
Ada Berta Vespa de Galeta está anotada en el Registro Civil como nacida el 19 de mayo, pero ella dice que fue el 28 de abril. “Soy como el amor, no tengo edad”, dice sin coqueterías pero con mucho convencimiento.
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“Para todos soy Ada Galeta”, se reconoce esta mujer nacida en Gualeguaychú y que ha explorado las artes a través de la música, el baile, la pintura y la poesía; y que forma parte de dos grupos que contiene y expande: Gente de Letras y la Asociación de Artistas Plásticos.
“Son como mi familia. Me cuidan. Me miman. Me protegen”, dice esta mujer que tiene flores en los cabellos y la poesía en el alma. No fue fortuito que hoy un aula de la Escuela Mamerto Esquiú lleve su nombre: Ada Galeta.
Ada tierra
El encuentro con EL ARGENTINO se realizó en la Casa de la Cultura el martes por la mañana y si bien hoy a las 21 realizará un recital integral con exposición de sus cuadros a manera de reconocimiento, el motivo central fue simplemente dialogar con una artista que se define “como muy feliz”.
“La primaria la hice en la Escuela Gervasio Méndez, donde fui abanderada. Luego seguí en la Escuela Técnica donde estudié bordado a mano por la mañana y piano por la tarde”.
Ada Galeta fue también profesora de Jardín de Infantes, y siempre se destacó por ser buena alumna y tener un gran sentido de la amistad. “Era muy aplicada y muy responsable. Además, siempre quería ir a la escuela. Recuerdo un día que estaba descompuesta y mi mamá quería que faltara. Entonces, le dije que no, porque iban a enseñar cosas nuevas y me las iba a perder. Siempre quiero estar aprendiendo”.
Ada Galeta es madre de un hijo (Jorge Alberto), abuela de tres nietos “y ahora tengo un bisnieto. Estoy completa, no puedo querer más”, dice con una sonrisa mientras se lleva la mano a los cabellos para acomodarse la flor que luce en su peinado.
-¿Qué fue primero: la música, la poesía, la pintura?
-Desde los seis años que canto y bailo. Me crié al lado del bandoneón de mi tío José Luis Videla, hermano de mi mamá. Por eso amo tanto al tango. El me decía, párate acá y cantá. Y así el tango y el folklore se me volvieron pasión. También canto español y por eso siempre llevo las castañuelas en la cartera.
Ada Galeta queda en silencio y trae con la mirada perdida en el aire los siguientes versos: “Cruzó los brazos para no matarla, cerró los ojos para no llorar”…
Ada aire
Ada Galeta podría ser definida por el romanticismo.
Pero no el romanticismo que hace referencia a un movimiento artístico o a una búsqueda estética, sino porque es parte de su naturaleza específica, porque concreta, porque le da forma y esencia a lo que percibe.
-¿Y cómo descubre la poesía?
-De chiquita, cuando escuchaba una música le ponía letras. Por eso todo lo que hago ahora Dios me lo dio. Me gusta la escritura, cantar, me apasiona bailar. A los 13 años escribí mi primera poesía de amor. Se llama “Tu juramento”.
Ella misma trae sus primeros versos, colocando sus manos en el pecho y entrecerrando los ojos como si la mirada se transformara en un susurro: “Tú me juraste por Dios que nunca me olvidarías / y que siempre me llevarías dentro de tu corazón. / Y en prueba de tu pasión, fuerte beso me diste / con el cual me permitiste quererte con devoción”.
Ada agua
El agua adopta todas las formas y jamás pierde su esencia. El agua es un espejo y refleja. El agua es el continente de la vida.
-Música, poesía. ¿Cuándo llega la forma y el color?
-A la pintura llego también de chica. Mi padre tenía un almacén y yo pintaba retratos en los papeles de envolver mercaderías. Me gustaba hacer retratos, casi como fotografías. Así lo hice a Agustín Magaldi, y a los próceres de la historia como Sarmiento y San Martín, entre otros. Luego, ya de grande, hice una serie de retratos de personajes de la ciudad y los expuse en Central Entrerriano. Retraté al dentista Héctor Grané con su caballo de polo, al padre Luis Jeannot Sueyro, a Bautista Carrazza del Club de los Abuelos, a Tito Haedo con el poncho y la pipa. Los dibujaba y a cada cuadro le hacía unos versos.
-Pero también “retrata” paisaje…
-Sí, porque luego me dediqué al óleo. Me gusta el paisaje, que tenga vida. Arboles y río, agua, agua y más agua, eso me encanta. Me gusta que el cuadro tenga movimiento: gente pescando, el agua corriendo. Tiene que tener vida, porque la vida anima.
Ada orilla
Ada Galeta es como la orilla de un río. Allí están los elementos agua, tierra y aire en un mismo espacio, en una misma dimensión.
Hoy a las 21 en la Casa de la Cultura presentará su arte. Y como un puerto o una recalada, su testimonio permitirá arribar o partir en búsqueda del encuentro. Su propuesta provoca el movimiento. Es ánima, es decir, espíritu y sustancia; intrepidez y denuedo.
“No pienso en la muerte –dice sin tonos de despedidas-. Porque a la muerte la llevamos adentro, va con nosotros y no la vamos a ver. Para qué pensar en ella si nunca nos va a faltar. En cambio siempre pienso en la vida. Siempre agradezco el día que vivo. Cuando Dios me llame sólo pido que no me lloren, porque en todas mis etapas he sido feliz. Por eso todos los días agradezco”.
Ada con su flor en los cabellos, con sus collares barrocos, con sus anillos ornamentados, queda en silencio inclinando la cabeza para el lado de la reflexión. Se asemeja a un hada que tiene por varita mágica la poesía. Hoy a las 21 en la Casa de la Cultura tocará a varias almas para que se conjugue el corazón.
Por Nahuel Maciel
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