
Para Lozano el juego es responsable de la ludopatía y de la destrucción de la economía familiar, además propuso que paulatinamente el Estado busque otros recursos para financiar los programas sociales, cuyos fondos lo obtiene del juego de azar.

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El obispo de Gualegualeguaychú monseñor Jorge Lozano, estuvo ayer reunido con los concejales del bloque FpV y Color Gualeguaychú, para analizar el impacto socio económico que acarrea el juego a las familias de la ciudad.
El encuentro se realizó en el salón del HCD, y duró más de una hora, donde se dio un profundo debate entre los concejales, tras escuchar la exposición del obispo. Esta rueda de reuniones que comenzó el jueves con el padre José María Aguilar, continuará la semana que viene con ATE y los psiquiatras de la ciudad.
“Esta oferta de juego comenzó en su momento como una forma de promover el turismo pero con el tiempo pasó a ser una oferta de juego para participante locales y es lo que vemos en el casino local como en otras ciudades. Si uno recorre la sala cerca del mediodía ve que hay gente que entra, que sale del local y lamentablemente es una adicción que se fue extendiendo entre las mujeres”, remarcó Lozano ante la mirada atenta de los concejales.
“Hace dos décadas atrás (el juego) era una adicción más propia del varón y hoy son mujeres las que se aceran en general las amas de casas y esto incide en la economía familiar, porque lo que se gasta en el juego no se gasta en una mejor alimentación o calidad de vida, sabiendo que las posibilidades de ganar son muy remotas”, dijo el obispo.
“La gente toma ir al casino como una distracción”, manifestó al concejal Myrna Carrazza “hay mujeres que están solas y lo toman como un entretenimiento, que puede terminar con resultados nocivos”.
Lozano se mostró preocupado por este tipo de ofertas de juego que al ser en horarios tan extendidos que “tiene una incidencia negativa en el común de la gente”.
En tanto reconoció que desde el juego se financian programas sociales y ayudas puntuales para obras de beneficencias.
En este aspecto propuso que: “Hay que buscar un camino gradual para buscar fuentes de financiamiento para estas actividades legítimas y nobles de promoción humana, no estamos diciendo que no exista más el Iafas, sino que debemos buscar otras formas de recaudación que permitan sostener la necesidad de estos programas sociales”, dijo.
A su vez Lozano recordó que “este tipo de negocios están vinculados al lavado de dinero y negocios en sombras o penumbras”, pero no quiso ahondar más en el tema.
La apreciación de los concejales
Luego de la presentación del obispo entre los ediles se generó un debate sobre el futuro de la actividad, donde primó un denominador común que es respetar la sala de juego que ya está funcionando y analizar en profundidad a futuro inversiones orientadas a ese rubro. “Vemos que una solución que podría comenzar a regir, sería reducir el horario de servicio. Si bien uno lo ve con fines turísticos, pero se puede llegar a analizar una ampliación del horario los fines de semana largo o en épocas de turismo, pero durante los días de la semana habría que restringir el horario de atención. Esto sería una herramienta para evitar que el vecino gaste su dinero en el juego”, explicó Amalia Peroni.
“Tenemos que ver que si bien hay gente que tiene esta enfermedad, también hay personas que van al casino y no están enfermas” -señaló Leonardo Martínez- “lo hace porque se siente sola, no le gusta estar en la casa y para esa persona es una recreación, dispone de un dinero para jugar sin que esta acción le afecte las finanzas de su hogar. Es una manera de entretenerse de la misma manera que otras personas juegan a las bochas y hacen gimnasia. En el transcurso de estas conversaciones hay personas que asisten al casino como esparcimiento y se siente tocada, porque dice voy al casino, no veo nada raro y es una recreación sana para mí”.
Marina Sosa, consideró que: “No podemos pretender que el casino que hoy está funcionando cierre sus puertas, el desafió es pensar, necesitamos más salas o ya tenemos suficientes, la que está se debe controlar más, se necesita pensar en cambios de hábitos, pero el tema es ¿Necesitamos abrir más salas?”.
En este sentido Juan Maya preguntó a la mesa: “¿Nosotros como representantes del Estado vamos a promover este tipo de inversiones?, nosotros convocaríamos a nuestros familiares a que vayan al casino ¿Esto es lo que nosotros vamos a promover socialmente?
Jorge Carrozzo en cambio, se refirió a que por la gran oferta del juego es la gente de menores recursos, la que cobra planes sociales del Estado, la que más se siente atraída a gastar su dinero.
“El Estado subsidia y lamentablemente es esa gente la que está a las 2 de la tarde, yo vivo a cuatro cuadras del Casino y los veo pasar. Estas son empresas privadas que no la podemos cerrar, pero tenemos que buscar alternativas que permitan zonificar esta actividad”, agregó.
Pedro Vela refutó el concepto de Carrozzo y opinó que: “Los que cobran los planes sociales es parte de la trama social de Gualeguaychú, así como los que tienen mucho dinero van a jugar a otro lado”.
El debate continuará las semana que viene, donde se escucharán a la opinión de los mismos empleados que traban dentro de la sala. La cuestión será ahora si los directivos de Newtronic, la empresa que regentea el casino en la ciudad, también se animarán a exponer sus ideas sobre esta temática.
Por Diego Elgart
EL ARGENTINO
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