
Son las tierras más fértiles para la producción agrícola. Pese a ser en dólares, la cotización de la hectárea de campo se elevó 20 por ciento en un año. Hay pocas transacciones por la escasa oferta y la conveniencia de arrendar.
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Un estudio elaborado de manera reciente por consultores inmobiliarios revela que la cotización de la hectárea de campo se elevó un 20 por ciento, pese a tener valores en dólares.
Las zonas más demandas en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba llegan a cotizarse entre 30 mil y 40 mil dólares en el Valle Cuyano de Mendoza.
En el caso de Entre Ríos, el estudio marca una cotización de hasta 9.500 dólares la hectárea, en la zona sur. Pero actores del sector revelaron que las transacciones –no muchas, por cierto– dan cuenta de operaciones por once mil dólares.
Los fundamentos del fenómeno se sostienen en la escasa oferta disponible de campos agrícolas y ganaderos, y el buen desempeño de los alquileres.
“En la zona se hacen pocas transacciones, particularmente de fracciones muy pequeñas. En esos casos, sabemos que se han pagado hasta once mil dólares la hectárea”, apuntó el titular de la Sociedad Rural de Victoria, Oscar Larracoechea.
El dirigente indicó que los valores se han convertido en “un aspecto muy subjetivo, ya que las inmobiliarias levantan el precio porque les conviene. En la actualidad, el valor de la tierra se rige por los valores inmobiliarios, más que por razones de carácter productivo”, indicó.
Larracoechea sostuvo que en ese contexto, la posibilidad de adquisición para un productor está muy alejada de la realidad. Es que con esas cotizaciones, el plazo de recuperación de la inversión, con amortización e intereses, puede demandar casi cincuenta años. “Anteriormente el plazo se extendía por diez o doce años”, ejemplificó.
Esa dificultad para que los productores puedan crecer hace que los mejores campos “sean adquiridos por empresarios de otros rubros, jugadores de fútbol, políticos, con dinero que no proviene de ingresos del sector”.
“Para quien no trabaja la tierra, los valores de arrendamiento son muy buenos, porque reciben renta y mantiene e incluso crece el capital (campo) en moneda dura. No hay muchas opciones de inversión que ostenten tal nivel”, precisó el titular de la Sociedad Rural.
Respecto a lo que acontece en el resto de la provincia, Larracoechea consignó que en charlas con dirigentes de otras Sociedades Rurales se aprecia que en términos generales, es muy difícil la adquisición de campos por parte de los productores entrerrianos.
En el caso de Victoria, unas 400 mil hectáreas (zona de islas, dos tercios del total del departamento) son destinados al uso ganadero y en menor medida, a la apicultura. “No se puede realizar forestación porque las aguas del río cubren permanentemente los sectores”, explicó Larracoechea. El tercio restante, algo más de 150 mil hectáreas se destinan a la soja (más de 100 mil hectáreas), 25 mil al maíz y otra similar de trigo, que se superpone con la soja de segunda.
Difundido días atrás, la inmobiliaria L. J. Ramos hizo un estudio del valor de la hectárea de campo en la principales regiones del país y en lo que hace a la provincia de Buenos Aires determinó que en las tierras más cercanas a la ciudad de Buenos Aires, donde de pueden desarrollar actividades intensivas, emprendimientos inmobiliarios o áreas de descanso para fin de semana, la hectárea se cotiza hasta 30 mil dólares.
En los Valles Cuyanos de Mendoza la hectárea llega hasta los 40 mil dólares y el Valle de Río Negro orilla los 25 mil dólares.
Es muy escasa la disponibilidad de campos agrícolas y mixtos, especialmente en la pampa húmeda (Buenos Aires, Santa Fe, este de Córdoba, este de La Pampa y sur de Entre Ríos), y se observaron incrementos en otras zonas, también en las fracciones de pequeña escala.
Los valores, por su parte, muestran tendencias hacia la suba, empujados por los precios requeridos en la zona núcleo, que llegan a estar un 20 por ciento por encima de los precios que se solicitaban un año atrás.
De todos modos, la concreción de operaciones es más bien escasa, ya que los propietarios tienen buenas razones para no desprenderse de tierras que son, al mismo tiempo, un buen negocio inmobiliario y un soporte para una producción que encuentra precios firmes que la hacen rentable.
El informe indica que los precios de los alquileres, en campos destinados a la explotación agrícola, pasan por un buen momento. La operatoria se recompuso con pago adelantado, luego de la incertidumbre de la campaña 2009/2010, cuando debido a la crisis y la sequía de 2008, los contratos se cerraban con pagos parciales y a resultado de cosecha.
En la selva misionera, la hectárea se cotiza entre 700 y cinco mil dólares; en la zona litoral sur de Corrientes, entre 1.700 y 2.800 dólares; en litoral norte de Corrientes, entre 800 y 2.500 dólares. En el sur de Entre Ríos, entre cinco mil y 9.500 dólares.
Fuente: Diario Uno.
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