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# La presencia disuade y previene
En los últimos días se ha observado en muchas zonas sensibles de la ciudad y a distintas horas una gran cantidad de policías circulando por las calles. Indudablemente, la presencia policial disuade y es un mecanismo de prevención en materia de seguridad.
Esta particularidad ?que no se ha visto antes con esta asiduidad- ha sido valorada por muchos vecinos de diferentes barrios y por los comerciantes ubicados en la zona céntrica de la ciudad.
Es oportuno resaltar esta actitud de la Departamental de Policía, porque está instrumentando un muy buen mecanismo en materia preventiva y en su lucha contra el delito.
En los barrios, los policías están circulando como mínimo de a dos y esto genera una gran tranquilidad en la población, especialmente en aquellas zonas que no siempre han tenido un mecanismo preventivo con esta intensidad.
El otro aspecto a resaltar es el buen comportamiento que tienen los agentes, porque se dedican a patrullar y vigilar sin molestar al vecindario y en muchas ocasiones hasta su presencia pasa casi desapercibida, manejándose con profesionalismo. Este último dato también es un gran logro, porque la vigilancia no prejuzga ni hace de portación de ?rostro? o de ?aspecto? un motivo de molestia al ciudadano.
# Frágil
La noticia indica que en la reunión del G-8 celebrada en Heiligendamm (Alemania) se acordó una reducción sustancial de los gases contaminantes.
Lo novedoso del caso es que por primera vez Estados Unidos se suma a Rusia y a los otros seis países más industrializados en la lucha por disminuir a la mitad las emisiones de CO2 en 2050.
Paralelamente, los principales países emergentes del Grupo de los Cinco (México, Brasil, China, India y Sudáfrica) se encontraban hasta ayer en la búsqueda de una posición común para ser presentada hoy en la reunión de Heiligendamm, ya que si bien en el documento preparado por el G-8 se llama a los países emergentes a unirse a este desafío, los jefes de Estado del G5 no quieren comprometerse a cumplir metas vinculantes de reducción de las emisiones, alegando que la protección del medio ambiente no debería hacerse a costa del crecimiento de los países emergentes.
En este juego del gato y el ratón, nadie parece ser inocente. Los países desarrollados cargan con gran parte de la culpa de haber llevado el medio ambiente al estado de fragilidad actual. Los países emergentes representados por el G5 parecerían estar levantando sus dos manos en reclamo de su turno de contaminar, asumiendo así una posición tan criticable como la del G8 hasta el momento. Sea como sea, el mundo asumió y asume una actitud cortoplacista en la que lo que menos importa es el futuro de las próximas generaciones.
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