Rubén Chaia prepara la presentación de su último libro “La prueba digital”

Además de ser Juez de Cámara, Rubén Chaia es una de las figuras más relevantes del proceso penal de nuestro país. Uno de los mejores procesalistas penales que tiene la Argentina. Sin embargo, tiene un perfil muy bajo a pesar de ser muy reconocido en la Argentina y en el exterior.

El próximo viernes 28 de marzo, en la sede Gualeguaychú de la Asociación de Magistrados de Entre Ríos, en calle 1° de Mayo 198, Chaia expondrá sobre lo que escribió en esos dos libros de más de 400 páginas sobre temas de evidente actualidad y relevancia que han generado un gran interés en la comunidad jurídica nacional e internacional, dado que en tres meses agotó la primera edición y este año sale la primer reimpresión.

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“La prueba digital” aborda el impacto de las nuevas tecnologías en el proceso penal, la posverdad, el metaverso y las dimensiones del proceso en función del respeto por la privacidad e intimidad y la necesidad de investigar los delitos cometidos mediante dispositivos móviles, como puede ser un celular, o el uso de computadoras y redes sociales.

El uso masivo de internet impacta en el comportamiento de las personas y ha creado entornos digitales donde las personas interactúan: “En el ciberespacio se generan diversas acciones y si bien parece que se encuentran fuera de la realidad o en una realidad virtual su impacto se hace sentir con fuerza en el ‘mundo real´, afectando la vida de todos”, contó a EL ARGENTINO.

“La dependencia de los dispositivos ha contribuido a generar la "era de la ansiedad" y con ello la búsqueda de respuestas rápidas: queremos comer y tenemos la App para pedir comida, queremos ver una película y buscamos la App para verla, todo se tiene de manera instantánea y esto ha provocado mayor dependencia, altos grados de insatisfacción, cero tolerancia a la frustración, con enorme impacto en los niveles de depresión”, expresó el jurista.

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Chaia explicó que su obra advierte sobre las características de la prueba digital, su volatilidad y fragilidad sin perder de vista el impacto de los rastros digitales que han reemplazado a los rastros físicos, como pesquisas para el esclarecimiento de los crímenes. “Es que no sólo se utiliza un teléfono para cometer una estafa por ejemplo sino también en ese teléfono quedarán rastros de llamadas, videos, fotos lo que convierte a estos elementos en vitales a la hora de investigar un hecho”, aclaró.

En cuanto a la legislación, la obra contiene un repaso de la legislación nacional y extranjera, y queda en evidencia la falta de regulación de muchos medios probatorios que serían imprescindibles para hacer una investigación eficaz. Es decir, puede ser que a veces no sólo falten recursos tecnológicos sino también pueden existir baches legislativos y tratándose de medidas que afectan a la intimidad o privacidad como domicilios, papeles privados, documentos digitales, es necesario tener una legislación actual y adecuada para poder investigar los hechos delictivos.

A lo largo de la obra el autor presenta casos prácticos: analiza fallos de Argentina, Estados Unidos, España, Colombia, Chile, Paraguay y otros países, buscando dar respuesta a la enorme cantidad de planteos que surgen al tratar la prueba digital, dado que es la primera vez en la historia que los particulares y no los agentes del Estado son quienes se encuentran en condiciones de recolectar la mayor cantidad de evidencia, puesto que todos tienen acceso a un teléfono celular y con ello la posibilidad de filmar, grabar y comunicarse produciendo enorme cantidad de información que puede ser utilizada en el esclarecimiento de los hechos.