
Una cabo primero se disparó en la sede del 911 de Paraná. Estaba con licencia por estrés laboral y permanece en grave estado.

Redacción EL ARGENTINO
Una policía de 35 años resultó gravemente herida este lunes al dispararse con su arma reglamentaria en la sede del 911 de Paraná, ubicada en la zona conocida como “las cinco esquinas”. Según confirmaron fuentes policiales, el hecho ocurrió cuando la cabo primero se disponía a entregar su pistola en el marco de una licencia por razones de salud mental.
El episodio reaviva la preocupación por el impacto del estrés y las condiciones laborales en las fuerzas de seguridad de Entre Ríos, donde ya se registraron cinco suicidios de efectivos en lo que va del año. Tras el disparo, la mujer fue trasladada de urgencia al Hospital San Martín y, al cierre de esta edición, su estado era reservado.
En el lugar del incidente trabajó personal de Policía Científica para llevar adelante las pericias correspondientes. Aunque aún no hay confirmación oficial sobre las causas del hecho, todo indica que se trató de un intento de suicidio en el momento previo a la devolución del arma, tal como lo establece el protocolo vigente para quienes se encuentran en uso de licencias por motivos psicológicos.
El caso se suma a una serie de episodios trágicos que sacuden a la institución. Entre las víctimas fatales de los últimos meses figuran María Núñez, Natalia Ruiz Moreno, Nicolás Gervasoni, Víctor Taborda y Agustín Monzón, todos policías jóvenes que se quitaron la vida en distintos puntos de la provincia.
Las muertes motivaron una inusual declaración del ministro de Seguridad, Néstor Roncaglia, quien reconoció en redes sociales que “la función policial genera un alto nivel de estrés” y aseguró que “la institución trabaja para brindar acompañamiento psicológico a su personal”.
En paralelo, el gobierno provincial recordó que se encuentra habilitada la línea gratuita 0800-777-2100, destinada a atender urgencias en salud mental. La herramienta, activa desde 2022, articula con hospitales y fuerzas de seguridad para dar respuesta rápida ante situaciones críticas.
No obstante, desde distintos sectores —incluso dentro de la propia fuerza— se cuestiona la efectividad de los programas de asistencia y se reclama una revisión integral de las condiciones de trabajo, los protocolos internos y el acompañamiento real que se brinda al personal afectado.
La gravedad del hecho ocurrido en Paraná reabre el debate sobre la salud mental en las fuerzas de seguridad y expone, una vez más, la necesidad urgente de abordar el problema con mayor profundidad, presupuesto y empatía institucional.
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