Redacción EL ARGENTINO
El judoka madrileño tenía todo de cara, venía de haber conseguido el oro en el europeo y de ser campeón mundial en el año 2023. La situación le sonreía, pero no quería que volviera a ocurrir lo mismo que en Tokio 2021, cuando cayó en primera ronda. Esta vez era diferente, tenía que serlo. El judo llevaba 24 años sin ver podio y Fran era la gran esperanza de los españoles para volver a elevar al equipo en esta disciplina y no ha fallado. Tras caer en la semifinal y escaparse la plata y oro, todavía tenía una baza que disputar: el bronce. Y el judoka español no ha dejado escapar la oportunidad de colgarse la presea al cuello. Garrigós ha conseguido imponerse al georgiano Guiorgui Sardalashvili con un preciso movimiento en el golden score para cerrar su aventura en los Juegos con la medalla de bronce.
Llevaba tiempo preparándose para este escenario. La medalla olímpica siempre ha sido su sueño, desde que era pequeño y comenzaba a enfundarse el judogi. Él era un niño inquieto, nervioso, que no paraba y sus padres, que había escuchado que el judo era un deporte muy completo, decidieron apuntarle. Fue un amor a primera vista. Fran se enamoró del judo. Poco a poco fue aprendiendo y mejorando. El joven madrileño quería saberlo todo de ese deporte que acababa de entrar en su vida.
Móstoles y, en concreto, el gimnasio Lee, fue su primera casa, donde dio sus primeros pasos. Sin embargo, a medida que fue creciendo y avanzando, pasando por los distintos colores de cinturón, llegó el momento de tomar una decisión. Miró varias opciones, pero solo un lugar que realmente e atrajera o, mejor dicho, una persona: Quino. En Brunete fue donde comenzó a crecer como deportista y a asentar las bases de lo que quería ser, de cómo enfocar su futuro deportivo. Y de la mano de Quino fue ganando confianza en sí mismo.
Y entonces se presentó la oportunidad: unos Juegos Olímpicos. Río 2016 fue su primera incursión en la competición olímpica, donde no consiguió pasar de primera ronda.
Siguió trabajando. Siempre en el tatami de Brunete. Siempre de la mano de Quino. Y entonces pasó: oro europeo en 2022, oro mundial en 2023 y oro europeo en 2024. La situación se vislumbraba distinta. Los deberes estaban hechos, sabía que podía conseguirlo, que podía lograr lo que se le había resistido en dos ocasiones antes. Y llegaron los Juegos Olímpicos de París 2024