El Papa Francisco celebró ayer una misa al aire libre para una multitud que desafió a la lluvia para acudir al encuentro en Manila, donde instó al mundo a “aprender a llorar” por la suerte de los pobres, los hambrientos, los sin techo y los niños que han sido víctimas de abusos.
Por 4
“Invito a cada uno a que se pregunte a sí mismo '¿He aprendido a llorar... cuando veo un niño hambriento, un niño en la calle que se droga, un niño sin casa, un niño abandonado, un niño del que abusan, un niño que la sociedad usa como esclavo?'“, expresó. Según funcionarios filipinos, Francisco dio en ese país la misa más grande que un Papa haya encabezado en la historia moderna: calcularon que unas 6 millones de personas asistieron, según informó la Autoridad de Desarrollo de Manila, Francis Tolentino, superando incluso los 5 millones de fieles que en 1995 había reunido Juan Pablo II en ese mismo país. Luego, esa información fue confirmada por el portavoz papal Federico Lombardi en conferencia de prensa.
En su homilía, el Papa instó a los filipinos a rechazar las “estructuras sociales que perpetúan la pobreza, la ignorancia y la corrupción”, un tema que tocó en sus conversaciones del viernes con el presidente Beningno Aquino, que también asistió a la eucaristía, consignó Reuters.
Antes de la celebración, el Papa visitó la Universidad católica de San Tomás, donde se reunió con líderes religiosos y celebró un encuentro con jóvenes en el campo deportivo de ese centro.
Francisco descartó el discurso que tenía preparado para su aparición en la universidad y para dirigirse, en comentarios improvisados, a la pequeña Glyzelle Palomar, de 12 años, que lloró cuando preguntó al pontífice por qué los niños sufrían tanto. La niña habló de los niños que son abandonados por sus padres y terminan en las calles consumiendo drogas o en la prostitución, pero no pudo terminar su intervención.
“¿Por qué Dios permite que algo así suceda, incluso a niños inocentes?”, preguntó Palomar entre lágrimas. “¿Y por qué hay tan pocos que nos ayudan?”.
Un visiblemente emocionado Francisco dijo no tener respuesta. “Solo cuando somos capaces de llorar somos capaces de acercarnos a la respuesta a tu pregunta “, dijo.
“Los que están al margen lloran. Los que se han caído por el camino lloran. Los que están arrinconados lloran”, dijo. “Pero aquellos que vivimos una vida más o menos sin necesidades, no sabemos cómo llorar”. Y agregó: “Hay algunas realidades que solo se pueden ver a través de ojos que han sido limpiados por lágrimas”.
“Invito a cada uno a que se pregunte a sí mismo '¿He aprendido a llorar... cuando veo un niño hambriento, un niño en la calle que se droga, un niño sin casa, un niño abandonado, un niño del que abusan, un niño que la sociedad usa como esclavo?'“, dijo en ese ámbito, y en su homilía, durante la misa, el Papa volvió a hablar sobre la necesidad de defender a los niños: “Necesitamos ver a cada niño como un regalo que hay que agradecer, cuidar y proteger. Y necesitamos ocuparnos de los jóvenes, no permitir que les roben la ilusión y les condenen a una vida en las calles”.
DE LA REDACCIÓN
EL ARGENTINO/Agencias