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LA HIPÓTESIS DE UN HOMICIDIO EN OCASIÓN DE ROBO FUE LA QUE TOMÓ MAYOR FUERZA

Sin pistas ni sospechosos, el crimen impune de Leonardo Herrera que quedó en el olvido

Tenía 24 años y trabajaba como sereno en un complejo de cabañas en calle 2, a metros del Camino de la Costa. La mañana del 1 de julio de 2011 fue hallado muerto con siete heridas de arma blanca y tapado con una frazada. Todos los caminos conducen a un posible archivo de la causa.

Sábado, 10 de Febrero de 2024, 23:52

Redacción EL ARGENTINO

Por Carlos Riera

 

Hay una máxima en el ámbito judicial forense que dice que las primeras 72 horas son claves para el esclarecimiento de un crimen; y que pasado ese tiempo las pruebas se van perdiendo y se hace cuesta arriba llegar al culpable. Esto bien podría aplicarse a lo sucedido hace 12 años, con la muerte de Leonardo Herrera, un joven de 24 años que fue brutalmente asesinado en calle 2 del Camino de la Costa y que hasta el día de hoy es un homicidio impune.

Si nos posicionamos hace más de una década atrás en este mismo escenario, la geografía ha cambiado muchísimo y el sistema judicial también. El homicidio de Leonardo Herrera se conoció en la mañana del 1 de julio del 2011 y desde entonces ha pasado por muchas manos. 

Quien inició la investigación fue el ex juez de Instrucción N° 3, Sergio Carboni, que por aquellos años comandaba las actuaciones relegando a los fiscales a un segundo plano. Estos eran meros colaboradores de la figura del Juez de Instrucción. Pero tras la jubilación de Carboni, el caso pasó al Juzgado de Instrucción N° 1 de Eduardo García Jurado, que lo suplantó interinamente. 

Posteriormente, el 5 de febrero de 2013, llegó la tan esperada Reforma Procesal Penal en Entre Ríos, que eliminaba la figura del Juez de Instrucción y aparecían los Juzgados de Garantías y de Transición, que tenían como finalidad seguir instruyendo e investigando las causas iniciadas en el anterior sistema (a estas causas se las llamaban residuales) y brindar las garantías constitucionales para los casos que se iniciaban a partir de esa fecha.

Entonces, el crimen de Leonardo Herrera pasó a la órbita del Juzgado de Garantías y Transición de María Angélica Pivas, pero tras su nombramiento como vocal de la Cámara de Gualeguay en ese momento, pasó a poder del Juzgado de Garantías de Mario Figueroa y de la ex fiscal Mabel Mujica. Pero Figueroa también se alejó de la jurisdicción y desde entonces está en el Juzgado de Garantías de Ignacio Telenta.

Durante estos últimos 12 años esos folios o fojas han pasado de mano en mano sin que existan mayores novedades respecto al caso. Y a medida que pasa el tiempo todo hace suponer que es una causa condenada al archivo. 

Telenta, en diálogo con EL ARGENTINO, explicó que la causa “tiene un registro palmar levantado en el lugar del hecho, que ha sido cotejado y no ha dado resultados positivos” y que su última directiva ha sido volver a cotejar esas huellas con las bases de datos nacionales y provinciales, pero tampoco arrojó los resultados esperados que pudieran redireccionar la investigación.

“La causa pasó por muchos jueces, hubo muchas hipótesis, pero ninguna con un indicio fuerte para continuarla y se están agotando las medidas”, explicó Telenta. El abogado querellante, Pablo Di Lollo, es optimista en que estos últimos cotejos con la base de datos de la Policía Federal Argentina en CABA y Provincia de Buenos Aires puedan encauzar la investigación en un futuro cercano.

 

Una muerte, sospechosos y varias hipótesis

Leonardo Herrera fue encontrado muerto con siete puñaladas, atado de pies y manos a una silla, y cubierto con una manta, en un complejo de bungalows, situado muy cerca de la guardería de lanchas. Tenía un corte de 10 centímetros sobre el lateral derecho del cuello, en la zona de la arteria aorta, y siete puñaladas en el tórax. Desde ese día se tomó la posible hipótesis de que habían actuado entre tres y cuatro personas, incluso se habló de la filmación de una cámara de seguridad de un complejo aledaño a la escena del crimen, pero nunca se pudo ver fielmente lo que mostraban esas imágenes, y mucho menos identificar a alguien.

Leonardo Herrera trabajaba como sereno en ese complejo de alojamiento turístico y tras el asesinato tomó fuerza la línea investigativa de que la víctima conocía a sus homicidas, porque en la escena del crimen no había nada que mostrara indicios de un ingreso violento. Incluso los autores del hecho habrían permanecido con Herrera toda la noche, pero en un momento determinado ocurrió algo que desencadenó la tragedia.

En principio se habló que el móvil sería el robo que hubo de un LCD de 52 pulgadas, una TV de 20 pulgadas, una computadora y un DVD, aunque la investigación policial no descartó otras hipótesis como un crimen de índole pasional o un ajuste de cuentas.

 

La filmación que no sirvió

En los albores de la investigación se nombró la posibilidad de que hayan sido cuatro las personas que estuvieron con leonardo herrera la noche del crimen, pero nunca quedó muy claro qué fue lo que pasó con ellos y si pudieron ser identificados. 

Se cree que estas cuatro personas abandonaron el lugar en un vehículo y una de las pruebas más importantes con las que se contaba en un principio era la filmación de una cámara de seguridad de la guardería de lanchas del Camino de la Costa y Calle 2, en las que se observaba el tránsito de un auto en la hora señalada en la que ocurrió el crimen. 

Pero con esto hubo un grave inconveniente: nunca se pudo distinguir nada de esa imagen por la baja calidad de la filmación. El Camino de la Costa era algo totalmente diferente a la actualidad, muy oscuro y con poco tránsito, principalmente en la madrugada. El video se remitió para ser analizado, pero nunca se pudo mejorar. Los píxeles no eran lo suficientes como para estirar la imagen sin que perdiera claridad, y además se dificultó realizarlo con otro tipo de tecnología debido a la deficiencia del sistema informático que existía en ese momento en Entre Ríos.

Di Lollo solicitó que esas imágenes fueran remitidas a la Policía Federal o a Gendarmería Nacional, pero desde la Justicia se negó ese pedido y se requirió que se le preguntara a la Dirección de Criminalística de la Policía de Entre Ríos para saber si había incorporado tecnología para ello. "La causa no avanza porque no hay tecnología suficiente como para profundizar la investigación como se debería", explicó años atrás el querellante.

 

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