
Martín Polo de la sociedad de Bolsa Cohen analizó el contexto financiero de la Argentina, las tensiones cambiarias, el uso del ancla como estrategia y la reacción de los inversores ante los posibles anuncios del Gobierno.

Redacción EL ARGENTINO
El economista Martín Polo, jefe de estrategia de la Sociedad de Bolsa Cohen, se refirió este jueves en Infobae en Vivo al escenario que enfrenta el Gobierno nacional en torno a la negociación con el Fondo Monetario Internacional, el delicado frente cambiario, las expectativas del mercado y el impacto de los flujos comerciales sobre las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Polo comenzó analizando el contexto del nuevo acuerdo con el FMI, cuya ratificación oficial se esperaba para la tarde de ese mismo día. “La expectativa es que va a haber ese monto que el Gobierno viene anunciando en el último mes y medio, esos famosos 20 mil millones de dólares”, afirmó.
El economista explicó que parte de esos fondos está previsto para cancelar vencimientos con el propio organismo multilateral y que lo central, para los inversores, es “cuánto de eso puede venir por adelantado en un contexto en el cual las reservas vienen cayendo”. A su juicio, el eventual acuerdo representa “un poco de agua para ese vaso”, pero remarcó que no resuelve los desafíos estructurales de la política cambiaria.
Uno de los temas que más debatió el mercado en la última semana, dijo Polo, fue la “letra chica” del nuevo programa, en especial en lo referido al esquema cambiario, que “quizás era la tarea que el Gobierno tenía pendiente para después de las elecciones” pero que se adelantó “por la propia fragilidad que mostraba el plan”.
El analista explicó que el BCRA dejó de comprar dólares, que el tipo de cambio oficial perdió competitividad y que además el contexto internacional cambió radicalmente respecto de comienzos de año.
Al referirse al enfoque de política económica utilizado por el Ejecutivo, Polo sostuvo que el Gobierno usó en 2023 “el ancla cambiaria como herramienta para bajar rápidamente la inflación”. En sus palabras, “el hecho de tener el cepo te daba tiempo para que eso lo puedas hacer, entonces el ancla cambiaria fue muy fuerte porque el mercado le creyó”.
Respecto de la evolución del tipo de cambio real, Polo señaló que el peso hoy es menos competitivo que antes de la devaluación de agosto de 2023. “La competitividad del peso es mucho más baja incluso que en agosto del 2023, previo a la devaluación que había hecho Massa en ese momento”, puntualizó.
Sobre el desempeño externo, Polo recordó que en 2023 la situación resultó contenida porque “las importaciones no estaban tan dinámicas”.
“Argentina está exportando lo mismo desde hace 20 años. Es muy difícil hacer un salto exportador, salvo que tengas suerte, como un precio alto de la soja o un adelanto en Vaca Muerta o en minería”, evaluó. Para Polo, las vulnerabilidades externas se profundizan porque “la cuenta corriente ya era negativa el año pasado” y ese deterioro “se compensaba con financiamiento que ya no existe”.
Según el economista, “en el mundo ya nadie te presta, no le prestan a Argentina, no le prestan a nadie porque estamos en un proceso de transición”. En este escenario, observó, “el Banco Central hoy está vendiendo y el agro está liquidando a buen ritmo”, y aclaró que “lo que liquida el agro hoy es 20% más alto que abril del año pasado”.
Desde su perspectiva, la presión cambiaria actual se origina en la demanda: “Cuando viene por la demanda es porque te juega ese olorcito de la expectativa. Si ves el tipo de cambio barato, te adelantás”.
El analista sostuvo que el mercado ya espera un ajuste en la política cambiaria: “La corrección se la espera para abril”. Si bien aclaró que “nadie lo sabe con certeza”, explicó que los precios de los activos ya reflejan esa posibilidad. En ese marco, Polo se refirió a la chance de implementar “una banda de flotación con cepo cambiario”, aunque reconoció que es una herramienta inusual: “Es medio raro, porque si hay presión, por lo general te la suma el mercado oficial o el paralelo”.
Sobre los últimos movimientos del BCRA, Polo reveló que “en las últimas tres semanas, el Banco Central vendió 2.000 millones de dólares”. Según el economista, “en la foto es muchísimo, pero si ponés la película no es tanto, porque el año pasado compró 24.000 millones”.
También abordó la cuestión de la tasa de interés. Afirmó que, tras conocerse el contenido del nuevo acuerdo, el mercado va a evaluar si el monto del primer desembolso y la definición cambiaria son “mucho, poco o lo que ya estaba en precio”, y de ahí derivará “cuánto tiene que estar la tasa de interés, porque esto es un ajedrez”.
Consultado sobre el contexto internacional, Polo advirtió que el enfrentamiento comercial entre Estados Unidos y China es un mal escenario para todos: “Que se peleen con aranceles de más del 100% es malo para el mundo, es malo para todos”. Y aunque admitió que podría haber sectores con oportunidades transitorias, enfatizó que “más allá de la sintonía política, es un mal escenario también para la Argentina”.
Al ser consultado sobre la viabilidad del acuerdo con la Unión Europea, Polo expresó dudas: “No lo sé, porque tampoco sé si la Unión Europea lo va a querer. Pensá que el acuerdo con la Unión Europea se viene negociando hace 25 años”. Agregó que “Argentina tiene que hacer sus propias tareas para exponer su producción a la competencia externa”.
Sobre la inflación, dijo que el dato que se iba a conocer ese mismo día podía ser incómodo, pero que “el proceso de desinflación sigue siendo exitoso”. Estimó que la inflación de marzo iba a ubicarse “arriba de 3%”, y explicó: “Si tomás las ponderaciones de la Ciudad de Buenos Aires, te tiene que dar más o menos eso”.
Finalmente, se refirió a las decisiones financieras que puede tomar un ahorrista en este contexto. Recomendó evitar las acciones por su alta volatilidad y definió la estrategia ideal como “un catenaccio, colgado del travesaño”. Según Polo, los plazos fijos al 2% mensual no alcanzan para ganarle a la inflación, por lo que aconsejó tomar coberturas simples: “No hacer nada riesgoso. Un poquito más prudente”.
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