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Una monja salió del protocolo del Vaticano y lloró frente al féretro del papa Francisco

A ninguno de los guardias suizos se le ocurrió detener a la hermana Genevieve Jeanningros, de 81 años, la sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas secuestradas en la última dictadura argentina. La historia de una relación de más de 40 años.

Miércoles, 23 de Abril de 2025, 14:33

Redacción EL ARGENTINO

En medio de la solemne ceremonia de despedida del Papa Francisco, una escena conmovedora destacó entre la multitud. Una religiosa de 81 años se aproximó al féretro del Pontífice: era Sor Geneviève Jeanningros, de 81 años, sobrina de Léonie Duquet, una de las monjas secuestradas durante la última dictadura argentina por Alfredo Astiz.

 

Quedó inmóvil durante largos minutos mirando con tristeza al cuerpo del Papa, sin que a ninguno de los gendarmes o guardias suizos se le ocurriera moverla”, cuenta en su columna el periodista Hernán Reyes Alcaide, que cubrió 10 años de su Pontificado y fue testigo de la hazaña de la monja.

 

Sor Geneviève Jeanningros no formaba parte del estricto protocolo que permitía sólo a cardenales y obispos acercarse al ataúd, detalla EFE, pero la monja rompió el orden establecido para rendir su último tributo al Papa. Con su mochila verde sobre los hombros, se detuvo a un lado, se inclinó en oración y permaneció allí durante varios minutos, en silencio y con las lágrimas corriendo por su rostro.

 

Una vida dedicada a los más vulnerables

 

Sor Geneviève, miembro de la orden de las Hermanitas de Jesús, ha dedicado más de 56 años de su vida a ayudar a las comunidades más necesitadas de Roma, especialmente a las mujeres transexuales y los feriantes del barrio de Ostia, en la región del Lacio. Su labor ha sido ejemplar, sin importar las dificultades que enfrentaba.

 

Vivía junto a su compañera monja Anna Amelia Giacchetto en una caravana en el área de Ostia, donde compartía su vida con aquellos a quienes servía.

A lo largo de los años, explica Reyes Alcaide, se transfromó en un puente clave para facilitar los encuentros del Pontífice con líderes de derechos humanos y con una comunidad de mujeres trans que vivían en las afueras de Roma. Francisco no solo las recibía en diversas ocasiones, sino que también las invitaba a almorzar y brindaba apoyo económico.

 

Desde el comienzo de su vocación, acompañó a las personas trans a las audiencias papales y es conocida por su gran dedicación a estas personas que, muchas veces, se encontraban fuera del radar de la sociedad. L’enfant terrible era el apodo cariñoso que Francisco le dio, reconociendo su carácter fuerte y su incansable labor por los más desposeídos​.

 

La amistad con el Papa Francisco

 

La relación entre Sor Geneviève y el Papa Francisco fue íntima y especial. El Papa, siempre atento a las realidades sociales y humanas, encontró en ella una aliada incansable en su misión de acercarse a los más vulnerables. De hecho, Sor Geneviève jugó un papel crucial en mostrarle al Papa la realidad de los feriantes y de las personas transexuales que vivían al margen de la sociedad en las afueras de Roma.

La relación cercana entre sor Geneviève y el papa Francisco
La relación cercana entre sor Geneviève y el papa Francisco

A menudo, Francisco recibía en el Vaticano a grupos que Sor Geneviève traía de la mano, algunos de los que trabajaban en la prostitución. La devoción de la monja por su comunidad no solo se limitaba a las visitas, sino que también organizaba encuentros donde los más necesitados podían compartir sus historias con el Papa.

 

“Incluso una fue asesinada poco después de conocerse al Papa. Se habían tomado una foto juntos, se la llevé y él rezó por ella”, relató Sor Geneviève a los medios vaticanos, recordando cómo el Papa Francisco se solidarizaba con las tragedias que muchas de estas personas enfrentaban​.

 

En un acto de compasión, Sor Geneviève, junto con el párroco de la localidad de Torvaianica, Andrea Conocchia, buscó la ayuda de Konrad Krajewski, cardenal limosnero del Vaticano, para llevar asistencia a las personas que trabajaban en las ferias y a la comunidad trans durante los duros meses de la pandemia de COVID-19.

 

Muchas de estas personas no podían trabajar debido a las restricciones, y la monja se convirtió en un vínculo vital entre ellos y la ayuda que necesitaban. Gracias a su incansable trabajo, en julio de 2024, Sor Geneviève logró que el Papa Francisco visitara el parque de atracciones de Ostia para encontrarse con los feriantes, una acción histórica que dejó una huella profunda en los corazones de quienes participaron en ese encuentro.

 

El gesto de Sor Geneviève, al saltarse el protocolo durante la despedida de Francisco fue solo una muestra de cariño hacia su amigo y una representación simbólica de su misión y de la cercanía que siempre cultivó con los más necesitados. A pesar de la rígida ceremonia organizada en torno al fallecimiento del Papa, donde las autoridades eclesiásticas eran las primeras en acercarse al féretro, su acto de recogimiento demostró que el amor y la amistad no entienden de protocolos.

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Despedida de Francisco Féretro del Papa Sor Geneviève Conmovedora despedida
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