Este sábado por la mañana se realizó en la ex Unidad Penal N°2 de Gualeguaychú la apertura del Espacio de la Memoria, impulsado por la Asociación Madres de Plaza de Mayo Gualeguaychú. El ex intendente Daniel Irigoyen recordó la figura de Osvaldo Delmonte y criticó la postura del gobierno municipal de cerrar el Museo de la Memoria Popular en la casa rosada.
Redacción EL ARGENTINO
Hace exactamente un año atrás, desde la Dirección de Derechos Humanos de la Municipalidad en la gestión de Esteban Martín Piaggio, se presentaba en el Concejo Deliberante de Gualeguaychú un proyecto de Ordenanza para asignar el nombre del reconocido historiador, militante sindical y de derechos humanos Osvaldo Delmonte al Museo de la Memoria Popular Gualeguaychú.
Un año después ese museo ya no existe en Gualeguaychú. Fue desmantelado, con la promesa trunca de que se volverá a abrir en la Casa de la Cultura, algo que fue muy cuestionado desde las organizaciones de derechos humanos por el lugar que se le iba a dedicar a una muestra que sobrepasa en volumen a las instalaciones de la ex casa de la familia De Deken Irazusta.
Uno de los mentores para que ello ocurriera fue el actual subsecretario de Cultura de la Municipalidad, Luis Castillo, que decidió asistir al acto realizado en la mañana de este sábado en la ex Unidad Penal N°2 de Gualeguaychú, junto a su hijo y concejal, Juan Pablo Castillo, al concejal Jorge Roko, y al director de Desarrollo Social, Marcos Henchoz.
El mismo que decidió ocupar con su Subsecretaría el espacio que pertenecía al Museo de la Memoria debió escuchar de boca del ex intendente Daniel Irigoyen una frase que caló hondo, cuando el integrante de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Gualeguaychú recordó la figura de Osvaldo Delmonte. “El que debería estar hablando es Osvaldo, era quien tenía el don de la palabra y su vida se basaba en la Memoria, Verdad y Justicia”, y agregó: “por más que cierren el Museo de la Memoria, la memoria no se archiva”.
Los aplausos no tardaron en llegar. Fue en el patio interno de uno de los primeros dos pabellones que tuvo la cárcel de Gualeguaychú en su apertura a finales del siglo 19, que durante más de 100 años albergó a miles de delincuentes de todo tipo, pero además a más de 200 presos políticos que pasaron por algunas de esas celdas en la década del 70, durante el terrorismo de Estado en el país.
[{adj:84049 ]Irigoyen, en representación de esos presos políticos y junto a Hugo Angerosa y Patricia Savoy, habló de lo que significó pasar por este lugar que ahora pertenece a la sociedad y a la memoria del pueblo. “No fuimos ni somos héroes. Somos personas comunes que vivimos un momento especial. Este no es un lugar de nostalgia, sino que es un espacio donde hacemos hincapié en el futuro”, consideró el ex intendente y ex preso político.
Sobre aquellos años rememoró que la juventud del 70 que fue perseguida por los militares tenía “sueños simples” y que se buscaba “una sociedad mejor y no una sociedad sufriente como la que tenemos hoy”. También llamó al compromiso porque “el cambio no viene si los comunes no tomamos los desafíos” y “estamos acá para recordar esos sueños”. Por último, habló sobre sus recuerdos en ese lugar y las amistades “verdaderas” que conoció entre el resto de los presos políticos, a los que definió como solidarios: “eran los que nos contenían, los que nos abrazaban cuando regresábamos de una tortura”.
El horror de la cárcel
La UP2 fue durante muchos años una de las cárceles más antiguas país hasta su cierre definitivo en diciembre de 2022. Hoy está completamente desmantelada. Ya no están las aberturas y muchos de los hierros que encerraron a los detenidos están extintos.
Este lugar es Patrimonio Histórico y Espacio de Memoria de la ciudad. Su construcción data de 1888 y su inauguración formal como prisión de máxima seguridad fue el 16 de julio de 1891. En sus más de 130 años de funcionamiento este edificio vio transitar a miles de personas, con sus miles de historias.
En el contexto de la última dictadura militar (1976 – 1983), nuestra comunidad fue marcada por la represión, el encierro y la desaparición de personas. La Unidad Penal Nº 2 se insertó en esa trama siniestra desde tiempo antes, a partir de la sanción de la Ley Nº 20.840 denominada “Penalidades para las Actividades Subversivas en todas sus Manifestaciones”, el 28 de septiembre de 1974. A través de esta ley se produjeron las primeras detenciones y el 28 de octubre de ese año comenzaron a alojarse presos políticos en esta prisión.
[{adj:84050 ]Los hechos de la vida política argentina, el incremento de la conflictividad y la represión, impactaban en el régimen de encierro y las condiciones de vida interna. Las celdas y pabellones se fueron así poblando mientras y las comunicaciones y las visitas se fueron restringiendo. El golpe de estado del 24 de marzo 1976 fue sin dudas un punto de inflexión.
Entre octubre de 1974 y diciembre de 1976 transitaron 206 presos políticos. En plena dictadura, se dispuso el traslado masivo a unidades penitenciarias de distintos puntos del país.
En la zona de ingreso de la Unidad Penal estuvieron detenidas cuatro presas políticas, la mayoría de ellas junto a sus hijos: Diana Scopetta; Celia Chacón con su hijo Diego; Silvia Arancibia con su hija María Eva y Liliana Dasso con Alejandro.
El 21 de junio de 2022, en el marco de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, se realizó el señalamiento de la Unidad Penal Nº 2 como Sitio de Memoria, por Ley Nacional Nº 26.691.
Este 8 de junio de 2024 se realizó la presentación en público de los sectores delimitados dentro de la ex penitenciaría por donde transcurrió el horror y que constituyen el Espacio de Memoria de gestión directa de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Gualeguaychú.