
Sebastián Morales tiene 36 años y es oriundo de Gualeguaychú. Hace unos días, un canal porteño le hizo un reportaje mientras comía en un parador, en la calle, junto a su hijo. El video se hizo viral y muchas personas le dieron una mano. Hoy, necesita trabajar y volver a tener “una vida normal”.

Redacción EL ARGENTINO
Por Luciano Peralta
“Vinimos corriendo desde Ciudadela, estamos a más de una hora de viaje. El gobierno nos dio una habitación, gracias a Dios, pero no más. Pero, bueno, por lo menos hay un techo”, dice Sebastián Morales, todavía sentado, bandeja de comida en mano, en el cordón de la vereda. A su lado, Yamal, su hijo de 9 años que, el domingo siguiente, cumpliría los 10.
La cámara de Crónica se dispone a escuchar su historia: “Se hace muy complicado, porque estoy solo con él y, nada, la comida es muy importante. Junto para la habitación, pero no logro hacer para la comida”.
“Soy gastronómico, puedo trabajar en restaurantes, puedo trabajar en empresas de limpieza, pero con el tema de la jornada laboral, los horarios del colegio, eso me está complicando mucho, la estabilidad, la economía, todo”, dice, antes de contar que es entrerriano, oriundo de Gualeguaychú. “Yo tiré 20 currículos esta semana y de los 20 no picó ninguno. O sea, ni a una entrevista me han llamado y es algo como triste, porque es pedir un plato de comida, salir corriendo al otro comedor, para buscar otro plato”, dice le hombre de 36 años y se quiebra en llanto.
Le entrevista sigue, Sebastián y su hijo ahora están de pie. El relato es crudo y atractivo para la TV. La historia es triste y atrapa la atención de la audiencia porque es la historia de miles: la crisis económica se profundiza y vivir tranquilo es un anhelo que cada vez les queda más lejos a las mayorías empobrecidas. Gana la urgencia y la angustia de siempre correr de a atrás.
[{adj:83924 ]“Trato de hacer lo que es mejor, tengo errores como padre, como hombre, pero no tengo un manual para ser padre. Pregúntale a él, si quiere, qué tenía hoy para desayunar: no teníamos nada para desayunar. Y no tener para desayunar es muy triste ya, las cuatro comidas son necesarias para una criatura, ¿me entendés? Yo eso lo aprendí. Pero esta situación ya no da para más”, dice, entre lágrimas.
La nota sigue, dura más de diez minutos, el hombre expone su situación límite y, entre otras cosas, ensaya una clara descripción de lo que vive la sociedad argentina: “El clase media ya no es clase media, está en la clase baja, y la clase más baja, es más baja todavía. Nosotros quedamos más abajo que la clase baja. Ya somos los olvidados”. Toda una sentencia.
Las palabras de Sebastián generan angustia, una angustia compartida. Porque ese “no se puede más así” lo vivimos, de alguna manera, todos. Los que tenemos trabajo, techo y comida, también. “Quiero ser normal”, dice el gualeguaychuense en un par de oportunidades. Y la normalidad de la que habla es: trabajo, techo y comida. Muy básico para la dignidad de cualquier persona. Hoy son millones las que no tienen ni una, ni otra, ni la otra. Aunque no aparezcan en los móviles de Crónica.
[{adj:83925 ]La entrevista sigue y el recorte de Tik Tok, que se viraliza en apenas unas horas, anuncia que desde el piso del canal juntaron $3.025.952,86 para Sebastián y su hijo. “Lo juntaron ustedes, con su solidaridad”, dice la conductora y muestra la cifra a cámara.
“Quiero tener una vida normal”
Sebastián Morales es un pibe de barrio. Aunque ya no es un pibe. Nació y creció en el barrio Eva Perón, popularmente conocido por la cantidad de viviendas que lo conforman (348), en la zona oeste de la ciudad. De gurí hizo la vida de cualquier chico de la zona y de más grande se codeó con lo bueno y con lo malo de la vida.
A los 18 años se fue a vivir a Buenos Aires, y se instaló en Lanús, donde formó una familia. Pero las cosas no funcionaron y, de un momento a otro, quedó en la calle con su hijo. “Se me empezó a hacer cada vez más difícil conseguir un alquiler y poder bancarlo, porque estaba sólo con mi hijo. En un momento perdí la estabilidad, yo estaba deprimido, muy mal, pero con mi hijo nos cuidábamos uno a otro, él fue a lo que me aferré para poder seguir”, expresa, ahora, en diálogo con EL ARGENTINO.
“Necesito volver a trabajar, tener mi departamento para alquilar, un lugar digno para mi hijo, necesito hacer una vida normal. Ahora me reglaron una bicicleta y voy a empezar a hacer delivery a la mañana”, cuenta Sebastián, quien dedica sus días a criar a su hijo y a generar el dinero suficiente para sobrevivir. “Yo me encargo de mi hijo, de la tarea, del colegio, empecé a endeudarme para comprar comida y, en un momento, exploté. Fue como lo conté en la nota: yo quiero tener una vida normal. Mi hijo tiene todas las vacunas, estudia, hace deportes, pero me siento muy vulnerable acá por ser varón. No es fácil. Por ejemplo, no hay paradores para varones con chicos. Los hogares que hay son para mujeres, entonces todo se nos complica”.
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“Hoy, mucha gente con título que está viviendo en la calle, eso lo ves todos los días. Mucha gente fue expulsada de la sociedad, está ahí, en la calle, pero está fuera de todo”, grafica.
Después de la nota en la TV, más de cien personas se contactaron con Sebastián para regalarle ropa, comida, un corte de pelo, dinero, una bicicleta y varias cosas más. También recibió la plata que habían juntado en el canal para él y su hijo y, con la ayuda de personas que le dieron una mano, la puso en un plazo fijo. “Es algo muy lindo, nunca me hubiese esperado esto, es una caricia al alma”, dice. Aunque tiene los pies en la tierra: “Está bueno, pero vivimos el día a día. Ahora quiero volver a tener un trabajo estable, un sueldo cada mes, quiero que me hijo tenga un futuro mejor al que yo tuve. Que estudie y que pueda crecer. Tener los problemas que tienen todos, pero no como esto, hoy vivimos en el abismo”, expresó.
-Si alguien quiere contactarte, ¿Cómo hace?
-Poné mi teléfono (2257 50-5695). Lo que necesito es trabajar. Mucha gente de Gualeguaychú va y viene a Buenos Aires, por ahí alguien me puede dar una mano.
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