
Un grupo de vecinos del barrio Francisco Ramírez se volvió a reunir para reclamar por más seguridad. Según los manifestantes, la situación no ha cambiado desde la protesta del 30 de diciembre pasado y continúan enfrentando los mismos problemas de robos y venta de drogas en cualquier horario.

Redacción EL ARGENTINO
A pesar de la presencia policial durante la tarde y noche, los vecinos relataron que los delincuentes siguen robando, y que la venta de drogas continúa siendo una constante.
“Lamentablemente, tenemos que acostumbrarnos a vivir pensando que nos van a robar. Estamos cansados de vivir así. Todos sabemos quiénes son las personas que roban, que venden drogas y que cubren a los ladrones. Estamos hartos de verlos, de tener que convivir con eso y que nadie haga nada”, explicó una vecina de Francisco Ramírez para EL ARGENTINO.
“Acá hay un montón de problemas: los delincuentes, gente que vende drogas, la Policía que está atada de pies y manos, y la Justicia que no hace nada. Cada vez que llegamos al barrio, tenemos que sacarle la batería a los vehículos para evitar que nos las roben”, comentó otro vecino del barrio.
La presencia policial y los mismos delitos
Para los residentes del 338, la situación sigue siendo la misma que antes de la protesta del 30 de diciembre de 2024, cuando una gran manifestación se congregó en Nágera y Gervasio Méndez para exigir más seguridad en el barrio.
“Lo que ha cambiado desde aquella marcha hasta hoy es que ahora contamos con presencia policial. Pero eso no soluciona nada, porque los mismos delincuentes de siempre saben a qué hora pasan o hasta qué horario cubren la guardia”, explicaron.
Los vecinos argumentan que, a pesar de la presencia policial en el barrio, un solo patrullero no es suficiente. “¿Qué puede hacer un solo policía que llega en su propia bicicleta y se para en medio de la calle, frente a la plaza, si ve un hecho delictivo? Nada, es simple”, aseguraron.
Muchos padres temen por la seguridad de sus hijos. “Vivimos con mucho temor. Vemos cómo nuestros hijos llegan a casa después de haber sido interceptados por los mismos delincuentes de siempre. Mi hijo ya no puede venir más en bicicleta porque tiene miedo de que lo roben. Esto implica que lo llevemos y traigamos de la facultad”, expresó una vecina.
No solo los hechos delictivos son motivo de preocupación para la gente, sino también la convivencia diaria. “Cada vez estamos más encerrados. Vivimos situaciones de peleas, ruidos molestos, gente borracha que molesta a vecinos que trabajan y tienen niños pequeños. Es muy complicado convivir con estas personas que la policía ya sabe quiénes son, los de siempre”.
Finalmente, los vecinos que han vivido en el barrio desde su inauguración lamentan ver cómo la situación empeora día tras día. “Yo vivo acá desde que el barrio se inauguró. Todos mis hijos crecieron aquí. Puedo decir que en el 338, los que vinimos de esa época somos unos 30 o 50 como mucho, porque no somos más. Pero la problemática de ahora comenzó cuando la droga entró en nuestro barrio a través de un grupo de personas. Desde entonces, todo ha ido de mal en peor”, aseguró uno de los residentes.
Cruces de acusaciones
Los vecinos no solo expresaron su descontento por la situación que enfrentan a diario, sino también por el comportamiento de los políticos actuales. “La concejal María José Carro salió a decir que el barrio 338 es el más peligroso de la ciudad porque ahora le tocó a ella vivir un robo en su propiedad. Sin embargo, nosotros venimos reclamando esta situación desde hace años. ¿Por qué no está con nosotros? ¿Por qué no se suma a nuestro reclamo para buscar soluciones a este problema?”, cuestionaron.
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