
Hablar de la falta de consideración por el otro es hablar de la ausencia de respeto hacia las demás personas, respeto hacia ellas mismas y también hacia su profesión o su trabajo…
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Y si en una sociedad no tenemos en cuenta al otro, y lo respetamos y valoramos como sujeto de derechos, realmente vamos en camino a ser sociedades cada vez más divididas y desmembradas, de lo que sin duda no resultará nada bueno.
Y en este punto no estamos hablando de situaciones extrañas o complejas sino cotidianas en las que caemos en esta actitud egoísta, por ejemplo algo tan simple como encargar un trabajo que luego nunca retiramos, no pagar por un trabajo realizado, no saldar deudas, entre muchas otras cosas…
Y en ese sentido, no estamos teniendo en cuenta el tiempo que la persona dedicó a realizar ese trabajo o el dinero que muchas veces puso para los materiales.
Sin lugar a duda, los códigos de convivencia han cambiado, o al menos están cambiando y, si bien Gualeguaychú aún conserva mucho de su tradición de pueblo, donde la palabra tiene valor y las relaciones interpersonales también tienen peso, la cosa está comenzando a cambiar y se nota…
Sería triste llegar a que nos domine el “que se joroben todos”, pensando sólo en uno mismo sin tener el menor respeto ni reparo por el otro.
Porque esto no deja de ser un síntoma de sociedades cada vez más desmembradas, egoístas, conflictivas y también violentas… porque muchas veces estas situaciones no concluyen nada bien.
No debemos olvidar que el respeto es la base de todas las relaciones humanas y es la condición mínima e indispensable para que podamos convivir en sociedad. Por eso, nuestras conductas deben basarse en el respeto por el otro… al menos si pretendemos que también se nos respete a nosotros.
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