Redacción EL ARGENTINO
En el marco del Día Internacional de Personas con Discapacidad, celebrado el sábado pasado, los jóvenes de Accesibilidad Gualeguaychú preguntaron en sus redes sociales cuál fue la peor experiencia que vivieron los usuarios en relación a la accesibilidad en la ciudad.
En simultáneo al lanzamiento de este interrogante, comenzaron a llegar diferentes relatos sobre los obstáculos que deben enfrentar las personas con discapacidad.
Entre las experiencias compartidas, está la de una ciudadana que cuenta que no pudo asistir al casamiento por civil de su hermano, ya que la accesibilidad del registro civil era nula. De hecho, en el mismo relato, la usuaria comenta que a pesar de que años después el registro cambio de dirección, volvió a vivir la misma situación con el casamiento de un amigo.
Otra de las problemáticas mencionadas tiene que ver con la falta de rampas y sendas de circulación, así como también las veredas desniveladas. Así mismo, una mujer manifestó que en una ocasión, cuando acompañó a su hermana que usa silla de ruedas a comprar, la atendieron en la vereda porque el local tenía escalones.
Una de las situaciones más llamativa tiene que ver con la poca accesibilidad en centros médicos y consultorios. Incluso, una persona manifestó que en uno de estos lugares no pudo ir al baño porque no entraba la silla de ruedas.
En otra línea, los usuarios llamaron la atención sobre la inclusión en los colegios. “Yo viví una mala experiencia con mi hijo que tiene TEA. Para anotarlo en salita de 3 años me hicieron pasar un momento horrible de discriminación. Tuve que acudir a la departamental y con ellos presentes recién me tomaron los datos y los papeles de pre inscripción”, relató Carla en un comentario.
Como síntesis los chicos de Accesibilidad Gualeguaychú escribieron en sus redes sociales el siguiente texto: “Es de público conocimiento, que la sociedad gualeguaychuenseignora mucho el tema discapacidad, del mismo modo que no comprende la necesidad de la accesibilidad universal, esto a causa de la desinformación y costumbres culturales que hacen ver a la persona con discapacidad o con movilidad reducida, como un individuo vulnerable, que no posee autonomía, ni derechos”.
“Tenemos que aprender un montón como ciudad, si queremos verdaderamente una sociedad inclusiva con todas las personas. Por nuestro pensamiento estamos muy lejos de ser una ciudad accesible”.