
“La hoja diaria y callejera se multiplica hoy día hasta lo increíble y esos millones de lenguas de papel propagan con rapidez asombrosa ideas y noticias de cualquier naturaleza; el periodismo lo estampa todo y todo cae bajo la pluma del periodista, para ser transmitido por el vapor o la electricidad hasta los últimos confines del globo…”.
Por 4
Hoy, 7 de junio, se recuerda el Día del Periodista, día en que ?en el año 1810? apareció el primer periódico de la revolución: la Gaceta de Buenos Aires, publicada con el claro objetivo de difundir las ideas revolucionarias. No obstante, no debe pensarse que este fuera el primer periódico del país de los argentinos. Ya antes circularon en Buenos Aires el Telégrafo Mercantil, primer periódico porteño, y el Correo de Comercio, en los que Belgrano había difundido sus ideas.
No ocurrió lo mismo en Entre Ríos, donde recién a mediados del siglo XIX se publicó en Paraná el primer periódico, El Federal Entre Riano, semanario cuyo redactor era don Severo González. Al respecto refiere el Padre Borques que, en 1849, “En vista de la insuficiencia del periódico único de Paraná, Urquiza resolvió fundar otros periódicos en la provincia y con este fin procuró conseguir dos imprentas en Montevideo…”. Posteriormente, “dispuso que una de esas imprentas fuese traída a Gualeguaychú y la otra a Concepción del Uruguay”.1
El primer periodista de Gualeguaychú fue Isidoro de María, quien había ejercido esa profesión en Montevideo, su ciudad natal, y fue considerado por Urquiza como la persona más idónea para poner en marcha el emprendimiento periodístico. El 5 de marzo de 1849 se publicó el primer periódico de Gualeguaychú, El Progreso de Entre Ríos. Era de formato pequeño (30 por 20 cm), de papel de hilo, con tres columnas y una página de avisos; aparecía dos veces por semana y lo hizo hasta julio de 1851. Fue sin dudas un órgano de difusión del gobierno.
En su obra El periodismo de Gualeguaychú, el padre Juan Carlos Borques hace una reseña descriptiva de los periódicos que hubo en esta ciudad hasta 1870, que fueron numerosos (El Progreso, El Federal Entre Riano, Eco del Litoral, El Mercantil, La Época, El Duende, La Esperanza de Entre Ríos, L’Italia, El Boletín Comercial, El Pueblo, El Pueblo Entre Riano, La Democracia, El Alba, El Porvenir, El Eco de la Junentud, La Regeneración, El País, El Cóndor, El Entre Riano, La Libertad, El Avisador). Algunos de ellos fueron de efímera existencia pero, aun así, dejan en evidencia que en Gualeguaychú ?ya sea por las inquietudes comunitarias, o por el fuerte compromiso con las ideas políticas?, había campo propicio para la actividad periodística, aunque también debe reconocerse que en muchos casos se hizo uso y abuso de la libertad de expresión.
A fines del siglo XIX y en el siglo siguiente, aparecen nuevas páginas periodísticas, entre las que se cuentan El Noticiero, El Censor, El Argentino, El Hoy, El Diario, Noticias, y El Día, entre otros. De toda la extensa lista de periódicos locales, corresponde destacar que el diario El Argentino, fundado por Nicolás Montana el 6-2-1911, fue el único que superó los 100 años de existencia.
Pero si importante fue la producción periodística por la cantidad de publicaciones, no lo fue menos por la calidad del trabajo de aquellos que abrazaron esa profesión. En este aspecto hubo quienes por sus cualidades trascendieron no solo a nivel nacional, sino también a través del tiempo; es el caso de Olegario Víctor Andrade; José S. Álvarez y José María Neyra.
De Olegario Víctor Andrade dice el Padre Borques en la obra citada: “Todos sabemos que Andrade fue no solamente un inspirado poeta, sino también un elocuente orador, tribuno fogoso y escritor de extraordinaria facundia...”.
El autor de “Nido de Cóndores” y defensor del federalismo a través de su filosa pluma, dejó plasmado, con gran compromiso, su pensamiento político en El Pueblo Entre Riano, El Porvenir, La Regeneración, La Libertad, periódicos locales de su tiempo.
Fray Mocho. Reconocido como agudo observador de la naturaleza y del ser humano; “poseedor de una fluida espontaneidad y muy feliz retentiva”,2 realizó un explosiva mezcla de periodismo y literatura.
Aunque tradicionalmente ha sido señalado como fundador de Caras y Caretas, no fue así. En el Nº 1 del 8 de octubre de 1898 figuran los tres fundadores, dos españoles y un argentino: Eustaquio Pellicer (redactor); Manuel Mayol (dibujante) y Bartolomé Mitre y Vedia (director). A la renuncia prematura de Bartolito, hijo del General, lo sucedió Fray Mocho, que puso su impronta a la publicación y le dio una identidad definida; ello contribuyó a la confusión de su rol de director con el de fundador. La revista Caras y Caretas con la que se lo identifica “…forma parte de la memoria cultural y cotidiana de muchos argentinos. A través de ella se buscaba amalgamar, con un sentido gráfico y periodístico, la mayor suma de información, educación y recreación, con destino a un público masivo, heterogéneo y geográficamente disperso”.3 A juicio de los que saben, las consideraciones de Fray Mocho sobre el comportamiento humano tienen vigencia permanente.
Pero, además, dentro de su creación literaria y periodística, el escritor dejó un plus para su pueblo, pues le dio el privilegio del relato de su origen a través de una leyenda.
José María Neyra. Actuó 43 años al servicio del periodismo. Llegó a ocupar altos cargos en el diario La Nación, donde volcó su vocación de periodista; fue nombrado redactor adscripto de la agencia de dicho diario en París, en una época de trascendencia mundial: los últimos tiempos de la Primera Guerra Mundial. Allí cumplió eficientemente su función de corresponsal.
Aunque pasó gran parte de su vida lejos de su tierra natal, su pensamiento y su pluma estuvieron al servicio de Gualeguaychú; se convirtió en un eficaz colaborador de El Censor.
El tiempo en el periodismo. Mientras hoy la hoja diaria y callejera se multiplica, y esos millones de lenguas de papel propagan con rapidez asombrosa ideas y noticias, con propósitos de mostrar la actualidad y hasta de diagnosticar el futuro, las antiguas colecciones periodísticas ?atesoradas en las hemerotecas? informan sobre la valiosa experiencia del pasado y, en muchos casos, constituyen también una importante advertencia para el porvenir. Sin duda, pasado, presente y futuro integran el marco indispensable en la tarea de formar e informar, propia de la labor periodística.
Profs. Delia Reynoso
de Ramos/
Alejandro Guimera
Colaboración Prof. Historia Instituto Sedes Sapientiae
Fuentes:
1 BORQUES, Juan Carlos. El periodismo de Gualeguaychú, Gualeguaychú, 1919.
2 ANDREETO, Jorge. “El verismo de Fray Mocho”, El Diario, Paraná 23-8-1983, pág. editorial.
3 RIVERA, Jorge B. “Caras y Caretas: la economía literaria del mercado”. Clarín. 15-3-1990
“José María Neyra. Su regreso al país”. La Nación, 22-6-1922.
Comentarios
