Los mandatarios no alineados sospechan que sus pares podrían ceder ante Milei, mientras el Gobierno retrasa los vetos y busca recomponer alianzas en la antesala del receso legislativo.
Lunes, 14 de Julio de 2025,
8:47
Redacción EL ARGENTINO
El Senado aún no giró a Diputados las leyes previsionales y la emergencia en discapacidad, ni los proyectos que redistribuyen Aportes del Tesoro Nacional y coparticipan el impuesto a los combustibles. Ese limbo legislativo –sumado al receso invernal del 21 de julio al 1.º de agosto– es la carta que juega Javier Milei para enfriar el conflicto y recomponer alianzas. El miércoles, fecha probable del giro, disparará un reloj de diez días hábiles que le permitiría estirar la decisión final hasta el 30 de julio.
En paralelo, gobernadores dialoguistas juzgan imprescindible un acuerdo que les garantice fondos, pero los opositores más duros desconfían de que Alfredo Cornejo (Mendoza), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Leandro Zdero (Chaco) vayan a “jugar a fondo” cuando llegue la hora de presionar en Diputados. La experiencia reciente –sostienen en el bloque de Miguel Pichetto– muestra que los mandatarios suelen arreglar “por abajo” tras dejar a los legisladores de la línea dura enfrentados al Ejecutivo.
La exposición anual de la Sociedad Rural, este jueves, será el terreno neutral para intentar un pacto. Allí confluirán el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el operador Eduardo “Lule” Menem y el asesor Santiago Caputo, cuya relación con la mesa chica de Karina Milei atraviesa tensiones internas. Caputo empuja una salida pragmática; los Menem, más cercanos al dogma, priorizan la identidad libertaria.
Mientras tanto, el oficialismo frena la dinámica parlamentaria: no convoca a comisiones clave en Diputados, donde se definirán los eventuales rechazos a los vetos de Milei. La oposición busca forzar ese debate con un emplazamiento, aunque reconoce que no tendrá margen antes del receso.
El intento de blindar los vetos se apoya en los “87 héroes” que hasta ahora acompañaron a Milei. Pero las últimas votaciones dejaron grietas: en el paquete jubilatorio y la emergencia en discapacidad hubo más de 140 votos a favor. Para sostener el veto, el Ejecutivo necesita al menos un tercio de la Cámara presente y votando en contra o absteniéndose.
La batalla de agosto será crucial. Por ahora, nadie en la oposición quiere adelantar jugadas sin tener la certeza de que todos los gobernadores están dispuestos a sostener el pulso contra la Casa Rosada. El enojo está latente: “Ponemos la cara en el Congreso y después ellos arreglan solos”, reprochan.
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