No hay caso, la vida de Martín Palermo es de película. Ni Steven Spielberg o el propio Juan José Campanella hubieran imaginado una historia como la del rubio delantero que ayer escribió una página más en su increíble campaña deportiva, ahora vestido con la camiseta de la Selección Argentina.
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Hablar de Palermo es hablar de un goleador cuyo reconocimiento excede la camiseta de Boca donde juega y rompe redes partido a partido. Palermo tiene carisma y por eso la gente lo quiere, lo reconoce y ayer seguramente el gol de Martín, por más que no hizo más que sellar un triunfo claro de la Selección, se ha gritado en todo el país.
Puede sonar a perogrullada hablar justo hoy de Palermo, cuando si no hubiera entrado en el partido o no hubiera convertido, nadie le hubiera dedicado una sola letra, pero la historia de Palermo siempre tiene una página por escribir y ayer nos hizo emocionar a todos los argentinos, marcando el gol que liquidó el partido.
Lo cierto es que con otro gol histórico de Palermo, Argentina sigue ganando y alimenta sus ilusiones en el Mundial. Palermo, siempre Palermo, entendió que su vida de película debería tener algún capítulo en un Mundial y ayer nos hizo delirar a todos los argentinos.