
La salida de multinacionales del país se convirtió en un fenómeno ineludible bajo la presidencia de Javier Milei.

Redacción EL ARGENTINO
El “error” de abril que aceleró la salida de las multinacionales . Resulta paradójico que mientras el mandatario recibe ovaciones en foros empresariales, crece la lista de grandes compañías que abandonan la Argentina. Exxon Mobile, Petronas, Total Energies, Equinor, Procter & Gamble, HSBC, Walmart, Falabella, Latam, Norwegian, Qatar Airways, Shell, BASF, Glovo, Nike, Carrefour y Danone —entre otras— ya se fueron o anunciaron que lo harán pronto.
Este proceso, que no comenzó con el actual Gobierno, se aceleró por un giro en la política cambiaria que, lejos de atraer inversiones, abrió una puerta de salida más accesible para las empresas. “El gran error fue la liberación parcial del cepo en abril”, sostuvo un economista que asesora a firmas extranjeras. La medida, pensada para aliviar tensiones y acercarse a la promesa de un mercado libre, tuvo un efecto inverso: abarató el costo de fuga.
El problema central es el cepo para el giro de utilidades. Aunque operar en Argentina puede ser rentable, muchas compañías se enfrentaban a un obstáculo insalvable: no podían enviar sus ganancias al exterior. En un intento por mostrar avances, el Gobierno cambió el esquema del crawling peg hacia una flotación con bandas. Esto redujo la brecha cambiaria, lo que a su vez volvió más barato el contado con liquidación (CCL), la herramienta financiera que permite cambiar pesos por dólares legalmente.
Hasta abril, cerrar operaciones implicaba asumir una pérdida por la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el financiero, que superaba el 30%. Tras el cambio, esa brecha se redujo a menos del 5%. Así, el CCL pasó de ser un “peaje caro” a una “salida eficiente”, según describió un gerente de multinacional. “No es que las empresas no quisieran irse antes. Es que no podían pagar el costo de irse. Ahora sí”, agregó.
La decisión oficial priorizó liberar el cepo solo para ahorristas individuales, probablemente por motivos electorales. Pero al no extender esa flexibilización al giro de dividendos empresariales, el Gobierno dejó a las multinacionales sin incentivos para permanecer. Y, de hecho, con una oportunidad financiera clara para abandonar el país.
El efecto colateral fue evidente: lejos de consolidar la confianza, la política de “liberación parcial” le dio a las empresas el mecanismo que necesitaban para concretar una retirada que ya venían evaluando. Como advierten los analistas, “no es que cerraron porque el mercado empeoró: se fueron porque, por primera vez en años, les resultó barato hacerlo”.
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