
La fiscal Martina Cedrés requirió una de las penas más altas por el delito que se le imputó a un hombre que durante años abusó de su hija adolescente.

Redacción EL ARGENTINO
Este lunes por la mañana se desarrolló la última audiencia en el juicio que se le inició la semana pasada a un hombre de 55 años que fue acusado por su propia hija de los padecimientos que sufrió entre 2020 y 2023, que si bien no se trataron de abusos con acceso carnal, fueron igual de dolorosos por ser hechos cometidos por su propio padre biológico.
En la audiencia de alegatos de clausura, la representante de la acusación reiteró cada uno de los elementos de prueba que fueron producidos en la etapa investigativas y reproducidos en el debate, por lo que requirió 13 años de prisión efectiva, casi la pena máxima estipulada para el delito de corrupción de menores agravada por el vínculo.
Por su parte, la defensa del acusado, representada por Matías Farías, solicitó la absolución del imputado por considerar que no estaba probada la acusación fiscal, y que en caso de que el juez Mauricio Derudi entienda que existió delito, se lo condene por una figura penal más leve y excarcelable, como ser el abuso sexual simple. El adelanto de veredicto se conocerá el próximo martes 25 de marzo.
La adolescente tenía 14 años cuando comenzaron las insinuaciones de su padre, que estaba separado de la madre biológica de la menor. Los episodios ocurrían cuando la menor concurría a la casa del hombre, en donde el imputado realizaba “actos de contenido sexual con la finalidad de desviar el libre crecimiento y desarrollo sexual de su hija”, denunció la fiscal Cedrés a EL ARGENTINO la semana pasada antes del inicio del debate.
Cedrés lo imputó por “corrupción de menores agravada por el vínculo”, una acusación que tiene penas que llegan hasta los 15 años de prisión cuando se aplica el agravante en que la víctima es amedrentada, sufre abuso de autoridad, violencia o amenaza, y el autor es un “ascendiente, cónyuge, hermano, tutor o persona conviviente o encargada de su educación o guarda”.
La acusación intentó demostrar en el juicio que la conducta del imputado fue realizada con conocimiento y voluntad por un periodo prolongado de tiempo, en que fue humillada la víctima. Para ello se contó con los testimonios de la madre, hermanos y amigas de la joven que -en algunos casos – fueron testigos de algún episodio de abuso.
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