecieron en Alemania, España, Italia y Francia.
El texto critica además el apoyo europeo a Ucrania y sugiere que la falta de paz se debe a la “subversión de los procesos democráticos”. Para analistas europeos, esta narrativa podría justificar un plan de paz negociado directamente entre Washington y Moscú, sin protagonismo europeo.
Reacciones al documento
Las reacciones fueron inmediatas. La eurodiputada Valérie Hayer calificó el documento como “inaceptable y peligroso”, mientras que el canciller alemán Johann Wadephul afirmó que Berlín no necesita “consejos externos” sobre libertad de expresión. Especialistas en relaciones internacionales advirtieron que la estrategia implica una injerencia directa en la política interna europea y reclamaron fortalecer la autonomía estratégica del continente.
El debate también reavivó discusiones sobre la capacidad militar europea. Aunque el continente posee un volumen significativo de armamento, persisten problemas de coordinación, logística y mando unificado. La dependencia de Estados Unidos sigue siendo un factor clave, especialmente en el marco de la guerra en Ucrania.
Mientras Europa analiza el impacto de esta nueva doctrina, Washington se prepara para publicar su Revisión Mundial de Fuerzas, que definirá el futuro del despliegue militar estadounidense en la región.