
Pasaron más de dos décadas de las primeras marchas contra la instalación de las pasteras sobre la cuenca del río Uruguay. Con el tema del dragado nuevamente en agenda, la Asamblea Ambiental planteó su postura. Además, opinaron sobre el derrame de ácido sulfúrico y la inacción del gobierno.

Por Mónica Farabello
Fue “causa nacional”, tema de todos los medios de comunicación; se dedicaron horas y horas de aire en las radios y páginas y tapas en la prensa gráfica.
Llegó a la Corte Internacional de La Haya y luego… cayó en el olvide de casi todos. Es que el desgaste, el cansancio de los años sin respuesta fueron haciendo lo suyo.
Desde la Asamblea Ambiental suponen que fue algo hasta pensado, digitado o empujado: “Juegan a cansarte”, contaron a EL ARGENTINO.
Ahora, un nuevo incidente en la planta UPM ex Botnia, puso en agenda la problemática de la contaminación ambiental y el impacto en la salud del Río Uruguay y el aire.
Desde la Asamblea Ambiental, Martín Alazard expresó que “la información sobre el derrame de ácido sulfúrico llegó a cuenta gotas, y lo que las autoridades del gobierno uruguayo permiten que se sepa. La realidad es que hubo un informe donde aseguran que existió un derrame de ácido sulfúrico, que es un ácido muy pesado, muy fuerte y tóxico para los seres vivos; deteriora la vida tanto de plantas, animales, el hombre, los elementos. Desgraciadamente, como suele ocurrir con los informes de Botnia, se preocupan mucho por tapar el evento más que darlo a conocer”.
Alazard alertó que desde la empresa informan el episodio y al instante aseguran “que todo está controlado y todo limpio. “El ácido sulfúrico no es un elemento que sea fácil de neutralizar, a no ser que tengas preparado todos los elementos, como resinas, neutralizantes y todos lo necesario para parar su efecto. Esto cayó en un muelle y en el agua probablemente. El sulfúrico es un ácido que come y corroe todo. Es súper agresivo”.

La relación con los gobiernos argentino y uruguayo
La Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú ha intentado mantener siempre un canal de diálogo abierto con los gobiernos de turno, a fin de gestionar mayores controles a la pastera.
En momentos un diálogo fluido y en momentos, distante. Desde la Asamblea local, coinciden en que la respuesta es siempre similar: “Ya mandamos a pedir pedidos informes a la empresa, ya mandamos gente especializada a ver in situ la pérdida y la fuga, como si eso fuera a solucionar algo”.
“Lo hemos planteado infinidad de veces y hemos tenido muchísimos de estos episodios de derrame. Todo termina en que le cobren una multa a UPM. El tema que nosotros planteamos, es que esos miles de dólares, no van a limpiar el ambiente, no van a neutralizar los tóxicos que estamos recibiendo gratuitamente por parte del Uruguay a través de las plantas de celulosa. Esto es de nunca acabar: a cada rato hay elementos de este tipo, de diferente magnitud, pero que todas afectan al medio ambiente”, indicaron.
Por otra parte, Alazard indicó que “si cambiaron el sitio de la toma de agua en Fray Bentos (aguas arriba) quiere decir que la magnitud del episodio ha sido importante; porque si fueron unas gotitas no tendrían necesidad de haber cambiado el lugar de extracción de agua potable. Eso es una deducción de sentido común”.
“Políticamente, nosotros estamos recontra quemados, porque algunos abiertamente están a favor de las plantas y de este modelo productivo, y otros han dicho que era ‘causa nacional’ pero por atrás han estado también con estas plantas. No ha pasado nada, han seguido, han firmado el pacto de Anchorena y todo eso ha sido un entretenimiento para la gente que lucha en contra de la contaminación”, opinó el ambientalista Martín Alazard.
Asimismo, agregó que todo “ha sido un entretenimiento. Nos han pateado la pelota para adelante. Hasta la Corte de La Haya dijo que se demostró que el río Uruguay está contaminado, pero no se pudo demostrar la causalidad de Botnia en el proceso. ¿Las partículas tienen que tener un cartelito que diga marca registrada UPM Botnia? Es ridículo”, sintetizó.
Veinte años de lucha
“A esto lo dijimos hace 20 años. Como dijo el alcalde de Pontevedra, si no la paran ahora, no la paran más, y va a contaminar 40 años”, recordó Alazard con cierta nostalgia, y agregó: “Ya vimos lo que pasó en Pontevedra, con la ría, con las marisquerías. UPM es una fábrica fuera de escala, porque la magnitud de producción que tiene es impresionante. Empezó con 700.000 toneladas año y ahora está en 1.300.000 toneladas año. Han seguido aumentando de a poco y la población en general no se entera”.
A través de cambios en “las reglas del juego”, la pastera logró aumentar la cantidad de tóxicos que utilizan que termina en el río, en el aire, y lo que queda termina en el suelo.
Además de UPM, se instaló una segunda pastera en Durazno, a escasos kilómetros de Botnia. Allí también se registró un derrame de una tonelada de soda cáustica, que “mató todo”, según indicaron desde la Asamblea.

El cauce de ese arroyo desemboca en el río Negro, y luego llegan a las pesquerías en el río Uruguay. “Irónicamente hay gente que dice que Botnia no contamina. Es indignante porque científicamente está comprobado y hoy lo estamos viendo con estos episodios que ocurren”.
En tanto, el control del aire que tanto se planteó y se habló durante tantos años, Alazard resumió que todo terminó en “cuatro papeles, en un archivo y punto, y Botnia pagando unos dólares; un dinero que no le hace ni fresco”.
Asimismo, hizo referencia a las centrales gasolineras: “Ahora nuestro Gobernador (Rogelio Frigerio) iba a pedir que se relocalice esa propuesta. Pero esta es la historia que se repite. Señor Frigerio, acuérdense que está Botnia con un millón trescientas mil toneladas emitiendo productos tóxicos y usted no ha dicho nada, ni ha pedido que se relocalice, tenemos que jugarnos en serio”, dijo Alazard.
“Tenemos que seguir luchando, porque esto va a ser cada vez peor. Ellos ganan millones pero no son conscientes de lo que dañan”, agregó el ambientalista.
Amarras y el dragado del río
Desde la Asamblea explicaron que respecto al polémico caso del barrio Amarras, prefieren “esperar y a respetar el fallo de la Justicia. No tenemos claro, técnicamente, el efecto a largo plazo”. De todos modos, Alazard dijo que “indudablemente es algo que va a traer sus consecuencias no positivas, negativas. Pero no estamos empapados en ese tema. De cualquier manera, pensamos que hay que evaluar bien los efectos negativos y qué cosas positivas trae para un pueblo. ¿Qué puede hacerse positivamente sin afectar la salud de una población o el medio ambiente? Tiene que haber un equilibrio estable”.
En cuanto al dragado del río, Alazard recordó que la Asamblea “se opuso en su momento”, pero aclaró: “Que quede bien claro: nos opusimos al dragado en los puntos críticos del río Uruguay. ¿Por qué? Porque esos puntos críticos se querían dragar a instancias de Botnia; para que pudieran pasar las barcazas de 3.000 toneladas que por esos puntos no podían pasar. Era funcional a Botnia. Algunos malintencionados dijeron que no se draga el río Uruguay porque la Asamblea se opone. No es verdad. Eso es una mentira y es una mentira utilizada con doble sentido, para agredir a la Asamblea, para neutralizar la actividad de la Asamblea”.
En cuanto al dragado del Gualeguaychú, el ambientalista dijo que “es grave la situación que tiene el río. Es un embudo y el tapón está allá en La Boca, y eso hace imposible el drenaje como corresponde. Hay muchas cosas que se pueden ir mejorando: se pueden hacer canales aliviadores, se podría sacar arena y utilizarla, como decía el Intendente, para actividades y rellenos. Pero el estado del río, el cauce del río Gualeguaychú, está prácticamente colapsado. La vertiente sur de la isla está tapada de arena, la navegación se está haciendo cada vez peor y el drenaje de las aguas, en caso de grandes lluvias como la que hemos tenido ahora, hace que rápidamente suba y no dé tiempo a nada”, concluyó.
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