
El martes 27 de agosto se celebró en la Argentina el Día de la Radio. Fue hace 99 años, desde la terraza del Teatro Coliseo, cuatro hombres fueron precursores de un hito que marcó nuestra historia y además, cambiaron los hábitos de muchos de los ciudadanos al realizar la primera transmisión radiofónica.

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(*) Por Jorge Pedro Jurado
(Colaboración)
Desde ese momento fueron conocidos como "los locos de la azotea". "Señoras y señores, la Sociedad Radio Argentina les presenta hoy el Festival Sacro de Ricardo Wagner, 'Parsifal', con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli y la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del teatro Costanzi de Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingarten”, fueron las primeras palabras que se oyeron a las 9 de la noche de ese histórico día y provenían del argentino Enrique Susini. Pero, este hombre no estaba solo allí, sino que lo acompañaban César Guerrico; Luis Romero Carranza y Miguel Mujica.
Queridos lectores ello me trajo a la memoria la inolvidable compañía que fue para mi niñez ese aparato así como lo fue seguramente para muchos de ustedes.
Claro, en esos años aún no había televisión y por las tardes en nuestro querido pueblo luego de hacer religiosamente los deberes y de nuestros juegos al aire libre cuando el tiempo lo permitía, la única diversión que tenía era jugar al ajedrez en casa con mi padre o mi hermano o al ping pong en el Neptunia con mis amigos y en las calurosas siestas o en los fríos inviernos acostarnos a escuchar simplemente la radio.
Esa radio enorme que estaba debajo de nuestra mesita de luz y que nos acompañó por años y años hasta que un día apareció su hermana menor y mucho más liberal y desafiante, la pequeña Spica a transistores y luego algunos años después su moderna prima aunque de corta edad y bastante pretenciosa, la televisión en blanco y negro. Mueble grande de madera, pantalla de apenas 14 o 24 pulgadas y un cambiador de canales durísimo que cuando se rompía apelábamos a la pinza de papá para hacer el cambio de apenas 2 o 3 canales de aire.
Volviendo un poco el tiempo, los que ya peinamos canas hace años recordaremos las siestas oyendo en nuestra radio las aventuras de Tarzanito con Oscar Rovito y Mabel Landó en los papeles protagónicos, la inconfundible voz de Julio César Barton en los relatos y la publicidad de Toddy.
Los radioteatros de Oscar Casco, Hilda Bernard, Susy Kent, Rosa Rosen, Jorge Salcedo, Julia Sandoval y Eduardo Rudy que apasionaban a nuestras madres y tías, jóvenes y viejas. Los programas de humor de Niní Marshall y sus personajes "Cándida" y "Catita".
Recuerdo a Luis Sandrini y sus personajes "Felipe" y “Pastichotti”, que se volverían muy famosos. Otros actores cómicos fueron Tincho Zabala, Pepe Arias, el dúo Buono-Striano, Juan Carlos "Pinocho" Mareco y Pepe Iglesias "el Zorro".
Por las noches los episodios policiales de “Cuidado…..Néstor Villegas vigila”; el increíble programa de Preguntas y Respuestas de Odol Pregunta dirigido por Carlos D´Agostino y los domingos, si los domingos al mediodía los programas cómicos: nos estamos refiriendo queridos lectores de El Censor a los “ Grandes del buen humor” (Rafael Carret, Jorge Luz, Juan Carlos Cambón, Zelmar Gueñol y Guillermo Rico), “ La Revista Dislocada” de Delfor Amaranto Dicásolo y Aldo Cammarota en Radio Argentina y “ Los tres” Balá, Marchesini y Locatti, y tantos otros que marcaron nuestra niñez y la vida para siempre.
Y fue en esta década de los años 50 que surgió otro medio de difusión masiva: la televisión, comenzando paulatinamente a desplazar a la radio como medio de comunicación pero no tanto como parece. Por lo menos en mi querido Gualeguaychú a pesar de la enorme antena que nos instalara don Mettler, no todos los días podíamos ver televisión y solamente si estaba nublado la visión mejoraba un poco. Decían que la onda rebotaba en las nubes y como el pueblo estaba en un pozo se captaba mejor la emisión. Ver para creer. Recuerdo que venían mis primos Solari a ver “El llanero solitario”, la “Patrulla de Caminos “con Broderick Crawford que por su radio en el auto decía “ 2050 llamando a Jefatura”, “….adelante 2050”, le respondían y nosotros pegados a la tele sin movernos, expectantes, ansiosos, deslumbrados.
La radio portátil tuvo gran aceptación entre el público. Era muy común ver a hombres caminar llevando entre sus manos la pequeña Spica o la enorme Siete Mares u otra marca debajo del brazo o apoyada en el hombro. En dicho aparato se podían sintonizar frecuencias que difundían música popular y nacional, y escuchar también, los fines de semana, los partidos de fútbol transmitidos por grandes relatores como Fioravanti (Joaquín Carvalho Serantes), José María Muñoz y la Oral Deportiva por Radio Rivadavia, don Bernardino Veiga, el campechano Lalo Pelliciari y Luis Elías Sojit con su programa de automovilismo: Coche a la vista.
Uno de los espectáculos emblemáticos de esta década y que muchos mayores, especialmente mujeres, recordarán con nostalgia fue el radioteatro por TV de “Los Pérez García”, que retrataba a la típica familia argentina y entre los musicales, tuvo gran repercusión el dedicado a la música folklórica: “El Rancho é la Cambicha”, con la actuación de Antonio Tormo que incluso vino a Gualeguaychú cuando yo era pequeño. También el tango tuvo su gran repercusión a través de la radiofonía de esta década. Muchos de los artistas que escuchábamos por la radio a veces los podíamos admirar en persona en los bailes de Carnaval en Independiente, Central Entrerriano y algún otro recordado club de mi pueblo. Recuerdo las novelas de Migré o de Celia Alcántara; el “Glostora Tango Club”, la “Cabalgata Deportiva Gillete”, los matches de boxeo que luego con el tiempo los pudimos disfrutar en la TV viendo al inolvidable Nicolino Locche, las peleas de Monzón pero ello ya avanzados los años. Recuerdo ya adolescente en el Campeonato Mundial de Futbol de Inglaterra en 1966, lo escuchábamos por Rivadavia en la voz del relator de América José María Muñoz quien decía:..”luego tal jugada o tal gol lo van a ver por Tevedós” que era el Canal 2 de La Plata, ya que las filmaciones eran enviadas por avión y se veían a las 48 horas. Si queridos lectores, debíamos esperar 48 horas para ver un gol. Seguro que mis nietos no lo creen.
Un evento que dejó marcas en la radio fue la muerte de Eva Perón. Durante los 16 días siguientes después de su muerte en 1952 no se escuchó más que música sacra y se impuso la costumbre de evocar la hora del deceso con la expresión que los medios repetían: “Son las 20.25, hora en que Eva Perón pasó a la inmortalidad.”
El radioteatro, en tanto, luchaba por conservar su audiencia femenina, que comenzaba a serle disputada por la televisión. A partir de 1957 la censura y el cuidado de los contenidos en los programas se convirtieron en una práctica frecuente. Incluso durante los gobiernos militares posteriores a la Revolución Libertadora, había funcionarios que actuaban de censores, escuchando primero lo que se iba a decir por radio o por TV y prohibiendo escenas o comentarios (ejemplo Néstor Tato que desafortunadamente se le nombraba como “ El Censor” lo que ofende a muchos por lo irreverente del nombre si lo comparamos con el diario de mi abuelo). En vísperas de septiembre de 1955, los argentinos sintonizaban Radio Colonia del Uruguay, donde con la voz de las noticias, el periodista Ariel Delgado, transmitía noticias que acá eran vedadas por el gobierno de turno.” Hay más informaciones para este boletín, repetía luego de cada salida al aire”.
Queridos lectores, lo demás es por todos conocido por ustedes. Viva la radio. Viva esa época maravillosa pero también vivan los avances que hemos tenido en las comunicaciones.
(*) El autor de este artículo es abogado, periodista, escritor de varios libros: “Poesías desde el alma”, “Don Pedro”, “Mi río, mis poesías, mis recuerdos”. También conductor del programa de radio “Tres por Semana “en la FM 91.3 de la Ciudad de Buenos Aires, columnista en LT 41 y director de El Censor Online, periódico que se publica todos los domingos en el grupo de Facebook denominado “ El Censor Online”.
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