
El Presidente hace seguidismo de su colega estadounidense. También en la manipulación de la información en su favor como el hecho de que Argentina está para él “baratísima”

Redacción EL ARGENTINO
Dos episodios de alta importancia en los últimos días marcan el ritmo de los nuevos tiempos y también ratifican cómo Donald Trump y Javier Milei, aún en su notorias diferencias económicas, siguen un juego de parecidos con impacto muy diferente para Estados Unidos y Argentina. Ambos episodios remiten al controvertido de la falsa información y a los modos hasta violentos que adquirieron los gobernantes.
En el episodio uno, hay un Trump en la Casa Blanca, recibiendo el último miércoles al presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, a quien con ciertos límites y matices elogió para después someterlo a una verdadera emboscada. Con imágenes del pasado, con otras de otro país, y unas más que se desconocen a qué corresponden, Trump reprochó a su invitado la existencia de un supuesto “genocidio de blancos” en Sudáfrica a manos de la mayoría negra. Se trata de una teoría que no tiene asidero en las estadísticas y que ni siquiera la población blanca, salvo los supremacistas y el megaempresario de origen sudafricano Elon Musk, alientan.
Podrían seguir enumerándose otros hechos complicados. La guerra de Trump contra la Universidad de Harvard y sus acusaciones de que la dominan los terroristas extranjeros y el Partido Comunista Chino. O la fiesta de megaempresarios de la cryptomonedas en la que participó el mandatario siendo un hecho incompatible con su investidura y sus negocios también ligados al mundo crypto. Trump se mantiene indiferente a las críticas.
En paralelo, durante las elecciones legislativas en Buenos Aires, el aparato libertario difundió videos falsos de Mauricio Macri y Silvia Lospennato generados con IA, violando la veda electoral. A pesar de las denuncias, los contenidos siguen en X (Twitter), plataforma de Musk, aliado de ambos líderes y gran promotor de fake en redes. Milei justificó estos hechos como "libertad de expresión". En una entrevista de televisión, Milei no sólo justifica los videos falsos, la violación de la veda y la campaña sucia como parte de un supuesto ejercicio de la “libertad de expresión”, sino que a sigue montado en sus propias verdades, no siempre justificadas por los hechos y las estadísticas.
“La Argentina baratísima” y otras ficciones
Este martes, durante la llamada AmChat Summit que organizó la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, a la que asistieron gobernadores y representantes de las provincias -entre ellos los de Entre Ríos – Milei sorprendió en su clausura con una frase “La Argentina es una oportunidad de compra, la Argentina está baratísima y la Argentina va a subir como pedo de buzo”.
Podría interpretarse como un intento para seducir a los inversores, muchos de los cuáles están apoyando su política de desregulación, freno a la inflación y ordenamiento macro. Pero si algo se discutió durante toda la cumbre es que por la combinación del tipo de cambio bajo, los impuestos y los costos laborales y logísticos altos hacen de la Argentina un país carísimo.
Por si ello fuera poco, en lo que muchos llamaron el “plan platita” en espejo de la seducción electoral que buscó el gobierno de Alberto Fernández sobre el final de 2023, el Libertario decretó rebaja de aranceles para teléfonos celulares que puso en pie de guerra al parque industrial de Tierra del Fuego. Si bien, detrás de ello, la provincia perderá unos privilegios, que daban para la polémica, los teléfonos seguirán carísimos, y lejos de ser una política industrial es otro mecanismo para conquistar el voto joven y de clase media.
Después llegaron los anuncios sacar “los dólares bajo el colchón” sin que se les exijan explicaciones de origen. Si, por un lado, recién cuando se concrete el camino legislativo de las nuevas medidas se podrá observar qué puede ser peligroso para un país que tiene deudas pendientes en la lucha contra lavado de dinero proveniente de los ilícitos, vale nuevamente hacer pie en los discursos de la AmCham Summit de esta semana.
Como dijeron algunos dialoguistas, el Gobierno no debería confundir el entusiasmo electoral en su favor. Primero porque la notable baja de la concurrencia electoral relativiza el éxito, aunque el territorio lo tengan conquistado en la Capital. Segundo porque la voluntad de acompañarlos tiene más que ver con un curso sobre rumbo económico que un incondicional apoyo a la línea ideológica a los modos con insultos y reiteradas violaciones a la institucionalidad.
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