Redacción EL ARGENTINO
Por Daniel Serorena
En mi juventud, 17 años era sinónimo de escuela secundaria, amigos, viaje a Bariloche, carrozas estudiantiles, los primeros amores. A medida que los años empezaron a pasar por el calendario y por mi vida, nunca imaginé que pasar 17 años trabajando en el mismo lugar, hubieran significado vivir momentos de tanto aprendizaje y de tener la oportunidad de crecer profesionalmente en un medio histórico de la ciudad y la provincia.
Febrero de 2000, recuerdo como si fuera hoy el llamado para presentarme a una entrevista de trabajo. Con algo de experiencia en radio, pero sin haber escrito más que alguna colaboración esporádica, El Argentino representaba un desafío hermoso para mí, adentrarme en el mundo del periodismo gráfico y tener la oportunidad de enfrentar otro ámbito.
Lo que nunca supuse, es que mi paso por El Argentino sería un aprendizaje constante, desde el primer día, cuando Juan Solari y Roberto Lencina me dieron la “bienvenida” muy a su forma. “Escribí la nota que tenés pensada, imprimila y mostrámela”, me dijo el querido Arisol. Obediente como casi nunca, allá fue el joven Serorena a una vieja pero eficaz Mac, escribí la nota y se la di al por entonces jefe de redacción del diario.
La respuesta de Juan fue notable. Al mejor estilo colegio secundario, me devolvió la hoja llena de puntos rojos y correcciones. “Parece que tiene varicela la nota”, dijo antes de soltar una carcajada ruidosa junto a su compinche de las siestas en la redacción. Luego de haber preparado mi primer mate, Juan y Roberto me explicaron varias cuestiones relacionadas a la puntuación, a la titulación, a cómo escribir en tercera persona. “El diario no es lo mismo que la radio”, me aconsejó Solari. Primer aprendizaje.
Casi sin descanso, la idea de implementar el Suplemento Deportivo los lunes fue otro desafío que encaramos junto a Silvio De la Cruz, Beltrán Heidenreich y mi amigo Chino Santellán recién incorporado como fotógrafo. Fueron complicados los primeros Suples, tardábamos mucho en definir la tapa, varias veces nos fuimos del diario entrada la madrugada, pero eran tantas las ganas de hacer las cosas bien, que valía la pena la trasnochada.
Compartí momentos inolvidables con Fabián Magnotta, Atilio Burgos, Silvina Esnaola y Lalo Unamunzaga en la redacción, los mates y charlas con los compañeros de diagramación –Diana, Tato, Nilda, Gabriel-, escuchar y aprender de la experiencia de Doña Amalia, Pichuca y el Escribano Cardoso Bachini, hoy son cosas que recuerdo con una sonrisa.
El tiempo fue pasando, El Argentino me dio la oportunidad de realizar coberturas internacionales que jamás hubiera imaginado. Puerto Rico 2009, Mar del Plata 2011 y el Mundial de España 2014 acompañando a la Generación Dorada de nuestro básquet fue demasiado más de lo que soñé. Posicionar a El Argentino como uno de los medios referentes en deporte a nivel provincial y con llegada nacional, de la mano de grandísimos deportistas que fueron los protagonistas de esas tapas que todos leyeron.
También hubo momentos de cambios. Y en 2017 decidí cambiar de aire. Agradecí cada uno de los momentos que viví en El Argentino. Esta invitación a recordar parte de mi paso por su redacción me tomó por sorpresa, pero a la vez me demostró que esos 17 años no fueron en vano.
Salud El Argentino … Por muchos años más de periodismo y aprendizaje.