
Eduardo Irazu, Técnico en turismo e integrante de la Asociación de Gastronómicos y Hoteleros y del Consejo Mixto de turismo planteó la necesidad de que todos los sectores involucrados en el bienesta
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Los alojamientos en casas de familia son una cuestión que se presenta cada verano.
Surgen situaciones en las que pueden salir perjudicados quienes pagan por un alojamiento y también, a la inversa.
Esto era más complejo antes de que el Colegio público de corredores inmobiliarios tuviera a su cargo el listado de casas de familia en condiciones de ser alquiladas
“A partir de la profesionalización de la carrera de corredores públicos e inmobiliarios se comenzó a trabajar con las inmobiliarias que quisieran trabajar con turismo”, recordó Irazu, agregando que “en 2002 se crea el Colegio de corredores públicos e inmobiliarios y se empezó a tratar este tema”.
“Hace unos años nosotros presentamos el proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante, que aprobó la Ordenanza que regula los alojamientos turísticos en casas de familia, que establece que el colegio público de corredores inmobiliarios se hará cargo de las operaciones que se hagan entre turistas y los propietarios de los inmuebles”.
“En general -continuó- el turista pregunta por teléfono a la Dirección de Turismo y allí se le informa que hay un listado de inmobiliarias para satisfacer esta necesidad. Además, este listado figura en el folleto que se le entrega a quien ingresa a la ciudad, en el Operativo bienvenida”, señaló.
Se han dado situaciones como la de quien alquiló su casa para cuatro personas y luego se encontró que allí había un número mayor. ¿Que se hace en estos casos? preguntó EL ARGENTINO, a lo que Irazu respondió “cuando se toma una reserva se pregunta cuantas personas son, si se trata de un grupo mixto o no. En base a esto es el ofrecimiento que hacemos. Pedimos un depósito bancario y cuando el responsable de este alquiler llega a Gualeguaychú paga el saldo y es enviado a la casa alquilada”. “Cuando el número excede lo pautado, el dueño de casa tiene la obligación de llamarnos”, afirmó y destacó “esta es una gran diferencia que tenemos con los que operan en la calle. En mi emprendimiento me ocupo de manera personal de controlar el cumplimiento de las condiciones del alquiler como también, del comportamiento, para e caso de molestias a los vecinos”.
Haciendo el planteo al revés, esto es, si se alquila una casa con todas las comodidades y al llegar al lugar éstas no son aquellas por las que se pagó, Irazu dijo “nosotros no alquilamos casas por teléfono, sino que vamos y verificamos lo que se nos dice y en base a las comodidades, se fija el valor del alquiler. Cuando no se dan las condiciones devolvemos el dinero, conseguimos algo igual o mejor”.
También está la cuestión de las pérdidas que puede sufrir un propietario si quien alquila se lleva algo de lo que está en la casa. Por esta razón preguntamos si previo al ingreso se hace un inventario, a lo que dijo “yo no lo hago. Cuando veo que la casa tiene cosas de valor, pido a sus dueños que las retiren. Y así como el dueño entrega la llave a la gente cuando ingresa, es él quien debe controlar cuando los inquilinos se van. En doce años que llevo en este trabajo no he tenido este tipo de problemas, quizá se deba a que tomo todos los datos de quienes alquilan”.
Como contrapartida, cabía preguntar si se exige algún seguro a los propietarios, además de que las distintas instalaciones estén en óptimas condiciones para albergar gente.
“Por suerte no hemos tenido un siniestro”, dijo agregando “la ordenanza que mencioné habla de que el responsable es el dueño y también el mediador, que debe ver en qué condiciones está el inmueble. Es un tema delicado. Pero esto surgió como ayuda a los dueños de casas de familia, a los que se pidió colaborar cuando hubo una saturación de las plazas hoteleras. Y el temor radica en que si nos ponemos muy estrictos, podemos correr el riesgo de que alquilen por fuera de este sistema. Y ahí sí, la calidad de hospedaje de Gualeguaychú podrá salirse de cauce”
En cuanto a lo que se cobra por persona, dijo “entre 60, 70 y 80 pesos por día y por persona y en el caso de casas con pileta, entre 100 y 110 pesos. Pero esto se regula entre el propietario y la inmobiliaria”.
Volviendo al alquiler callejero, sin controles, Irazu recordó “la ordenanza dice que todo aquel que quiera alquilar su casa debe poner en la fachada un cartel donde figuren las plazas disponibles, el número de matrícula de la inmobiliaria a la que está adherido y el teléfono. Lo que no puede hacerse es alquilar en la calle. La gente de Inspección general está facultada por esta ordenanza para hacer sacar los carteles del auto, de la calle, del alumbrado público, etc. pero no hay personal suficiente”, lamentó.
Pensando en los encuentros que comenzarán en abril de cara al verano próximo, le preguntamos qué cosas considera indispensables de ser tratadas, a lo que respondió “entiendo que en la reunión de abril tenemos que llamar a todos los prestadores y a las instituciones relacionadas con el turismo, para que sepamos trabajar en defensa de esta actividad”, que como quedó claro, cada vez es más importante en Gualeguaychú como generadora de ingresos, de allí que haya que ajustar los detalles para evitar que se desvirtúe el concepto de “ciudad turística”.
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