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Por 4
Silvina Esnaola
EL ARGENTINO
Acaba de cumplir cuarenta años de recibirse de profesora, y lo recordó así “me recibí el 18 de diciembre de 1978. Y mi práctica docente comenzó en marzo de 79. Estudié en Paraná y una de mis grandes sorpresas fue que, para empezar, me costó un montón el inicio de la carrera”.
La que habla es Liliana Sekaf, que también recordó su paso por el Instituto Magnasco y por la casa de Ellen Burges “a preparar mi ingreso”.
-¿Cómo supiste que querías ser docente y de lengua inglesa?
“A los 11 tuve una iluminación: le dije a mamá “quiero aprender inglés”, y era una época en que no había inglés en la vida diaria”
Para Liliana, esa apertura puede deberse a ser hija de inmigrantes. Su papá vino del Líbano con tres hermanos más y su madre, viuda reciente.
“La familia de mamá emigró del Líbano. Sus padres vinieron con su hermana mayor y si bien mamá nació en Argentina, pertenece a una familia libanesa. De los dos lados tengo esa fuerte carga”.
Y esa carga, y lo que para ella fue una iluminación, le jugaron a favor.
“Nunca imaginé que iba a enriquecerme tanto como persona haciendo esta profesión, que iba a conocer a tanta gente.... Y aprender, más que nada, porque conocer otras realidades te cambia”.
-Volvamos a tu tiempo de estudiante....
“Me pareció importante estudiar en el Instituto superior de profesorado de Paraná porque tenía laboratorio de idiomas. Como siempre fui buena alumna, mis padres me permitieron ir a estudiar allí, donde podría tener más práctica, sobre todo en fonética”.
Aquí recordó “Cada uno se ubicaba en una cabina con un grabador de cinta conectado a otra donde estaba la profesora que nos grababa palabras u oraciones completas, que teníamos que practicar hasta lograr la perfección”.
-Sabías que querías estudiar inglés; ¿también que querías ser profesora?
“Yo sabía que me gustaba el idioma, pero nunca imaginé que eso implicaba dar clases. Y cuando en algún momento lo pensé, me di cuenta que enseñaba a mis compañeros, a sus hermanos, es decir, que tenía una vocación docente”.
-Ya recibida, ¿viniste a anotarte en colegios para dar clases?
“No. Empecé como todas, dando clases particulares en casa. Recuerdo que saqué un aviso en EL ARGENTINO y de pronto tuve cuarenta alumnos. También comencé a hacer suplencias en Paranacito y en el Sedes Sapientiae. En 1982, me asignaron una materia ya como titular”.
-¿Arrancaste en tu casa materna?
“Sí. En el comedor “serio”, el que no se usa nunca. Ese era mi aula en ese momento. No eran grupos grandes...”
1982 empecé a tener un par de profesoras que me ayudaban porque comenzó a hacerse más común que la gente mandara a sus hijos a estudiar inglés. En 1992 alquilé un local a la calle, en la misma cuadra de mi casa, que también acondicioné para recibir a los distintos grupos”.
“Cuando abrimos este lugar a la calle le puse el nombre “My English School”, contó.
-Y comenzaste con los viajes a Inglaterra...
“Sí en 1992, apenas abierto el instituto. Primero comenzamos a hacer obras. Cada profesora preparaba un sketch con sus alumnos, que se convertían en actores y debían hablar todo el tiempo en inglés. Los hacíamos en la Biblioteca Sarmiento y el último, que fue grande porque participaron todos los niveles, lo hicimos en el salón de actos de la Escuela Gervasio Méndez, y allí comenzamos a filmarlos”.
“Era una técnica de estudio. Me interesaba encontrar la manera de que los chicos disfrutaran aprendiendo....”
“Después un par de padres preguntaron si no viajábamos. Empezamos a averiguar y el
primer año lo hicimos con una agencia que nos organizó todo, para después ser yo quien desarrolla el programa. Durante muchos años fuimos al sur de Inglaterra, sobre el Canal de la Mancha y hace 17 años empezamos a ir a Londres”.
“Con los viajes se evoluciona en la comprensión auditiva y en conversación. Vamos a casas de familia, que son una fuente de aprendizaje muy importante. Y estos viajes están abiertos a alumnos otras academias de la ciudad y la zona; viajan chicos de Larroque, Urdinarrain, Gilbert, Basavilbaso, Paraná, Diamante, Concordia y de un colegio de Buenos Aires con el que tenemos un convenio”.
“También hacemos recorridos por la ciudad, relacionados con la historia de Gualeguaychú. Los llevamos al centro histórico, al corsódromo, los museos, al Teatro Gualeguaychú... Y por la cantidad de tareas extracurriculares que hacemos nos eligió el Sedes Sapientiae, para que sus alumnos del profesorado de inglés participen de nuestras actividades como prácticas docentes”.
Pese a todo lo que hay hoy a disposición para estudiar, Liliana no teme “que los profesores alguna vez vayamos a ser innecesarios. Hay programas espectaculares, pero no se puede aprender todo de una aplicación”, dijo segura.
-¿Cuando alguien viene a estudiar, lo hace por el colegio, el trabajo, para viajar...?
“Cuando puse aquel primer aviso, el adulto que vino quería estudiar para viajar. Durante un tiempo tuve personas que podían hacerlo, a pesar de no ser tan común. Hoy hay muchos chicos que quieren viajar al exterior para tener mejores oportunidades laborales. Pero para ser profesional y tener buenas oportunidades, tenés que haber aprendido inglés durante muchos años y de eso, se ocupan los padres”.
Liliana diferenció a quienes vienen por sí mismos de los que lo hacen “porque los mandan”, y reconoció el trabajo de su gente.
“Tengo un equipo de trabajo espectacular y cada profe ha dejado algo importante en el Instituto, cosas que se les han ocurrido a ellas”.
También han aportado, es justo decirlo, Guillermina, Joaquín, Laureana y Paulina, sus hijos. Y su esposo Ricardo.
“Nosotros utilizamos una plataforma educativa que nos mantiene en contacto con el alumno y con sus padres. Si el alumno faltó, recibe explicaciones en videos que puede ver en el teléfono. Tenemos la parte tecnológica aceitada al servicio de la educación, para mantenerlos conectados en el tiempo que pasan sin venir a clase”.
- Dijiste “el docente no va a desaparecer”, pero sí puede jubilarse. ¿Pensás en el retiro?
“Me gustaría, porque teniendo hijos y nietos fuera del país, querría disponer de tiempo para verlos. Sé que me gustaría hacer algo relacionado con el inglés, pero no sé si seguir teniendo toda la responsabilidad del instituto. Sé que en algún momento tendré que delegar y desde hace unos años, me estoy dando el lujo de dar clases un día a la semana. Pero siendo la responsable, tengo que estar en el Instituto, por cualquier situación que se dé”.
Y casi a modo de respuesta, dijo “a lo viajes los disfruto mucho. Digamos que me veo haciendo lo que me gusta hacer: viajar, contactar gente, todo lo que rejuvenece la mente....”
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