La crisis de las pymes impacta en las grandes empresas y agita la industria nacional

Un 70% de las pymes manufactureras reporta su producción estable o en baja, mientras que el 68% expresa preocupación por la débil demanda interna. Las ventas crecieron un 27% interanual, pero los costos subieron un 33%, lo que limita la capacidad de traslado de esos aumentos a los precios finales.

Como consecuencia, el 74% de las empresas sufrió incrementos en sus costos, pero solo el 35% pudo trasladarlos a sus clientes. Esta situación configura un escenario complejo, marcado por un aumento de la importación de insumos y productos terminados, que amenaza con reemplazar procesos productivos locales.

El documento señala que el 22% de las pymes compró insumos al exterior y un 10% ya sustituyó producciones propias con importaciones. Esta tendencia ha elevado la amenaza competitiva al 45%, y las empresas que pierden mercado frente a productos importados aumentaron al 33%, cifras que alcanzan máximos históricos en la serie analizada.

Sectores como la indumentaria y la metalurgia sufren en simultáneo la baja demanda y la presión de la competencia externa. En la industria textil, las ventas cayeron entre 15% y 20%, mientras que la metalúrgica enfrenta un crecimiento mensual del 5% en las importaciones, un 50% superior a la de 2024. Esto se suma a la pérdida de empleo: la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) reportó 20.000 despidos recientes, reflejo de la profunda retracción del sector.

Trueque narco: Caen vendedores de drogas que recibían objetos robados a cambio de cocaína

Empresarios consultados coinciden en que este escenario responde a una política económica deliberada. “El plan es que los números no superen el 2% de crecimiento y que las tasas de interés suban exponencialmente para mantener el dinero en pesos, lo que puede cambiar tras las elecciones”, señaló el dueño de una marca de ropa. Esta estrategia, que desincentiva el consumo, genera un enfriamiento económico que se combina con la apertura comercial para potenciar la competencia de importaciones.

Este cuadro preocupó en las últimas reuniones de la Unión Industrial Argentina (UIA), donde la crisis pyme fue un tema recurrente y generó inquietud entre los asistentes. La reciente renuncia de Marcos Ayerra a la Secretaría Pyme, y la posible disolución del área, fueron vistas como un duro golpe para el sector, pues el funcionario era uno de los pocos interlocutores directos con capacidad para gestionar soluciones.

En el plano empresarial, las señales negativas son claras. Molinos Río de la Plata informó una caída real de casi el 20% en ingresos netos en el primer semestre, mientras que Mastellone registró pérdidas netas por 869 millones de pesos en el mismo período, frente a ganancias previas de casi 78.000 millones. La combinación de menor consumo, costos crecientes y presión de la importación se refleja directamente en estos resultados.

El impacto sobre las grandes empresas evidencia que la crisis de las pymes no es un fenómeno aislado, sino un factor que puede debilitar la economía en su conjunto. El reemplazo de proveedores nacionales por importados pone en riesgo la estructura productiva local y genera incertidumbre sobre el futuro de la industria argentina, cuyo desarrollo sostenible requiere fortalecer y proteger a las pequeñas y medianas empresas que forman su base.

Este escenario plantea un desafío para las políticas públicas, que deberán buscar equilibrar la apertura comercial con mecanismos que protejan y estimulen la producción nacional, preservando el empleo y la cadena productiva en un contexto complejo y cambiante.