Dos adolescentes gualeguaychuenses comparten sus vivencias al votar por primera vez en las elecciones legislativas. Entre nervios, tutoriales en TikTok y el acompañamiento familiar, Santiago y Tiziana relatan cómo atravesaron su debut democrático.
Redacción EL ARGENTINO
Tienen 16 años, DNI nuevo y una mezcla de ansiedad y orgullo en la mirada. Es la primera vez que votan. Llegan a la escuela donde les tocó votar acompañados por su mamá, su papá, hermanos mayores o amigos. Ellos hacen el aguante, esperan afuera con el mate en la mano y listos para aplaudir. “Me anoté para votar porque quiero empezar a decidir”, dijo a EL ARGENTINO Santiago, mientras repasa mentalmente el número de mesa y la letra de su apellido.
Adentro, lo reciben los fiscales y las autoridades de mesa con una sonrisa. “¿Primera vez?”, le preguntan. Él asiente, tímido. Le explican cómo doblar la boleta única, cómo firmar el padrón, cómo entrar al cuarto oscuro. Todo es nuevo, pero también familiar: la escuela, el aula y la familia que mira desde el pasillo. Cuando sale, aprieta el sobre con fuerza. “Ya está”, dice, y se ríe. “No fue tan difícil”.
Como él, miles de jóvenes entrerrianos votan por primera vez este 26 de octubre. Algunos lo hacen con convicción, otros con dudas, pero todos con la certeza de que están dando un paso importante. Porque el primer voto no es solo un derecho: es una puerta que se abre. Y aunque no siempre se sepa a quién elegir, lo que importa es empezar a elegir.
Los padres de Santiago, orgullosos lo miran de afuera del aula. Con fotos y dispuestos a aplaudir reciben con un fuerte abrazo a este nuevo joven que cumplió con su deber ciudadano.
Tiziana tiene 17 años y también votó por primera vez. Llegó con su papá, miró videos en TikTok para entender el nuevo sistema de boleta única y conversó con sus amigas sobre la experiencia.
“Me daba vergüenza, pero quería hacerlo bien”, contó a EL ARGENTINO. “Antes te metías al cuarto oscuro, ahora te parás detrás de un cartoncito. Es distinto, pero te explican bien. Yo miré videos, pregunté, y vine con mi papá. Él me ayudó a entender cómo se dobla la boleta, cómo firmar. Igual estaba bastante nerviosa”.
Santiago también se preparó. “Ya sabía cómo era, me explicaron mi mamá, papá y mis amigos. Me sentí seguro. Pensé que iba a ser más complicado, pero fue bastante normal. Me gustó que fuera claro, que te orienten. Y me gustó votar”.
Ambos coinciden en algo: el voto representa algo muy importante. En sus palabras hay una generación que empieza a escribir su propia historia democrática. “Es como que ahora sí podés decir lo que pensás”, dice Tiziana. “Aunque no sepas todo, ya estás participando”.
En tiempos de desencanto y polarización, escuchar a quienes votan por primera vez es una forma de volver a creer. Porque detrás de cada abrazo o aplauso hay compromiso y esperanza.