Independiente y rebelde, la ex candidata socialista francesa Ségolène Royal no dudó en desmarcarse de la línea de su partido y contradecir a su compañero y primer secretario de la formación, François Hollande, sobre una posible unión con el centro para la ronda final de las legislativas.
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Tras conocer los resultados de la primera vuelta, el pasado domingo, Royal no dudó en llamar al líder centrista François Bayrou para proponerle un pacto de cara a la segunda vuelta con el fin de frenar la concentración de poderes de la derecha triunfal.
Fue la misma actitud que tomó entre la primera y segunda vuelta de las presidenciales, sólo que en aquel entonces Royal era candidata a jefa de Estado y en esta ocasión no es ni siquiera aspirante a diputada.
La actitud provocó un claro malestar en el Partido Socialista y una diferencia flagrante de forma de pensar con Hollande, quien sin embargo, no quiso echar más leña al fuego en un momento en que los rumores sobre el verdadero estado de la relación de la pareja se multiplican.
"Cada uno puede llamar a quien quiera. Estamos en una democracia telefónica", bromeó el líder socialista.
"No hay ningún desacuerdo (con Royal). Cada uno tiene su método, pero el mensaje es el mismo: evitar que la derecha sea no sólo fuerza dominante sino que nos aplaste", agregó Hollande. La UMP, partido de derecha del presidente Nicolas Sarkozy, podría obtener hasta 500 escaños, sobre un total de 577, en la nueva Cámara de Diputados que surgirá tras la segunda vuelta del día 17. Por su parte, los socialistas consiguieron un 24,7% de los votos en la primera vuelta y podrían obtener entre 60 y 170 escaños, frente a los 149 actuales.
Ante el peligro que representa la pérdida de diputados, Royal no se explicó por qué llamar al líder centrista provocaba tanta polémica. "Tengo un contacto cercano con Bayrou y me parece muy normal dejarle un mensaje", declaró.
Sin embargo, y según el diario Le Monde, desde las elecciones presidenciales de mayo, la imagen de un Partido Socialista (PS) "con dos cabezas" es algo inevitable. "Estoy harto de que la vida política, y concretamente la de mi propio partido, gire en torno a la vida de una pareja", declaró
exasperado el diputado Manuel Valls.
El divorcio político entre Hollande y Royal podría esconder una crisis de otro tipo, una cuestión que dio lugar a un reciente libro, "La mujer fatal", que explica los secretos mejor guardados de la vida privada de los dos dirigentes socialistas. Ambos pusieron una demanda judicial contra las dos periodistas autoras de la obra y reclamaron una indemnización por atentado contra vida privada y difamación.
En el ámbito exclusivamente político, en el interior del PS, son pocos los que consideran acertada la estrategia de Royal de llamar a la puerta de los centristas y prefieren unirse a la iniciativa de Hollande de intentar convencer a los indecisos y a los adeptos que no acudieron a las urnas en la primera vuelta el pasado domingo, para que sí voten el día 17.
Sin embargo, Hollande parece haber perdido bastante legitimidad al anunciar que dejará su cargo en 2008. Por su parte, Royal no oculta su deseo de sustituirlo, pero su popularidad entre los afialiados choca con el recelo que despierta entre los pesos pesados del partido".
Si la situación no se calma será difícil para el PS esperar hasta su congreso del 2008 para reconstruirse si no quiere ser el eterno perdedor de todas las citas electorales en Francia.
Fuente: AFP-NA