
En 1933 el gobierno del general Agustín P. Justo detuvo y amenazó con deportar al presidente de la Federación Agraria Argentina, Esteban Piacenza, porque estaba convocando a una huelga general y a una marcha sobre Buenos Aires en demanda de rebajas en los arriendos, las tasas de interés y los fletes y la fijación de precios mínimos.
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Piacenza fue confinado en Gualeguaychú luego de un acto en Estación Parera y fue defendido por el entonces director de EL ARGENTINO, Pedro Ramón Bachini. Eran los primeros días de febrero de 1933.
El resultado de estos movimientos fue la creación de las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes, que por muchas décadas regularon los precios y las condiciones de comercialización hasta que la presidencia de Carlos Menem y su secretario de Agricultura, Felipe Solá (hoy diputado nacional), las disolvieron en 1991.
A pesar de que Piacenza estaba confinado en una celda, pudo escribir de puño y letra lo que luego se conocería como su testamento Agrario.
Hoy EL ARGENTINO desempolva del archivo esa memoria en el marco de las celebraciones de los cien años de la Federación Agraria Argentina que se celebrarán el 18 y 19 de agosto en Urdinarrain.
Es oportuno consignar que Esteban Piacenza ocupó el cargo de presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA) desde 1916 a 1945, luego que fuera asesinado Francisco Netri en 1916.
El testamento
“El programa de acción de la Federación Agraria Argentina (FAA) es claro, preciso: su interpretación no admite confusiones. Una de sus partes abarca cuestiones de emergencia y la otra es de fondo y definitiva. Fijación legal del arrendamiento, organización del crédito agrario, como se ha hecho en otros países; organización para la compra y para la venta, instrucción, capacitación, nacionalización de nuestra gente del campo, sin lo cual no hay posibilidad de uniformidad de criterios ni de sentimientos.
“Lo básico es la propiedad de la tierra para quienes la trabajen y viven en ella, y a esa posesión jurídica se llegará a la buena o a la mala, porque las grandes ciudades: Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Paraná, etcétera necesitan vivir y para vivir necesitan que la tierra de el máximo de productos y una clase agraria fuerte de físico y de alma y que tenga cariño a la tierra, para que vivan en ella.
“Sí, a la buena o a la mala, la tierra será un día de los agrarios y es por eso que la FAA quiere que los agricultores la compren, pagando lo que ella vale.
“Tomen nota de ello los terratenientes, cediéndola legal y honradamente, previa indemnización, porque así, vendiendo una parte tienen aliados para la defensa de lo que les queda.
“No esperen demasiado, no exasperen porque si en vez de cederla previa indemnización, se obstinan en concederla, el pueblo se la robaría, pues pertenece a la historia de la conquista de la tierra por los hombres de la ciudad y ella nos dice que cuando los hombres irrumpen de la ciudad para conquistar la tierra, la roban en vez de comprarla y como la historia se repite, si aquí no se resuelve el problema de la compra, se la robarán. Ejemplos los hemos tenido en Francia primero, en Rusia y recientemente en España.
“Evitemos la repetición de un hecho semejante, porque toda conquista violenta es de un resultado efímero, evitemos que Buenos Aires se lance a la conquista, al robo de la tierra, porque si así ocurriera, nosotros solo cambiaríamos de patrón, quizás con desventajas y los hombres del gobierno, lo digo con mucha amargura, no están actuando en estos momentos con la valentía y la generosidad que las circunstancias exigen. En el ambiente existe la sensación de que nuestros hombres de gobierno están totalmente ocupados en la defensa de sus posiciones políticas.
“Todos los que han contribuido a la vuelta institucional del Gobierno, ansían medidas extraordinarias de gobierno, legislación de emergencia, cualquier cosa, en fin, que rompa esta aplastante monotonía.
“Cualquier cosa aunque fuera un yerro. Y bien ciudadanos, nuestros gobernantes poco harán de sustancial para la Agricultura, léase de la economía Argentina, sino los estimulamos, sino les hacemos sentir nuestras exigencias, porque por más patriotas, por más argentinos que sean, no lo podrán hacer, porque intereses creados, situaciones políticas y aún factores extranjeros de índole económico-financiero, los traban en su acción. Surge pues el mundo agrario con gesto resuelto, con pensamiento noble y generoso presenta sus exigencias y ofrezca en cada huracán a los gobernantes para salvar este momento de dificultades y de miserias.
“La huelga… la huelga es ilegal pero es aceptada o tolerada por la Ley, porque es un fenómeno de la vida moderna, una hija legítima de ese matrimonio que riñe constantemente: del capital y del trabajo.
“En Las Rosas y en Río Cuarto, resolvió ir a la huelga inmediatamente y ello fue con el objeto de apresurar la intervención de los poderes públicos, provinciales y nacionales unidos, a fin de resolverlo antes que fuera tarde para arar. A este propósito es bueno recordar que las huelgas agrarias son más peligrosas que las de la industria manufacturera, porque en aquellas se puede reconquistar el tiempo perdido, redoblando el trabajo, pero en éstas, en las agrarias, pasado el tiempo de arar, es un año perdido. Si vosotros resolvéis ir a la huelga ha de ser en ese sano y elevado propósito, como hicieron vuestros compañeros de allá”.
El manuscrito termina de una manera abrupta, porque sus carceleros le prohibieron que siga escribiendo y les sustrajo esos originales, que se han conservado en muchos archivos agrarios.
Se recuperó el Acta fundacional de la FAA local
El acta fundacional de la entonces denominada Seccional Gualeguaychú de la Federación Agraria Argentina ha sido rescatada del olvido.
Se trata del Acta número uno, fechada el 4 de enero de 1929 (fecha de fundacional de la FAA local), donde se describe la reunión con carácter de Asamblea General de los agrarios para organizarse y que fue presida por “el compañero Frorentino Morali”.
Allí se da cuenta de la “asistencia del delgado del Consejo Directivo Central, compañero Julián Asueta”.
“Después de oído el extenso plan de propósitos que persigue la Federación Agraria Argentina en bien y defensa del proletariado rural (…) resolvieron por unanimidad constituirse en Seccional para lo cual se obligan a acatar y cumplir todas las prescripciones de sus Estatutos que lo suscriben, conocen y aceptan”.
Firman esa acta fundacional, José Chesini, Luis Coto, Alfonso Chesini, Pablo Chesini, José Borari, Adán Chesini, José Giacopuzzi, Arturo Chesini, José Sartori, Pedro Benetti, Victorio Fiorotto y Augusto Campostrini, entre otras firmas.
El acta número dos da cuenta de la conformación de la Comisión Directiva local de la FAA, que queda integrada de la siguiente forma:
José Boari (Presidente), Pablo Chesini (vicepresidente), Alfonso Chesini (secretario), Florentino Morali (pro secretario), José Giacopuzzi (tesorero), José Sartori (pro tesorero), y como vocales titulares se designa a Ángel Melchiori y Carlos Pesce, mientras que los vocales suplentes fueron Luis Corte y Luis Benetti. Como síndico titular queda Miguel Melchiori y como suplente, José Chesini.
Por N. M.
EL ARGENTINO
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