Datos oficiales y privados confirman una fuerte destrucción de puestos de trabajo en la industria. Especialistas advierten que otros sectores no podrán absorber esas pérdidas.
Redacción EL ARGENTINO
La crisis productiva dejó una marca profunda en el empleo industrial. Durante la administración de Javier Milei se perdieron al menos 126.000 puestos de trabajo en el sector, una cifra que expone la magnitud del retroceso y enciende alertas sobre el futuro del mercado laboral.
Los datos surgen de la combinación de estadísticas oficiales. El Sistema Integrado Previsional Argentino registra la caída de unos 40.000 empleos industriales formales desde el inicio del actual gobierno. Sin embargo, al incorporar trabajadores no registrados y no asalariados, la Cuenta de Generación del Ingreso del INDEC eleva el número a 126.000 empleos perdidos.
La comparación toma como referencia el segundo trimestre de 2025 frente al mismo período de 2023. De contrastarse con los últimos meses de la gestión anterior, el saldo negativo sería aún mayor, con una merma cercana a los 160.000 puestos, aunque allí incide la estacionalidad.
Economistas y referentes productivos advierten que el daño no será fácilmente compensado. “La destrucción del empleo industrial es un problema serio, porque no está claro qué sector puede absorber esos trabajadores. Energía y minería generan divisas, pero muy poco empleo”, señaló Martín Alfie, fundador de Misión Productiva.
La preocupación quedó expuesta en el seminario ProPymes del grupo Techint, uno de los encuentros empresarios más relevantes del año. Allí, la palabra China se repitió como una constante. El avance de productos importados desde el gigante asiático impacta en múltiples cadenas productivas, desde el acero hasta electrodomésticos y autopartes.
Empresarios del sector coincidieron en que el problema excede la competitividad regional. “Con mejores condiciones laborales e impositivas podemos competir en la región, lo que no podemos es competir contra un Estado”, sostuvo Lucas Salvatore, director de IDERO, al cuestionar la actual política industrial.
Vaca Muerta apareció como una posible alternativa de reconversión para algunas empresas, aunque otros advierten que, sin políticas de agregado de valor, puede convertirse en una oportunidad desperdiciada.
En ese contexto, llamó la atención el respaldo explícito de parte del empresariado a Patricia Bullrich, quien recibió aplausos durante el cierre del evento junto a Paolo Rocca. El apoyo está ligado a su rol clave en el impulso de la reforma laboral que promueve el Gobierno, rechazada por la oposición y los gremios.
Mientras la capacidad instalada industrial volvió a caer y el consumo sigue retraído, los datos consolidan un escenario de fuerte deterioro productivo, con efectos laborales que, según los especialistas, difícilmente puedan revertirse en el corto plazo.