Por Natasha Niebieskikwiat
Podría decirse que hay semejanzas y diferencias entre el Javier Milei que el lunes 20 de enero participó de la asunción de Donald Trump en Washington y aquel que en febrero de 2024 le dijo al republicano que la próxima vez que se vieran quería que fuera con su amigo como presidente de los Estados Unidos. También hay semejanzas y diferencias entre aquel Milei que con sólo un mes en la Casa Rosada habló ante el Foro Económico Mundial, en Davos, y el que se presentó ante el mismo cónclave de ejecutivos y políticos el jueves pasado.
Las semejanzas tienen que ver con que el Presidente argentino sigue siendo una voz disruptiva fiel a sus promesas de campaña un año atrás. Focalizado en la baja de la inflación, la reducción del déficit, el ajuste del Estado y el arreglo de la crisis económica. También con que siempre despotricó contra el Estado y el llamado progresismo "woke" que tilda de meramente "comunista".
Pero las diferencias son inmensas y tienen que ver con que si Milei llamó la atención del mundo político con su estilo disruptivo y su enfoque de confrontación constante, ahora está fortalecido por la nueva presidencia de Trump y los apoyos que le hace en redes el multimillonario dueño de Tesla y Space X, Elon Musk. Ahora Milei no sólo imita, sino que los redobla, con posturas radicalizadas ultraconservadoras y de la manera más agresiva posible sin datos que sustenten sus teorías.
Frases incendiarias
En Washington, Milei recibió su premio 15 de una organización de hispanos republicanos y siguió a Suiza donde el Liberal Institut, de Zurich, elevó sus premios a 16. Son más distinciones que meses gobernando. Estas organizaciones distinguen que sus reformas ultraliberales y logros en la macroeconomía en una Argentina aún super golpeada, aún con elevados niveles de pobreza y recesión.
Lo cierto es que lo más sorprendente ocurrió en Davos, donde Milei optó por un discurso incendiario, cargado de acusaciones y comparaciones inéditas entre la homosexualidad y la pedofilia, e incluso entre el feminismo y el victimismo.
Aquí algunas de sus frases en las que acusa a todos de ser culpables, se ve trabajando menos solo porque Argentina es “un ejemplo mundial de cómo terminar con la inflación y por una nueva forma de hacer política”.
También despotricó contra quienes lo invitaron a Davos al afirmar: “Lo que parecía una hegemonía absoluta a nivel global de la izquierda woke en la política, en las instituciones educativas, en los medios de comunicación, en organismos supranacionales o en foros como Davos, se ha ido resquebrajando”.
Sentenció: "La ideología woke es un virus mental que hay que extirpar". El día anterior, al defender a Musk por X a raíz de la polémica que el magnate causó por su saludo con el brazo derecho en alto, había dicho: “Nazi las pelotas” y arengó con que había que ir a “buscar a los zurdos”.
¿Qué dijo del aborto? Que “fue inventado con la excusa de que el aumento de la población terminaría con el mundo. Resultado: ahora los nacimientos son cada vez más escasos”.
También consideró como “otra invención del wokismo” al feminismo. “¿Acaso mujeres y hombres no son perfectamente iguales en un mundo libre? Las defensoras de esa aberración tienen además la obsesión por el victimismo. ¿Acaso no saben que la mayoría de los presos son hombres?”, apuntó.
¿Qué dijo de la ideología de género? “En sus versiones más extremas, la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil: son pedófilos”. El presidente también habló contra los “tratamientos hormonales y mutilaciones” a menores -un tema también hipersensiblepara los padres- y luego mezcló sus críticas con un caso policial. “Nadie parece darse cuenta de los horrores que ha provocado. La semana pasada en Estados Unidos una pareja de homosexuales agredió sexualmente a sus hijos adoptados. Y cuando digo agredió, me reservo los detalles”, señaló mezclando acto seguido, sin ninguna mesura, homosexualidad y pedofilia.
La lista de frases incendiarias ante Davos es inmensa porque también habló de la inmigración en Europa y de elecciones en los mismos términos que Trump y Elon Musk, quien está apoyando a la ultraderecha, en principio en Austria y en Alemania.
Pero uno de los aspectos más contradictorios de la política exterior de Milei es su relación con el proteccionismo, una postura que comparte con Trump, pero que va en contra de su propio discurso sobre el libre comercio. La reciente visita a Davos reveló una disonancia clara entre sus objetivos de inserción internacional y su apoyo al proteccionismo, especialmente cuando se trata de las políticas comerciales de Estados Unidos. Mientras que Milei intenta negociar acuerdos de libre comercio con el país del norte, se ve atrapado en un escenario donde las tensiones con Trump y su defensa del proteccionismo amenazan con complicar aún más las relaciones internacionales de Argentina. E influyen incluso en el vínculo abierto en lo económico de Milei con China, país al que le abrió las importaciones.
Así, los éxitos tempranos de Milei al domar la crisis económica de diciembre de 2023, se opacan con su caótica y agresiva forma de gobernar en lo político y también repercute en la agenda externa donde Milei busca convocar a una alianza internacional de amigos con realidades tan diversas como Trump, Musk -que es un empresario y no un presidente- la italiana GiorgiaMeloni, el salvadoreño NayibBukele, el húngaro ViktorOrban y el israelí Benjamín Netanyahu.
Milei busca cerrar un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos aun a costa de la membresía de Argentina en el Mercosur -con socios naturales y geográficos- y que funcionará, a menos que su amistad con Trump lo ajuste con forceps porque va totalmente en contra de la filosofía del republicano de MakeAmerica Great Again. Milei amenaza con sacar a la Argentina como Trump a Estados Unidos de la OMS y del Acuerdo de París cuando ambos países tienen caminos distintos.
Como país que perdió el desarrollo, Argentina precisa totalmente de estas agencias de la ONU, donde consigue beneficios que Estados Unidos no necesita. Pero además, la economía argentina con la energía de Vaca Muerta, la explotación de litio para la economía de autos eléctricos o el plan nuclear de Milei basado en energías limpias encuadran en el camino del Acuerdo de París.
El mandatario debería escucharse así mismo y redefinir una frase propia, pero usarla en otro sentido. Una cosa es ser Libertario y otra Libertarado, que el presidente en realidad utiliza para los economistas que lo critican.