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El cura Marcelino Ricardo Moya se sentará en el banquillo de los acusados el próximo 20 de marzo.
El Tribunal de Juicio y Apelaciones de Concepción del Uruguay, que integran los jueces María Evangelina Bruzzo, Fabián López Moras y Melisa Ríos, lo juzgará por abuso de menores durante los días 20, 21 y 22 de marzo, en audiencias orales, pero no públicas. Del juicio tomarán parte por el Ministerio Público Fiscal, Nadia Benedetti, de la Unidad Fiscal de Villaguay; los abogados Florencio Montiel y Juan Pablo Cosso, por la querella; y el defensor del sacerdote José Ostolaza. El proceso penal caratulado “Marcelino Moya s/Promoción de la Corrupción agravada” se inició en junio de 2015 a partir de una investigación periodística de la Revista ANÁLISIS que denunció los hechos aberrantes ocurridos hace más de 25 años en la parroquia Santa Rosa de Lima. Dos ex monaguillos denunciaron a Marcelino Moya como el responsable de haberlos abusado cuando eran menores de edad, después de haberlos convencido de que podían compartir actividades en su habitación. Los querellantes confían en que “Moya va a ser condenado”.
Marcelino Ricardo Moya fue denunciado en junio de 2015 por dos jóvenes que, en su niñez y adolescencia (años 1995/1996), formaron parte de un grupo que asistía regularmente a la parroquia Santa Rosa de Lima y que eran alumnos del Colegio La Inmaculada, de Villaguay.
En los primeros 90, a Villaguay llegó el cura Moya, un personaje expansivo, que generaba empatía y que supo cubrirse de una pátina de cura bueno, que se ganaba el aprecio de todos con sus incursiones en festividades gauchescas en las que despuntaba como payador.
El religioso fue denunciado en junio de 2015 por dos jóvenes, el médico Pablo Huck, y E.F, un estudiante de Derecho y ambos relataron con la crudeza de pocos de qué modo fueron corrompidos por el cura.
Las víctimas habían relatado a la Revista ANÁLISIS cómo fueron cada uno de los abusos cometidos por Moya. El primero de ellos contó que fue abusado, por lo menos dos veces por semana y durante casi dos años, en la propia habitación del sacerdote, en el primer piso de la Parroquia de Villaguay, como así también cuando hicieron viajes a Viale, para realizar tareas religiosas.
La otra víctima contó que hubo un intento de abuso, también en la habitación del cura, pero éste reaccionó a tiempo y empujó al cura, tras lo cual se fue de la Iglesia y nunca más volvió, pese a que también era monaguillo.
Moya llegó a Villaguay como vicario parroquial y docente del Colegio La Inmaculada y ahí, en esos lugares, y quizá en otros tantos más, abusó de menores. Eso dice la denuncia que presentó el médico Pablo Huck el 29 de junio de 2015 en los Tribunales.
Dos años después de aquella denuncia, el 29 de junio de 2017, el juez de Garantías de Villaguay, Carlos Ramón Zaburlín, rechazó el planteo de los defensores del cura, que reclamaron la prescripción de la causa por abusos a menores, e hizo lugar al pedido que formularon en forma conjunto la fiscal Nadia Benedetti y los querellantes Florencio Montiel y Juan Pablo Cosso, y elevó el expediente a juicio oral.
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