Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido

Diálogo con Ernesto Zambrini, sociólogo

“La reflexión, el compartir una charla, el escuchar al otro, abre fronteras”

Lunes, 17 de Octubre de 2016, 2:27

Por 4

Ernesto Bruno Zambrini, es licenciado en Sociología y docente universitario. Nació el 21 diciembre de 1953, es el menor de tres hijos de una familia clase media de Buenos Aires. “Gente de trabajo”, como él mismo lo define.

Visitó Gualeguaychú porque fue uno de los expositores en la Jornada de historia regional litoral argentino-uruguayo-Sur de Brasil, que fue organizada por el Centro Regional Gualeguaychú de la Universidad de Concepción del Uruguay (UCU), y que contó con la adhesión de la Biblioteca Popular “Rodolfo A. García” y se desarrollaron entre el 13 y 14 de octubre.

Justamente, el viernes 14 visitó EL ARGENTINO para dialogar acerca de la historia, pero también de la memoria y planteó la necesidad de no perder la capacidad de “la reflexión el compartir una charla, el escuchar al otro”, porque “abre fronteras”.

Zambrini comenzó la carrera de Sociología en 1973, luego la cerraron y la volvieron a abrir. En esa nueva apertura le fue imposible retomar los estudios universitarios por circunstancias políticas y de militancia y finalmente se recibió en 1983.

En diálogo con EL ARGENTINO, reflexiona acerca de la historia no sólo desde la documentación sino también o esencialmente sobre la interpretación; justamente para no desvirtuar la memoria colectiva.

 

-¿Cómo le nació la vocación por la Sociología?

-Había empezado a estudiar Derecho en la Universidad de Buenos Aires, casi como un mandato familiar por aquello de “mi hijo el doctor”. Y sinceramente era una carrera que me aburría, aunque podía tener alguna materia más interesante que otra. En mi época para ingresar a Derecho había que rendir un examen y en mi caso fue de manera muy satisfactoria. Pero en 1972, me di cuenta que si quería comprender y transformar el mundo lo más apropiado era estudiar Sociología.

 

-Se recibió en 1983 y qué pasó entonces…

-Nada que ver con esa pretensión o anhelo de comprender o cambiar el mundo, aunque los intentos se hagan siempre. Con el paso del tiempo y a medida que envejecemos nos vamos dando cuenta que se aprende también de manera autodidacta y mucho más aprendiendo de los seres que nos rodean. Dicho esto sin desmerecer los estudios formales, claro está. Pero diría que una vez que me recibí de sociólogo la formación continuó, porque la educación debe ser algo permanente. Hice muchos cursos de perfeccionamiento e incluso una maestría en Educación aunque me falta la tesis. Y recorrí mucho el camino, diría, autodidacta.

 

-Universitario y autodidacta…

-Esa podría ser la mezcla. Ocurre que si hay un tema que me interesa, lo investigo, lo leo una y otra vez y lo escribo. Por suerte mi actividad me permite leer aproximadamente cuatro horas diarias. Siempre sostengo que soy un agradecido a la vida, porque pude estudiar lo que me gustaba, soy docente universitario y puedo desarrollar investigaciones de manera libre. Además, gracias a esta vocación pude conocer muchos rincones de la Argentina profunda a través de la docencia.

 

-Usted se formó en una época donde el tráfico de la lectura, comparado con la actualidad, era más intenso pero lento.

-Además, no existía la computadora tal como se la conoce hoy en día y los trabajos había que hacerlos a máquina de escribir. Está claro que la tecnología de la información facilita una enormidad y ni qué hablar de escribir sobre un procesador de texto. Pero también debería quedar claro que se trata de herramientas y no fines en sí mismo. El tránsito de ese cambio de época fue dificultoso.

 

-Se quedó pensando…

-Cuando me recibí de sociólogo, mi tesis fue un tema inoportuno: educación y dependencia. Estaba influenciado por Arturo Jauretche, por el tema de la colonización pedagógica. Y esa tesis, como todos los trabajos universitarios, los tenía que confeccionar a máquina de escribir y si me equivocaba en la última línea de la hoja, había que hacer todo de nuevo. Eran rabietas indescriptibles. Y el cambio de la tecnología me costó mucho, pero finalmente me pude acomodar como cualquier mortal, sin ser un experto en la materia. Insisto, para mí es una herramienta maravillosa para buscar información y textos.

 

-Internet nos da la sensación que el mundo cabe en un puño; aunque las grandes metrópolis como Buenos Aires siempre se olvidan del resto del mundo…

-Es una imagen que comparto plenamente. A la “culta” Buenos Aires no llega información de gran parte del país. No se conocen historias de las provincias o las regiones.

 

-Paradójicamente se podría decir que desde Gütemberg hasta la fecha vivimos en una sociedad que está en la cúspide de la comunicación. Millones de personas comparten al mismo tiempo un espectáculo artístico como deportivo e incluso hasta guerras, sin siquiera salir de sus hogares. Y simultáneamente, se ha perdido más que nunca el diálogo, la comunicación generacional…

-Le agrego que hemos perdido hasta caudal de vocabulario. Es una paradoja de nuestro tiempo, porque tenemos al alcance de la mano enormes y potentes herramientas de comunicación y búsqueda de información y hemos o estamos perdiendo lo esencial de toda comunicación que es el otro, el semejante. En mis clases en la universidad a veces me planteo y les planteo al aula cómo harán en un futuro para reconstruir la historia. Porque antes teníamos el documento escrito, pero hoy cómo harán con el WhatsApp, el Twuitter o tantas otras aplicaciones.

 

-¿Puede dar un ejemplo más concreto?

-Hay infinitos. Podemos acceder a las cartas de José de San Martín, de José Gervasio Artigas, de Juan Domingo Perón, para citar nombres al azar. Lo que no sé es cómo se irá a reconstruir los documentos a partir de un mensaje de texto tan efímero. Mire, para retomar el campo de la comunicación: en Buenos Aires existen bares que proponen que los clientes dejen sus celulares en un mostrador y aquellos que lo hacen reciben un beneficio que consiste en un descuento en el café, justamente para alentar el diálogo entre las mismas personas que comparten una mesa. Y eso es alentar el recupero de un hábito esencial al momento de comunicarse de manera personal como es el mirarse a los ojos. Y eso para mi generación era algo natural. Estudiar en los bares, compartir charlas durante horas y de manera profunda era algo cotidiano. Sin duda que se ha perdido. Hoy los estudiantes ni siquiera tienen la cultura del diálogo, del bar, de la tertulia, de la discusión. Desayunan un alfajor con una gaseosa parados en una facultad. Pareciera que se ha perdido la necesidad del diálogo. Y esto está vinculado con algo cultural que se ha impuesto, especialmente después de la dictadura cívico militar para ubicarnos en el tiempo. Hablo del cambio o el tránsito de la solidaridad por la competencia, la cooperación queda desplazada por el individualismo. Más allá que también hemos tenido períodos de recupero de aquella matriz más prójima.

 

-Es el tránsito de lo efímero…

-Sí. Lo llamo la cultura del zapping o de la insatisfacción. La cultura del descarte. Y a veces la velocidad es buena, pero no siempre es buena. Decía el maestro José Larralde en “Herencia para un hijo gaucho” lo siguiente: “(…) lento el tiempo es gran señor y grande el tendal que deja”. Por eso creo que la reflexión, el compartir una charla, el escuchar al otro, abre fronteras.

 

-Quien observe el río podrá comprender que es un torrente que avanza siguiendo sus propias huellas, como los pueblos avanzan siguiendo su memoria. ¿Hay diferencias entre memoria e historia?

-Por supuesto que sí. En la historia tengo al menos dos elementos. Primero es lo que se denomina la Heurística, que no es otra cosa que el método para aumentar un conocimiento. Eso sería el documento que registra lo que pasó. Un ejemplo: 3 de febrero de 1852, Batalla de Caseros. Y segundo está lo que se denomina la Hermenéutica, que es la interpretación de ese hecho histórico. En donde existen diferentes miradas e interpretaciones y todas están atravesadas por influencias e intereses políticos, ideológicos, económicos, sociales, culturales, etcétera. Y la memoria, desde el plano individual, es selectiva. El recuerdo es un retazo. Además, es imposible recordar todo. Nadie puede ser “Funes el memorioso”, ese célebre personaje de Jorge Luis Borges que todo lo recordaba hasta el mínimo detalle.

 

-Eso quiere decir que el historiador tiene que tener una enorme imaginación…

-Sin imaginación es imposible pensar el oficio del historiador. Diría que no hay búsqueda sin imaginación.

 

-Por otra parte, los pueblos se definen por la memoria que comparten y no tanto por la historia que aprenden…

-Sin duda que es así. Creo que ahí hay una divisoria de aguas: la historia es una poderosa herramienta política y por eso se fundan corrientes historiográficas donde algunos pretenden conservar sus privilegios y otros ampliar los derechos colectivos. En el plano nacional tenemos a un Mitre que es liberal-positivista, eurocentrista, con un profundo desprecio hacia el nativo, hacia los pueblos originarios, hacia el criollo y toma el dualismo de Sarmiento de civilización y barbarie y que incluso perdura hasta nuestros días. Hay una carta de Mitre que es histórica y por suerte está publicada. Si la memoria no me es esquiva, está en la página 243 del Manual de Historia de Vicente Fidel López, obra en la que se han formado nuestros profesores de historia. Allí, Mitre escribe que se han puesto de acuerdo en sepultar a Artigas históricamente y para siempre. Pero la historia también es epocal y por eso aparecen momentos en donde cobra fuerza la idea de la Patria Grande y con ello las ideas de un San Martín, de un Bolívar, de un Artigas… de tantos que soñaron esta hermandad latinoamericana. Es el flujo y el reflujo de la historia. Por eso para los pueblos es más esencial y vital la memoria que la historia. Porque la historia tiene ese componente, ese interés de clase que distorsiona muchas veces los hechos para que no se desacomoden los que gozan de determinados privilegios.

 

-Hablo de un flujo y un reflujo. La historia se repite…

-No, de ninguna manera. En todo caso, la historia se repite pero se renueva y en esa renovación podrá tener semejantes a otras historias, pero nunca es la misma. Es como algunas fechas importantes para las personas o las sociedades: se repiten, como un cumpleaños o un fin de año, pero nunca es el mismo y siempre comienzan nuevas épocas.

 

-Le voy a plantear algo desde la Heurística y usted responde desde la Hermenéutica. El 6 de noviembre del año pasado dijo el actual ministro de Economía, lo cito textual: “Somos una Nación de 40 millones de habitantes con un nivel superior de educación todavía respecto de otros países de la región, que cada diez años nos dejamos cooptar por un caudillo que viene del Norte, del Sur, no importa de dónde viene, pero de provincias de muy pocos habitantes, con un curriculum prácticamente desconocido. No vaya a ser que en 2020 estemos hablando de fulano de tal, que vino, no sé, de Santiago del Estero, que no lo conocíamos, apareció de la nada y resulta que se quedó con todo el poder”.

-La Heurística es la documentación y lo que usted cita está perfectamente documentado. Esa declaración siempre me pareció de una profunda ignorancia. Porque el primer ministro de Salud, considerado como uno de los menores de América Latina, era santigüeño y se llamaba Ramón Carillo. Además de la ignorancia tiene un enorme desprecio, y evidentemente hay intereses que no ameritan pensar en el bienestar del pueblo. Este ejercicio me hizo acordar cuando las celebraciones del Bicentenario por la Independencia, el presidente (Mauricio) Macri, se dirigió al rey de España y le expresó que los patriotas “tuvieron angustias de separarse de España”. Me parece una frase inadmisible, indecorosa, incomprensible. Y si se quiere hacer una ucronía sobre el pasado no es posible imaginarse a un Artigas, a un Andrecito Artigas, a un San Martín, a un Belgrano, a un Bolívar, a Sucre, a O´Higgins y a miles y miles que lucharon por la libertad angustiados por la Independencia, sino todo lo contrario.

 

 

 

 

Por Nahuel Maciel

EL ARGENTINO

Seguí las noticias de Diarioelargentino.com en Google News Seguinos en Google News

Comentarios

Tu comentario ha sido enviado, el mismo se encuentra pendiente de aprobación...
Avatar
ver más
El comentario se encuentra deshabilitado

Denunciar comentario

Spam o contenido comercial no deseado Incitación al odio o a la violencia, o violencia gráfica Acoso o bullying Información errónea
Cancelar Denunciar
Reportar Responder
Tu comentario ha sido enviado, el mismo se encuentra pendiente de aprobación...
respuestas
Ver más respuestas
Ver más comentarios
IMPORTANTE: Los comentarios publicados son exclusiva responsabilidad de sus autores Diarioelargentino.com se reserva el derecho de eliminar aquellos comentarios injuriantes o discriminadores.

Teclas de acceso