Con la banda del Gordo Valor como nave insignia, los robos a camiones blindados llegaron a ser una noticia casi cotidiana en los años '80 y '90, pero esos tiempos parecen haber quedado atrás dado que el delito en la Argentina mutó a otros blancos.
Martes, 25 de Noviembre de 2014,
1:18
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La mutación de la delincuencia se corresponde con cuestiones de conveniencia para las bandas criminales y el país es uno de los que menos hechos registra, junto a Uruguay, en el mapa latinoamericano.
El sangriento intento de asalto a un blindado de la empresa Prosegur, ocurrido el 20 de enero pasado en la localidad de Moreno, el cual terminó con un jubilado muerto, pareció un hecho aislado y alejado de los furiosos años '80 y '90, cuando llegaban a suceder diez golpes contra camiones de caudales por mes.
La tecnología aplicada a la seguridad de los recorridos y al blindaje de los camiones, hace que la actividad delictiva que tiene como blanco a los caudales no llegue a representar un "costo-beneicio" aceptable para las bandas.
"Se necesita mucho armamento, gente capacitada y encima capaz que sale mal", sostuvo un alto directivo de Prosegur.
La multinacional de origen español es la que cada día tiene en sus manos la circulación de 150 millones de pesos proveniente de la circulación de caudales del 70 por ciento de los supermercados y alrededor de nueve de cada diez bancos de la Argentina.
Esta compañía implementó desde la década pasada una serie de medidas para mejorar la seguridad en el transporte del dinero.
Desde hace varios años, los pesados vehículos cuentan con blindaje RB4 (nivel de resistencia balística), que le permite soportar los ataques con fusiles FAL, de utilización usual por parte de las megabandas de los '80 y '90.
Los pesados transportes soportan disparos calibre 7,62 milímetro (la bala que usa el FAL) y 5,56, proyectil que tienen los estadounidenses M16.
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