
Señoras, señores, jóvenes creen ustedes estar preparados para enfrentar una crisis sea donde fuera que les ocurra, en vuestra casa, en la oficina, en el club o haciendo cualquier actividad. Primero definamos que es una crisis.

Redacción EL ARGENTINO
Por Jorge Pedro Jurado
Una crisis es definida como una situación grave o cuasigrave que puede afectar vidas, bienes, salud, medio ambiente, la economía o el desarrollo de personas en una casa, una empresa o de un país.
En algún momento de nuestras vidas todos o muchos de nosotros nos hemos enfrentado o nos enfrentaremos a una crisis, ya sea personal, familiar, profesional, laboral o en otros aspectos.
La debimos o la deberemos enfrentar ya seamos adolescentes o adultos y a los niños sus padres los deben cuidar y prevenir que tal o cual cosa no se puede hacer porque es peligrosa. Las mismas pueden ser de distinta índole, razón u origen. Pueden suceder por acción o por omisión sea nuestra o de terceros. Si la crisis es de salud pues debemos llamar a la ambulancia y consultar al médico sin duda alguna. Si somos adultos y es por un tema legal seguro que consultaremos a un profesional del derecho. Si el problema es de otra índole recurriremos al idóneo en el tema.
Pero no solamente para los seres humanos existen las crisis sino también para las empresas porque las reglas también han cambiado y los gustos de los consumidores o clientes se modifican día a día. La tecnología avanza y avanza. Hay objetos que antes eran demandados por los consumidores y hoy no sabemos que cosa hacer con ellos. Ya no es suficiente contar con una marca reconocida y tener un buen producto o servicio a un precio competitivo. Los tiempos altamente complejos en los que vivimos y la vertiginosa velocidad del cambio en la que estamos inmersos, han visto a muchas grandes empresas desaparecer o reducen drásticamente su participación de mercado o productos que son reemplazados por otros. Las máquinas han reemplazado empleados y el trabajo en casa ha modificado la forma de vivir.
Algunas empresas con años han desaparecido y nuevas se han creado. La realidad es que vivimos en tiempos complejos en los que es seguro que en algún momento de nuestra existencia enfrentaremos una crisis. Pero hay acciones que podemos hacer al respecto para asegurar nuestra existencia, amortiguar los daños y sobrepasar la crisis con el menor perjuicio posible para sí y para los terceros.
Hay acciones claves para enfrentar una crisis y salir de ella fortalecidos. La primera es reconocer que a cualquiera nos puede suceder y para ello hay que estar preparados sea personalmente, en una casa de familia, en una empresa o fábrica.
Al enfrentar una situación adversa, la mayoría de las personas por si solas en su caso o en las organizaciones de grupos de gente empiezan a formular pretextos o razones por las cuales reconocen no ser responsables de lo sucedido y se paralizan sin saber que hacer o como actuar. Otros, simplemente evaden la situación y esperan a que esta mejore por sí sola. Ninguna de estas maneras es efectiva ni pueden aportar ninguna solución a la crisis que se presentó en forma súbita. No hacer nada no es una solución al problema.
La manera más efectiva de lidiar con una crisis es reaccionar y asumir la situación tal como es, sea para bien o para mal e independientemente de qué o quién causó esta crisis. Cuanto más rápido uno y el grupo asuma la situación, más rápido se podrá salir de ésta y hallar la solución.
A menudo, la reacción de las personas ante una crisis es entrar en pánico, molestarse, atemorizarse, preocuparse y/o tomar acciones reactivas. En cambio, un líder sabe que este es el momento más crucial de su liderazgo; cualquiera puede serlo cuando todo está saliendo de maravilla, pero un verdadero líder es aquel que mantiene la calma e infunde fe en otros cuando las cosas no están saliendo como uno quisiera y persiste en el plan de contingencia hasta que se logre el objetivo.
Una crisis, por definición presenta situaciones adversas, algunas desconocidas en su solución y/u origen y tomar las mismas acciones de siempre o reaccionar de manera instintiva seguramente no va a resolver el problema. Es necesario formular tormenta de ideas, de pros o contras, de discutir con expertos y asesores.
Es importante en momentos de crisis que uno se tome el tiempo para analizar la situación e identificar el problema adaptativo y la solución más apropiada para salir de ella con el menor costo y daño posible.
Una crisis se presenta con situaciones inesperadas, adversas y en gran medida desconocidas para nosotros. También nos exige cambios radicales en nuestra manera de ser y operar si es que la misma se originó en nosotros mismos. Estos cambios a menudo implican sacrificios por parte nuestra y de los miembros del equipo o los integrantes de la organización o de la familia, así como una mayor necesidad de contar con la inteligencia colectiva del grupo que trabaja o convive con nosotros.
Para poder sobrepasar exitosamente momentos de crisis es absolutamente necesario no hacer tareas para los cuales no estamos preparados ni somos diestros. Si la crisis es en el grupo, ninguna persona por sí sola puede lograr lo que un grupo de personas comprometidas y alineadas como equipo puede lograr en conjunto. Para eso es menester en el caso de una empresa o industria contar con los llamados Comités de Crisis, líderes con personalidad, manuales de procedimientos que definan la forma de actuar, equipos de emergencia y hacer ejercicios de entrenamiento para poder enfrentar con éxito una situación de crisis si acaso ella sucede.
Pasa lo mismo en los hogares o casas donde vivimos con nuestras familias donde cada tanto algo sucede. Un ejemplo muy común son los temas de salud para el cual hay que tener a mano el teléfono de emergencia de la obra social, o del médico clínico o de la ambulancia de emergencia, u otro caso muy común y repetitivo es que se corte la energía eléctrica donde una linterna será muy útil o un matafuego de mano por si existe un inesperado foco de incendio.
Lo único que produce resultados en esta vida son las acciones y estar preparados para ello. Una vez que hayas analizado la situación y te hayas hecho cargo de la misma o de un equipo para resolverla es necesario que te pongas en acción. Estas acciones tienen que ser diferentes y contundentes, de manera que produzcan resultados positivos en el menor tiempo posible.
Los momentos de crisis nos ofrecen oportunidades para aprender y evolucionar, pero no es necesario ni recomendable que esperes hasta que tengas el agua en el cuello para hacer esto. Puedes aprender e innovar constantemente, los tiempos altamente dinámicos y complejos en los que vivimos así lo exigen.
En momentos de crisis, las personas tendrán que elegir entre ser reactivos o ser proactivos. Ser proactivos implica afrontar la situación tal y como es, pero dentro de un contexto que facilite su resolución. Ser reactivos no es la mejor solución.
Nadie está exento que le ocurra una crisis y solo debemos estar por si ella sucede.
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