
La Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA) hizo pública la problemática sobre las barreras que enfrentan las familias: solicitudes excesivas de informes terapéuticos, evaluaciones injustificadas y presiones para trasladar a los estudiantes a escuelas especiales.

Redacción EL ARGENTINO
“Hemos recibido recientemente múltiples consultas de familias que han elegido la educación inclusiva y que se encuentran cada vez con más obstáculos en el acceso. Desde ASDRA reafirmamos nuestro compromiso con el respeto y la promoción de los derechos de las personas con discapacidad, en línea con las leyes vigentes que garantizan el acceso a una educación inclusiva y de calidad”, se expresó en un documento subido a la página oficial de la Asociación.
La educación inclusiva no es una opción o preferencia de las instituciones educativas, sino un derecho consagrado por la Ley de Educación Nacional N.º 26.206, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y otras normativas. Las escuelas tienen la obligación de garantizar apoyos adecuados para que cada estudiante pueda desarrollarse plenamente, sin ser sometido a estrategias de exclusión.
Está comprobado que la educación inclusiva beneficia a todos los estudiantes, ya que un aula diversa no solo enriquece el aprendizaje, sino que también fomenta valores como la empatía, el respeto y la colaboración, y crea un entorno donde todos tienen la oportunidad de crecer y aprender en conjunto.
Es fundamental que las escuelas implementen estrategias preventivas durante el año y promuevan la colaboración entre supervisores, directivos y docentes. Este enfoque conjunto permite identificar y proporcionar de manera anticipada los apoyos necesarios para que cada estudiante pueda alcanzar sus objetivos educativos, en un entorno que valore la diversidad y la inclusión.
“El equipo profesional que hace posible la inclusión tiene que trabajar en forma coordinada. La mirada tiene que ser amplia, tiene que ser uno/a más dentro del colegio. Si hay un estudiante que no tiene herramientas, adaptaciones, o no se lo tiene en cuenta para todas las actividades, es un como sí, no es una verdadera inclusión”, expresó Alejandra Belyín, miembro de Comisión Directiva de ASDRA, y mamá de Valentina, estudiante con síndrome de Down.
“En ASDRA, trabajamos activamente para apoyar a las familias y fortalecer el sistema educativo en el camino hacia la inclusión para quienes eligen esa modalidad y el sistema educativo completo que requiera información. Ofrecemos capacitaciones a docentes y personal educativo para que cuenten con herramientas que favorezcan la inclusión real en las aulas. Además, brindamos acompañamiento a familias. Invitamos a participar para que nadie se quede afuera”.
Este compromiso se alinea con situaciones recientes como la denunciada por el arquero de Independiente, Rodrigo Rey, quien expuso públicamente la discriminación que sufrieron sus hijos en la escuela a la que asisten. Casos como este refuerzan la urgencia de garantizar que la inclusión sea una realidad en todas las escuelas.
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