El director del Distrito III de Federación Agraria, Matías Martiarena, advirtió sobre la magnitud del avance del parásito en campos entrerrianos y pidió reforzar las acciones de erradicación para evitar pérdidas millonarias.
Redacción EL ARGENTINO
Durante una reunión realizada en Basavilbaso con los paratécnicos que trabajan en la lucha contra la garrapata bovina, Martiarena calificó la situación como “compleja”, señalando que la Fundación de Lucha contra la Fiebre Aftosa (Fucofa) ya registra al menos 1.100 campos afectados. Aclaró, sin embargo, que la cifra real podría ser bastante mayor debido a la falta de declaraciones de muchos establecimientos.
Resistencia, brotes y pérdidas: un escenario crítico en el norte entrerriano
El dirigente subrayó que el norte de Entre Ríos, especialmente los departamentos limítrofes con Corrientes, concentra la mayor cantidad de casos. Allí, la garrapata ha desarrollado resistencia a varios productos, lo que dificulta su control. Además, se están registrando brotes del Complejo de Tristeza Bovina, con mortandades superiores al 40% del rodeo en algunos establecimientos.
“Convivir con la garrapata solo alarga el problema”, remarcó Martiarena, quien también integra Fucofa en representación de Federación Agraria. Recordó que la fundación lleva más de dos décadas trabajando en la erradicación del parásito, con planes que incluyen servicios de laboratorio, estudios sobre resistencia a productos y la incorporación de un software que permitirá un control más ágil de las tareas de campo.
Impacto económico y llamado a la acción: “No podemos naturalizar el problema”
El objetivo inmediato, según explicó, es reducir en un 70% los establecimientos afectados de acá a marzo. Para ello, destacó la necesidad de cortar el ciclo biológico del parásito en los meses de mayor actividad, coincidentes con las altas temperaturas.
Martiarena también puso el foco en las consecuencias económicas de la infestación: “Convivir con la garrapata genera pérdidas de unos 180.000 pesos por cabeza, reflejados en menor producción de carne, caída en el celo de los animales y muertes directas”. Y advirtió que, de no haberse mantenido el plan de control durante los últimos 20 años, las pérdidas acumuladas hubieran sido multimillonarias para el sector ganadero entrerriano.
Finalmente, llamó a los productores a involucrarse en forma activa en la estrategia de erradicación, descartando cualquier resignación: “La garrapata nos obliga a ser eficientes, y aunque el desafío es grande, no es imposible de resolver”.