Lorena Dubini, mamá de Brian y Axel Izaguirre, cuestionó la demora judicial y la falta de prisión preventiva para el exfuncionario acusado de provocar el choque que dejó cuatro muertos en 2024.
Redacción EL ARGENTINO
A más de un año del trágico siniestro vial ocurrido el 20 de junio de 2024 en la ruta 39, Lorena Dubini, madre de dos de las víctimas, expresó su desesperanza por el rumbo de la causa que investiga al exfuncionario provincial Juan Ruiz Orrico, quien conducía alcoholizado un vehículo oficial cuando embistió de frente a un automóvil en el que viajaban cuatro trabajadores del Frigorífico Fadel.
“Esperanza me queda muy poca”, dijo Dubini desde Basavilbaso, donde vivía con sus hijos Brian y Axel Izaguirre. Ambos murieron junto a Leonardo Almada y Axel Rossi cuando el VW Passat oficial, manejado por Orrico con 1,59 gramos de alcohol en sangre, se cruzó de carril e impactó de frente contra el Corsa en el que se trasladaban hacia su trabajo.
Aunque el juez de Garantías de Concepción del Uruguay, Gustavo Díaz, elevó la causa a juicio en marzo de este año, el expediente sigue sin tribunal asignado ni fecha confirmada. La Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia debe resolver un incidente planteado por los abogados defensores de Orrico —Félix Patricio Pérez y Leandro Ariel Monje—, quienes buscan apartar al querellante Mario Arcusin.
Dubini expresó su preocupación por la falta de avances y por el reciente cambio de fiscal, tras la salida de Eduardo Santo y la designación de Darío Crespo. “Se excusaron once jueces en un año y tres meses. Es demasiado. Cualquier ciudadano en esas condiciones estaría preso desde el momento del accidente, pero este señor jamás tuvo preventiva”, cuestionó.
Para la madre, la estrategia de la defensa apunta a “ganar tiempo” y desgastar emocionalmente a las familias. “Nos quieren cansar. Es muy difícil seguir de pie cuando uno lo único que siente es vacío. Lo que queremos es justicia, no venganza”, afirmó.
Mientras tanto, el proceso judicial continúa paralizado y las familias reclaman que el Superior Tribunal fije una audiencia que destrabe la causa. “Si fuera mi hijo el que manejaba y mataba personas, estaría preso. Pero él sigue libre. Eso duele y te quita la fe”, lamentó Dubini, quien encabeza junto a otros familiares una cruzada para mantener vivo el reclamo por sus hijos y por una sentencia que aún no llega.