
El hombre de 55 años había sido llevado a juicio bajo el delito de corrupción de menores agravada, pero se lo condenó por abuso sexual simple agravado.

Redacción EL ARGENTINO
Este lunes a primera hora de la mañana, en los Tribunales de Gualeguaychú se conoció el adelanto del veredicto del juez Mauricio Derudi, sobre el juicio que se le realizó al hombre que había sido denunciado por su propia hija por abusos que sufrió cuando tenía 14 años hasta que alcanzó la mayoría de edad.
El magistrado entendió que los hechos por los que había sido llevado a la justicia habían quedado demostrados y dispuso una sentencia de 6 años y 4 meses de prisión efectiva, pero a diferencia de la imputación por corrupción de menores agravada que había requerido la fiscal Martina Cedrés, lo condenó por abuso sexual simple agravado por ser su ascendiente y de forma reiterada los hechos, lo cual tiene penas que van entre los 3 y los 10 años de prisión.
En la audiencia de alegatos de clausura realizada hace una semana atrás, Cedrés había requerido 13 años de prisión efectiva, casi la pena máxima estipulada para el delito de corrupción de menores agravada por el vínculo, mientras que la defensa del acusado, representada por Matías Farías, fue por la absolución del imputado por considerar que no estaba probada la acusación fiscal. Se solicitó que en caso de que el juez Mauricio Derudi entienda que existió delito, se lo condenara por una figura penal más leve y excarcelable, como ser el abuso sexual simple. Derudi se volcó por esa figura penal, pero con una pena de prisión efectiva.
La adolescente tenía 14 años cuando comenzaron las insinuaciones de su padre, que estaba separado de la madre biológica de la menor. Los episodios ocurrían cuando la menor concurría a la casa del hombre, en donde el imputado realizaba “actos de contenido sexual con la finalidad de desviar el libre crecimiento y desarrollo sexual de su hija”, denunció la fiscal Cedrés a EL ARGENTINO antes del inicio del debate.
La acusación intentó demostrar en el juicio que la conducta del imputado fue realizada con conocimiento y voluntad por un periodo prolongado de tiempo, en que fue humillada la víctima. Para ello se contó con los testimonios de la madre, hermanos y amigas de la joven que -en algunos casos – fueron testigos de algún episodio de abuso.
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