¿Cuál es la realidad de los maestros rurales en el departamento de Gualeguaychú?

El año pasado se cerraron transitoriamente 55 escuelas rurales en Entre Ríos por falta de alumnos y también otros factores como el estado de los caminos, falta de servicio y escasez de oportunidades laborales. En aquel entonces, Colón y La Paz fueron los departamentos más golpeados. Enfrentaron entre seis y tres cierre de escuelas rurales debido a la falta de matrícula.

En el departamento de Gualeguaychú, según indicaron desde la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER) mencionan que en Gchú hay 59 establecimientos rurales primarios, sin contar Carbó, Irazusta y las dos Aldeas.

Desafíos en la ruralidad: vivencias en primera persona

Gisela Russo quien trabajó en la ruralidad, en la escuela de islas, mencionó a EL ARGENTINO que “dentro de los desafíos está el transporte, el no poder llegar o no poder volver. En las islas, tenés que llegar en botes o lanchas. En Paranacito está la lancha escolar que a veces no funciona”.

En este caso, la ex docente rural, describió el estado de las escuelas desde la infraestructura, “las escuelas tienen muchas carencias. El frío y el calor, que son parte del problema, nos enfrenta a aulas que no tienen ventiladores o estufitas. Puede pasar que por falta de mantenimiento, la escuela se llueva”, afirmó Russo.

Las inundaciones en las islas son otro tema conflictivo. “Suspender las clases porque el agua te rodea o, muchas veces se mete en el establecimiento, son situaciones cotidianas. Y luego, cuando el agua se retira, hay que acondicionar el establecimiento. Por suerte, tenemos una comunidad de padres, vecinos y maestros que siempre están para dar una mano”.

Gisela, se refirió a su experiencia como “maravillosa” pero también cargada de sacrificios. “Al principio, como tenía mucho miedo, empecé a ir en colectivo, pero llegó un momento que no se podía. Tuve que ir a dedo, me largué y me fue muy bien. Hice muchos años dedo, pasé mucho frío y tremendo calor. Me levantaba muy temprano, salía en plena noche, cargada con mis cositas didácticas y mi bolso lleno de cosas para los gurises. Mucho cansancio y mucho esfuerzo con mi guardapolvo”, finalizó Russo.

Aldea San Juan: desafíos superados por el trabajo en equipo

Vanesa Bossio, directivo docente de la Escuela Nº 21 General San Martín en Aldea San Juan, en diálogo con EL ARGENTINO, puso énfasis en lo humano, habló de los propósitos para este año y mencionó que “el trabajo en equipo” es el motor para superar los desafíos.

“Nos proponemos tener la escuela más linda, - describe el directivo - cumplir con más desafíos pedagógicos y con más proyectos. Desde el año pasado hasta ahora se subió la matrícula, en nivel inicial pasamos de 6 a 15 chiquitos. En la primaria, de 36 a 42 chicos, esto es también otro gran desafío. Estamos muy comprometidos con el trabajo, los docentes, yo como directora, la ordenanza, la supervisora y la directora Natalia Báez. No quiero dejar de nombrar a Vanessa Galopp que todo el tiempo nos da una mano en todo lo que necesitamos. Nos ayuda con la copa de leche, pero si necesitamos cualquier cosa, ella está presente. Pero, como siempre digo, el trabajo es en equipo, nuestra escuela se caracteriza por eso para superar los desafíos que son diarios” afirmó la directora.

El rol del maestro rural no se limita a la función de enseñar

En la Escuela “Rivera Indarte” N° 64, ubicada en Colonia el Potrero, se encuentra la directora Matilde Nelli, en comunicación con EL ARGENTINO, hizo referencias al estado del establecimiento, “en la actualidad la escuela presenta ciertos aspectos edilicios. Las familias y los docentes trabajamos desde la Asociación Cooperadora. A comienzo de este ciclo, un gran temporal arrasó en la zona, por las piedras se rompieron vidrios y el tanque de agua. Nos pusimos a trabajar de manera cooperativa y se logró comprar el tanque de agua. Además, vecinos de la zona colaboraron con los vidrios”.

En relación al contexto de la ruralidad, el directivo, mencionó que, “las escuelas rurales en su mayoría, funcionan de esta manera. Mayormente es esfuerzo y compromiso tanto de la persona que se encuentra a cargo de la institución, como de las familias que forman parte. Párrafo aparte - afirmó Matilde Nelli - merecen los caminos rurales. Históricamente han sido descuidados, y en épocas de lluvias, pasan hasta semanas en las que no podemos entrar. Arriesgamos nuestra única movilidad para llegar al lugar de trabajo. Cuando llueve cumplimos, enviamos actividades a las familias por whatsaap, siempre que puedan acceder a la conexión, porque aunque estemos en tiempos de avances tecnológicos, hay familias que no tienen conectividad”.

Sobre las satisfacciones que ofrece la docencia rural, el directivo, aseguró que, “a nivel personal debo destacar las caritas de los alumnos, verlos trabajar en grupo de manera cooperativa, sus primeras palabras escritas y las primeras lecturas. A nuestra escuela la tomamos de la mano, trabajamos y aprendemos con ella, de esta manera es maravilloso ver lo que se puede lograr, más allá de lo pedagógico. El amor que te ofrece la docencia se lo deseo a cualquier persona”, concluyó Nelli.

Los docentes rurales, quienes a menudo trabajan en condiciones de aislamiento y con escasos recursos, superan grandes desafíos para ofrecer educación en áreas rurales. Se enfrentan a problemáticas históricas que están lejos de resolverse. ¿Sería una utopía pensar en facilitar el traslados de los docentes rurales a sus lugares de trabajo? ¿Es posible desnaturalizar que el docente rural tenga la obligación de atender otros aspectos que no son pedagógicos? ¿Puede la implementación de políticas educativas más reales con el contexto rural mejorar la situación de estos procesos educativos?

Éstos son algunos interrogantes que surgen y que abren líneas a futuras indagaciones.