
En tiempos en donde los dirigentes del fútbol están mal vistos, sospechados de manejos poco claros en sus clubes o viendo el desastre en que se ha convertido desde hace años la Asociación del Fútbol Argentino, resulta poco creíble que haya dirigentes serios, honestos y emprendedores.
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En nuestra ciudad, los dirigentes de Juventud Unida apostaron a ser distintos. Al menos para la media nacional, donde hay dirigentes que ocupan espacios buscando acaparar poder, la dirigencia de Juventud Unida, desde hace un largo tiempo eligió el perfil bajo, el trabajo serio y silencioso. Y los resultados están a la vista.
El domingo, Juventud estrenó su moderno sistema lumínico, obra encarada con fondos propios y con el apoyo de auspiciantes que confiaron en la idea de los dirigentes. Fue el primer partido que se jugó de noche en la vieja cancha “de los eucaliptos”, hoy convertida en un estadio que de a poco se adecuó a las exigencias del fútbol profesional.
Haciendo memoria, anteriormente la dirigencia de Juventud había conseguido terminar, también con recursos genuinos, la tribuna de cemento con capacidad para 3500 personas, donde además se construyeron las cabinas de transmisión y debajo de la cual, en un futuro se construirán los vestuarios.
La obra de la tribuna debió ser terminada con fondos propios debido a la falta de compromiso del anterior gobierno provincial, que prometió el dinero para construir la tribuna pero solamente envió los fondos para la mitad de la misma. En lugar de sentarse a esperar el dinero que nunca apareció, los dirigentes eligieron apostar, mirando al futuro terminaron la obra con dinero propio y desde hace más de un año, los simpatizantes tienen comodidad para poder ver los partidos.
Tampoco se debe dejar de lado los esfuerzos titánicos que han realizado los mismos dirigentes para buscar solucionar la deuda que se generó con el plantel y el cuerpo técnico por el atraso del pago de AFA para los clubes. En lugar de confrontar, los dirigentes del Decano fueron directos y en todo momento mostraron buena voluntad para con los jugadores y entrenadores, que retribuyeron esa confianza trabajando aún sin cobrar sus sueldos.
Son pequeños ejemplos que para muchos pueden parecer normales, porque un buen dirigente tiene que cumplir lo que promete. Pero en un fútbol manchado por la corrupción y donde abundan los malos ejemplos, es bueno que la comunidad de Gualeguaychú destaque lo hecho por la dirigencia de Juventud Unida, que sigue apostando a crecer.
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