Los pobres primero

Por eso también los pobres deben ser los primeros a los que se preste atención. La Iglesia en América Latina ha expresado en varias oportunidades su opción preferencial por los pobres. Esta opción también ha sido asumida por la Iglesia en la Argentina.

Esta opción brota de la fe en Jesucristo: Él quiso que lo busquemos y lo sirvamos en los pobres.

En una parábola muy conocida del Evangelio de San Mateo, Jesús dice “tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, estaba desnudo y me vistieron, preso y enfermo y me visitaron”. Algunos le preguntan: “¿Cuándo, Señor, hicimos eso? y Él responde: “Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos lo hicieron conmigo”.

Al terminar el gran Jubileo del año 2000, el Papa Juan Pablo II escribió una hermosa Carta Apostólica en el inicio del Nuevo Milenio. Comentando este evangelio de San Mateo decía: “Esta página no es una simple invitación a la caridad: es una página de cristología, que ilumina el misterio de Cristo. Sobre esta página, la Iglesia comprueba su fidelidad como Esposa de Cristo, no menos que sobre el ámbito de la ortodoxia”.

En esto se demuestra la veracidad y autenticidad de nuestra fe en Cristo. No podemos decir que lo amamos a Él y no servirlo en los pobres. En los rostros sufrientes de nuestros hermanos podemos ver el rostro de Jesús.

Esta opción no puede quedar en un plano emotivo o ideológico. Corremos el riesgo de emocionarnos ante situaciones de desnutrición infantil o de familias que viven en la calle; pero mirarlos sólo por la tele y no acercarnos nunca. Sin cercanía a los pobres, débiles y sufrientes no hay verdadera fe cristiana. Transformar la emoción en acción forma parte de nuestro ADN como cristianos.

Por eso los Obispos de Argentina insistimos tanto en que en estas celebraciones del Bicentenario 2010-2016 no tenemos que desviarnos del gran objetivo de erradicar la pobreza y exclusión de nuestra Patria.

Es con esta mirada inclusiva que se realiza en toda la Argentina la Colecta Anual de Cáritas. Este fin de semana del 12 y 13 de junio podemos abrir grandes los ojos del corazón y mirar a nuestros hermanos que más necesitan de la solidaridad de todos y acercarnos a su realidad con gestos concretos. Posibilitadores de caminos que convergen en soluciones.

(*) Monseñor Jorge Lozano es obispo de la diócesis de Gualeguaychú.