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El oficial principal de la Policía de Entre Ríos, Ercilio Cortés, fue ultimado en la noche del domingo de un escopetazo, en la localidad de Cerrito (Departamento Paraná), cuando llegó a una vivienda para intervenir en un hecho, donde se había producido una pelea familiar entre padre e hijo.
El autor del homicidio fue identificado como Raúl Alberto Molaro, quien había tenido una fuerte discusión con su padre. Molaro, tras asesinar al policía, se mató de un disparo en la cabeza.
El episodio se registró cerca de las 23 del domingo e intervino el propio jefe de Policía, comisario general Gustavo Maslein, porque se produjo a escasas cuadras de su casa y conocía a la familia.
El hecho conmocionó a la localidad de Cerrito, ya que el oficial Cortés -de 38 años-, era una persona muy querida por los pobladores. Era padre de dos hijos: una adolescente de 14 años y un nene de 7 años.
Cortés había acudido a la vivienda de los Molaro, acompañado por el padre del joven, que había tenido una fuerte discusión familiar y era preocupante el grado de violencia que estaba demostrando. Cuando llegó el oficial, para tratar de apaciguar los ánimos de la reyerta, al tratar de ingresar a la habitación fue recibido con un disparo de escopeta, que pegó en el pecho del policía, quien falleció casi de modo instantáneo. Al ver lo que había hecho, el joven Molaro tomó la misma escopeta y se pegó un tiro en la cabeza, lo que también provocó su inmediata muerte.
Familia violenta
Raúl Alberto Molaro era hermano de Sebastián Molaro, quien está cumpliendo una condena de ocho años y seis meses de prisión, porque en 2016 asaltó y provocó graves lesiones a un anciano identificado como Jesó Basso, en Moreno.
Las crónicas periodísticas recuerdan el violento hecho por la ferocidad del ataque. El joven Molaro arremetió contra el anciano comerciante de 88 años que terminó en el hospital.
Tiempo después, Molaro reconoció el hecho y acordó la pena de ocho años y medio que se le otorgó. Hasta el momento del juicio, el delincuente permaneció con prisión domiciliaria bajo custodia de su padre.
El objetivo de Molaro fue apoderarse de 10 mil pesos, poco antes de la medianoche del viernes 16 de diciembre de 2016. El delincuente se acercó a pedirle un cigarrillo y en ese momento le propinó fuertes golpes con el puño y con una banqueta.
La víctima, de 88 años, domiciliado en la esquina de calles Viuda de Zaccagnini y Cirilo Alcorce de Moreno, una localidad lindante con Cerrito (Departamento Paraná), fue brutalmente golpeado por un conocido del lugar, que anteriormente, había estado consumiendo bebidas alcohólicas en su negocio, publicó Análisis.
La víctima relató en ese momento que el atacante “le rompió dos banquetas de madera en la cabeza, le lanzó un televisor, le propinó patadas en el pecho, los brazos y la espalda, y le pedía insistentemente más dinero y un arma para matarlo”, declaró en su momento al portal El Once.
Posteriormente, personal policial identificó al agresor en la Zona Rural de Colonia Rivadavia y poseía una importante suma de dinero.
El agresor fue detenido días después en un campo de soja, donde habría procurado evadir el accionar policial, pero la advertencia de un vecino, que vio a una persona extraña en el lugar, aunque no lo relacionó con el violento robo, fue el disparador para lograr la aprehensión del sospechoso.
Esta persona tenía 28 años, quedó detenido y se trataba de Sebastián Molaro.
Dolor en la Policía
El jefe de la Departamental de Policía de Paraná, Raúl Menescardi, dio detalles del suceso en el que resultó muerto el oficial de la Fuerza de Seguridad, Hernán Cortés, en Cerrito.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza de Paraná), Menescardi afirmó que “es un día muy doloroso para la Policía, porque el oficial se encontraba haciendo sus actividades, cumpliendo con el servicio, y es algo que nos lleva a todos a tener una congoja muy importante”.
Sobre el hecho contó que “se tomó conocimiento a las 22:15 aproximadamente luego de que existiera una comisión a un domicilio, aparentemente por una desavenencia entre familiares –puntualmente el padre y el hijo- y en el lugar el personal se entrevista con el señor mayor de edad, quien hace saber las circunstancias que llevaron a que existieran agravios verbales y físicos entre ambos”.
“En un momento dado se puede dialogar con ambas partes, uno de los ciudadanos se iba a retirar de la finca, en un principio ya estaba solucionado el inconveniente. El personal policial se queda para advertir que el ciudadano –el hijo del dueño de casa- se retiraba del lugar, pero en razón de que no salía, el efectivo acompaña al padre a un galpón tipo depósito donde realizaba sus tareas diarias y allí ven que el hijo tenía un arma, una escopeta, con la que efectúa un disparo que lamentablemente da en el cuerpo del oficial policial”, relató.
“Rápidamente fue trasladado por sus compañeros en el patrullero al nosocomio local y momentos después el hombre tomó la decisión de dispararse y terminó con su vida en el mismo lugar”, señaló el jefe policial.
Por otra parte, mencionó que el “el hermano del joven –de apellido Molaro- está cumpliendo una condena en la Unidad Penal por haber atacado a golpes a un comerciante en 2016 para robarle” y aseguró que “el homicida era conocido en la ciudad y también por el personal policial pero seguramente con la instrucción de las actuaciones surgirán los antecedentes que tenía en cuanto a delitos”.
“Una vez que se toma conocimiento del hecho se da aviso al fiscal que se constituye en el lugar, y también la División Criminalística que trabajó en forma conjunta con el médico de policía”, apuntó.
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