
El femicida de Victoria había sido condenado a prisión condicional en un acuerdo entre la Fiscalía y la Defensa oficial. Soledad Andino lo había denunciado seis veces y le habían dado un botón antipánico.

Redacción EL ARGENTINO
Soledad Andino, de 41 años, fue asesinada por Diego Albornoz este martes a primera hora de la mañana en la casa de la mujer en Victoria. El femicida de 46 años la apuñaló mientras dormía y después se lesionó a sí mismo en un intento de suicidio. Está internado en terapia intensiva en el hospital San Martín, grave.
Una semana antes, el 6 de mayo, Albornoz había sido condenado a dos años y medio de prisión condicional mediante un juicio abreviado acordado entre las Fiscalía y la Defensa oficial del acusado.
Fue encontrado culpable de los “delitos lesiones leves agravadas; daños; amenazas simples reiteradas; desobediencia judicial reiterada; violación de domicilio y privación ilegítima de la libertad, todo en contexto de violencia de género, en concurso ideal y real”.
El acuerdo judicial contempló que era la primera condena del hombre y que no tenía antecedentes. Según comunicaron los fiscales de Victoria luego del crimen, el Código Penal impone una pena de cumplimiento “condicional” cuando es menor de 3 años.
A Albornoz le impusieron la prohibición de llevar a cabo actos violentos, molestos y/o perturbadores a la víctima ni acercarse a menos de 200 metros del domicilio y lugares de concurrencia habitual de Soledad. También la obligación de realizar un curso de nuevas masculinidades y perspectiva de género. No le pusieron una tobillera electrónica.
Una semana después, la mató.
Cuáles fueron los hechos previos
El 23 de noviembre de 2024 a las 19, Soledad Andino se encontraba trabajando junto a Albornoz en una heladería céntrica de Victoria. Albornoz le hizo escenas de celos, pidiéndole su celular a fin de controlarlo. Ella se negó a entregárselo y comienzan a forcejear. Albornoz le mordió el brazo, le quitó el teléfono y le rompió la pantalla. Luego, la amenazó para que se vaya de la casa “porque si no le iba a prender fuego la casa con los que estuvieran dentro”.
Soledad lo denunció. Al otro día, se lo notificó de las prohibiciones de acercarse a ella o intentar contactarla.
Tres días después, el 26 de noviembre, Albornoz interceptó en su moto a Soledad en inmediaciones de Av. Centenario y Sánchez de Victoria. Ella también se conducía en moto y él la persiguió por cuatro cuadras, hasta advirtió la presencia policial y escapó.
El 16 de diciembre, pese a las restricciones, Albornoz intentó una videollamada al perfil de Instagram de Soledad. El 18 de diciembre a las 22.50 el violento le mandó mensajes por Messenger a la víctima, preguntándole por su mascota, una perra.
El 28 de diciembre a las 6 de la mañana ocurrió un hecho grave. Albornoz, con la excusa de sacar a pasear la perra, ingresó a la vivienda de Andino sin autorización y le exigió que retirara la denuncia. Andino le manifestó que no lo haría, Albornoz la arrojó a la cama y le ató las muñecas contra el espaldar de la cama. Le dijo que la mataría a ella y que luego se mataría él, por lo que Andino, por temor, comenzó a decirle que retiraría la denuncia para que se calmara. Albornoz comenzó a tranquilizarse y la desató. Se retiró algunas horas después.
El 30 de diciembre a las 2:45 horas sucedió el antecedente más grave. Soledad conducía en su moto y fue abordada por Albornoz en la calle. La hizo detener la marcha, se le subió en la parte trasera del vehículo y la obligó a que continúe conduciendo hasta el domicilio de ella. Allí, otra vez, le pidió que levante la denuncia y, como ella se negó, se puso violento y la obligó a ingresar al domicilio.
Soledad tenía un código con una amiga: le enviaría un mensaje a una amiga con un emoji si estuviera en riesgo por Albornoz y entonces la amiga debía llamar a la Policía. El mecanismo de autoprotección funcionó. Cuando la Policía llegó al domicilio Albornoz se escondió debajo de la cama. Lo detuvieron armado: tenía una cuchilla.
Luego de este hecho, fue juzgado y condenado, pero quedó en libertad. Y una semana después la mató. Ahora
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