El productor señaló la necesidad de avanzar en una reforma laboral que contemple tanto a empleadores como a trabajadores, y denunció la existencia de una “industria del juicio” que afecta la previsibilidad del sector.
Redacción EL ARGENTINO
El presidente de la Asociación de Citricultores de Santa Ana, Mario Toler, expuso en la última reunión del Consejo de Delegados del Distrito III Entre Ríos de Federación Agraria sobre la situación crítica que atraviesan los productores citrícolas.
En relación a la propuesta de la reforma laboral, Toler explicó que asociaciones de productores e instituciones de Entre Ríos y Corrientes presentaron un proyecto con el objetivo de generar un esquema positivo para todas las partes. “Buscamos solucionar una serie de problemas que afectan al citricultor y también al trabajador, especialmente durante la cosecha, que es la etapa en la que se presentan mayores inconvenientes. Hoy el operario no cuenta con beneficios sociales ni con la posibilidad de realizar aportes para una futura jubilación”, afirmó.
El dirigente lamentó que se hayan registrado numerosos juicios laborales, en los que “el trabajador se hace de unos pesos que no van precisamente a una caja de jubilaciones”. Reconoció que el cambio propuesto implicará un costo para el productor, pero subrayó que permitirá brindar mayor previsibilidad: “Queremos dormir tranquilos, sabiendo que contamos con una herramienta que nos permita avanzar en la producción”.
Toler también indicó que muchos propietarios de galpones de empaque no apuestan a ampliar su estructura por la falta de certezas, razón por la cual mantienen la misma cantidad de hectáreas productivas en sus quintas. A su vez, describió cómo la dinámica del trabajo y de la economía ha cambiado: “Antes se trabajaba seis meses en la zafra y todo se terminaba. Hoy tenemos galpones de empaque con cámaras de frío y muchas variedades”.
Esta situación genera que la mayoría de los productores cosechen uno o dos días con 30 o 40 personas, quienes luego son requeridas por otros citricultores de localidades como Villa del Rosario, Chajarí u otras zonas del macizo citrícola. “Esa relación contractual es la que nos está complicando”, sostuvo.
Por este motivo, insistió en la necesidad de implementar un sistema de altas y bajas diarias. “Hoy, para dar de alta a un empleado, se necesitan cumplir 16 puntos que resultan sumamente engorrosos. Lo ideal sería contar con un sistema ágil que permita incorporar al trabajador, que los planes sociales no sean una incompatibilidad y que los operarios no pierdan esos beneficios”, expresó. Y agregó: “Hoy tenemos la posibilidad cierta a futuro, de que los operarios cuenten con los aportes que le corresponden y una obra social. La Reforma Laboral nos puede llegar a dar alguna solución”.
Finalmente, Toler remarcó que la citricultura, como economía regional, genera una gran cantidad de mano de obra y cumple un rol de contención social en los pueblos. Sin embargo, advirtió que este año una serie de eventos climáticos adversos, como heladas y granizo, afectaron la calidad de la producción, lo que derivó en una menor demanda de trabajadores y en una zafra que finalizó antes de lo habitual.