En estos días con tanta humedad, calor y constantes precipitaciones, el control de maleza en los terrenos baldíos debe ser una de las prioridades a controlar por la Dirección de Inspección General de la Municipalidad.

En muchos de los terrenos baldíos ubicados en las zonas urbanas periféricas, sus propietarios no respetan la Ordenanza que los regula pero existen otros cuyos dueños parecen sumarse al grupo que hace oídos sordos a las normativas.

A veces la culpa del abandono y la generación de microbasurales en esos terrenos no es responsabilidad del dueño del terreno, sino de terceros, que pese al estar el predio con el césped corto y con un alambrado perimetral, inescrupulosos aprovechan para arrojar sus desperdicios domiciliarios.

La Ordenanza, sancionada en 2010, establece la obligatoriedad de mantener los terrenos baldíos u ocupados dentro de la zona urbana en condiciones de limpieza, libre de malezas, pastizales o acumulación de basura.

También vulnera la seguridad del vecindario, debido a que muchos maleantes esconden los objetos robados de los domicilios entre la maleza, hasta que puedan sacarlos sin ser vistos o vendidos en el mercado negro.

Más allá que los terrenos mal cuidados que afectan la estética de los barrios, tanto los baldíos en estado de abandono como los que son un depósito de basura implican la presencia de maleza y desperdicios que atraen a roedores, insectos, alimañas, contribuyendo al deterioro de la relaciones entre vecinos.